Triduo en Honor de Dios Padre, 3 de 3, espiritu de hijos

* Cada amor engendra una forma de desear; y cada deseo, un modo de unión; y cada tipo de unión trae un fruto peculiar.

* El amor mundano trae deseos mundanos; uniones falsas porque son egoístas; frutos de discusión, rapacidad y agresividad, y finalmente: MUERTE.

* El amor de Dios, que es el Espíritu Santo, trae un deseo de crear bien, o sea, de servir. Y el deseo de servir trae unidad en la comunión de gracia y de conocimiento de cristo. Y la comunión en cristo trae como fruto redención y VIDA.

Clamor al Espiritu Santo

Clamor al Espíritu Santo

Por: Fr. Nelson Medina, O.P.
para Pentecostés 2012
.

Espíritu anterior
a mi pregunta sobre ti;
Espíritu posterior
al último cansancio,
y a la penúltima arrogancia.

Espíritu que fascinas mi mente,
y la embriagas con palabras
que el diccionario no alcanza a aprender.

Ágil sobre todo agilidad;
nadie puede presumir de sí propio
sin que tú le regales una voz;
nadie te insulta sin primero cargar la deuda
de haber recibido vida y fuerza de ti.

Eres el Santo.
Eres el asombro perpetuo de los Ángeles.
La Humildad aprendió de ti su propio nombre,
y la Grandeza, en rubor de confusión,
se prosterna ante la inmensidad de tu ser,
que no envejece.

Nada te roza;
y Tú todo lo penetras.
Inescrutable en tu ser,
sabes los secretos de todos,
y por eso con dulce compasión
le das razones
al que no sabe razonar su propia vida.

Espíritu Majestuoso,
nadie te abarca;
nadie tiene asomo de idea
de lo que significaría conocer
la extensión de una palabra
que sirviera de entrada a tu misterio.

Ni siquiera el silencio te iguala,
porque no hay oquedad que tú no colmes.
Si el universo pudiera vaciarse de sí mismo
y si en tal abismo pudiera un alma pura
llamarte con verdad,
ese gemido no sería suyo sino tuyo,
porque sólo Tú sabes orar.

De alguien sé, que conoció tu obra
como nadie, ni antes ni después,
la ha conocido.
Creatura, por designio del Padre;
Madre, por obediencia del Hijo,
es tu Sagrario vivo, Espíritu Divino;
Morada es de tu Luz,
Escondite de tu Gracia,
Casa humilde pero muy digna de tu sonrisa,
de tu amor y tu perfume.

Dile a Ella que vuelva su mirada
sobre la Iglesia que gime y que clama,
que sufre y que aguarda,
que confía mientras solloza,
y alaba entre angustias de persecución
y dulces consuelos de lo alto.

Dile a Ella que ore con nosotros,
y por nosotros.

Y luego escucha su oración,
y danos Pentecostés.

Por favor. Por piedad.

Amén.

Madurez en el Espiritu, 5 de 5, Tu necesitas del Espiritu

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 5 de 5: Tú necesitas del Espíritu

El Espíritu Santo es el fruto por excelencia del sacrificio de Cristo en su cruz. por eso mismo, el Espíritu trae todo el sabor, al esencia misma de su amor y de su entrega “extrema.”

A veces creemos que nos conocemos y que sabemos lo que es mejor para nosotros. A veces creemos que podemos decidir sobre nuestras vidas con autonomía tan grande que basta con proponerse las cosas para lograrlas. Es un poco el mensaje que se vende en la literatura de “auto-superación.”

Pero, aunque es saludable tener un pensamiento “positivo” y una actitud optimista, lo que en realidad sabemos de nosotros es como una lamparita en medio de un océano de ignorancia. San Agustín decía que Dios está más dentro de mí que yo mismo.

Fiarse del Espíritu es darle a Dios la oportunidad de hacer sus obras a su tamaño y a su placer. No podemos ganar más que cuando lo perdemos todo por Él.

* * *

Cuaresma 2012, 1 de 3, Oracion que da vida

[Retiro de Cuaresma, 2012, para la Comunidad Hispana en Lafayette, Louisiana.]

Tema 1 de 3: Oración que da vida.

* En el hermoso relato simbólico de la creación del hombre, Dios da de su propio espíritu a su creatura. Ello refleja la vocación más propia nuestra: tener la vida de Dios y vivir próximos a Él.

* El Apocalipsis, capítulo 3, nos advierte que hay personas que “tienen nombre de vivo, pero están muertas.” Pero Joel 3 nos cuenta que “después de todo” Dios puede dar con abundancia su Espíritu “sobre toda carne.” En ese Espíritu es posible una vida nueva.

Educacion Catolica, 013

El Dador de Vida

14. ¿Y qué es lo “mandado” por Jesús? Como una orden es: “Id a hacer discípulos y a Bautizar, enseñándoles a guardar lo que os he mandado”. Y como un envío o regalo es: guardar principalmente al Espíritu Santo, el cual Él nos ha dado en cumplimiento de la promesa del Padre; don que ha conseguido para nosotros sus hijos discípulos, a precio de su sangre.

Todos los dones del Bautismo se desprenden del don de dones que es el Espíritu Santo. Es más, la misma Iglesia, los Sacramentos y la Doctrina son obra y gracia del Espíritu de Dios. Por ello la Escritura nos recomienda:

“Guardaos de entristecer al Espíritu Santo de Dios, en el cual habéis sido sellados para el día de la redención” (Ef 4, 30; cf. Is 63. 10).

En efecto, el fiel y el discípulo han sido sellados por Dios y en Dios por los Sacramentos para actualizar la Redención. Sin la presencia del Espíritu Santo -el cual puede estar “cerca y junto”, o “en” el fiel y el discípulo3-, ninguna educación y enseñanza tienen sentido trascendente y real.

Por tanto es una necesidad apremiante el suplicar al Padre Bueno el don del Espíritu, pues sin Él nada tiene sentido. Sin Él que es “Dador de Vida”, estamos muertos en el alma y sumidos en la ignorancia y la corrupción. Él es el propósito y el sostén de toda educación y enseñanza verdaderas. La educación católica consiste básicamente en la petición a Dios de su Espíritu y en cultivar sus mociones. Esto se debe hacer a diario y en todo lugar.

[Texto original de Juan de Jesús y María.]

Renueva la Uncion, 2 de 4: Obra del Espiritu

Renueva la Unción. Retiro con Servidores de Grupos de Oración en Lima. Enero de 2012. Tema 2: Obra del Espíritu.

* El Espíritu es BÁLSAMO: medicina, alivio, descanso.

* El Espíritu es FUERZA de Dios: para resistir las persecuciones antiguas y modernas (como el aislamiento y el ridículo), y para atreverse a invitar en dirección a Cristo.

* El Espíritu es AROMA, que va con nosotros. El cristiano no espera que haya un “buen ambiente” sino que lo lleva consigo.

Renueva la Uncion, 1 de 4: Crisma

Renueva la Unción. Retiro con Servidores de Grupos de Oración en Lima. Enero de 2012. Tema 1: Crisma.

* Jesús es el “Cristo,” palabra que significa: “Ungido.” Su unción (“crisma”) es el Espíritu. Nosotros somos también “cristos” en el Cristo.

* Catequesis sobre el uso de diversos aceites en los sacramentos: la Iglesia conoce el Santo Crisma (abreviado, SC), el Oleo de los Enfermos (abreviado, OI), y el Oleo de los Catecúmenos (abreviado, OC). Además, existe el aceite bendito, usado como sacramental.

* Hemos recibido la unción de Cristo en el bautismo, y la confirmación. Nuestro propósito es renovar y avivar esa unción.

Experiencia del Espiritu en la Vida Consagrada

* Puede verse al Antiguo testamento como un largo “noviciado” que conduce al conocimiento de sí mismo. Finalmente el pueblo elegido deja de echar culpas a otros y descubre su miseria. Pero no para cinismo o desesperación sino para conversión que lleva a la humildad y a la esperanza. Tal es el terreno en que puede comprenderse el lenguaje de una “Nueva Alianza” y de una “Nueva Ley” escrita, ya no afuera sino adentro, de modo que el corazón busca el bien con el ardor y las fuerzas de Dios.

* En la Iglesia todo es don (carisma), y esto incluye lo que a veces se llama el aspecto “institucional” o “eclesiástico.” Es pésima eclesiología imaginar que lo carismático se limita a lo extraordinario que viene desde fuera a caer sobre una organización esencialmente humana que tendría la tarea (y el derecho) de organizarse a sí misma distribuyendo el poder según las conveniencias o la ideología reinante en el momento. La sana eclesiología ver en la jerarquía un regalo constitutivo del ser de la Iglesia, y por tanto no reconoce una oposición entre institución y carisma.

* Cada carisma es como un manantial en el corazón. Pero los fundadores han recibido más que eso: su carisma les lleva a reconocer, convocar y despertar manantiales en otros. La meta en la persona consagrada es que se pueda decir de nosotros lo equivalente a lo que se dijo de Luis Bertrán: si desapareciera la Orden Dominicana, podría renacer, tal como la conocemos, a partir de este hombre.

Gente de Espiritu, 2 de 5, El hombre espiritual

Gente de Espíritu: Retiro Espiritual para Coordinadores de la Renovación Carismática Católica en Lima, Perú. Tema 2: El hombre espiritual.

* Los cinco grandes descubrimientos que abren la puerto a este nuevo enfoque son: (1) Sí hay un Dios, y sí tiene un plan para mí. (2) Yo me he apartado de ese plan, con lo cual he cometido pecado. (3) Por mis solas fuerzas no puedo retornar al camino que Dios había querido para mí. (4) Por pura compasión y gracia, Dios ha enviado a su Hijo como mi salvador. (5) Le abro la puerto a la salvación de Jesús acogiendo con fe su misericordia y sus promesas.

* Entonces lo primero que cambia en el hombre espiritual es la noción de JUSTICIA. Lo “justo” es lo que Dios ha querido. Recibir la “justificación” es dejar de justificarse uno (con excusas) para ser, más bien, conducido a la verdadera justicia, esto es, a lo justo, querido por Dios.

* Mi FELICIDAD es que reine Cristo en mí, habiendo derribado al yo insaciable y tirano. Es mejor para mí que reine Cristo a que reine yo.

* Mi PRÓJIMO lo descubro, no en línea horizontal, como pura relación entre seres humanos, sino en línea triangular: es prójimo mío aquel que también ha sido amado y redimido por Cristo, independientemente de simpatías, antipatías, conveniencias o utilidades.

* La SOLEDAD ya no es aislamiento, pues nunca en realidad estoy completamenter solo. Mi soledad es encuentro con el Señor, y es ocasión de escucha y crecimiento.

* Y la MUERTE no es derrota ni absurdo, sino puerta para el encuentro decisivo y definitivo con mi Señor.

Espiritu de Dios y Sangre de Cristo

Espíritu de Dios y Sangre de Cristo

1. Necesidad del Espíritu

* Partimos del tiempo que los hebreos vivieron en Egipto. Faraón es un rey que es considerado como un dios. Pero su manera de ser dios hace que él trate a los hebreos como recursos reemplazables, prácticamente en el mismo plano de los ganados o las cosechas. Faraón es el ejemplo típico del dios egoísta, sanguinario, que se alimenta de sus súbditos y termina ofreciéndoles como pago la muerte.

* El Dios verdadero, YHWH, libera a su pueblo por mano de Moisés. Y para preservar la libertad recién adquirida, les da como regalo una Alianza, es decir: se asocia con ellos y los separa de los dioses muertos que además traen la muerte, como ya ellos lo habían experimentado en Egipto. El primer mandamiento, fuente de todos los otros, es ante todo un modo de recordarles lo que vale la libertad y cómo han de mantenerse libres de todo afecto o culto a los dioses falsos.

* Pero los solos mandamientos no bastan. El ser humano, por su condición temporal, se aleja sin remedio de sus recuerdos, que cada vez despiertan menos entusiasmo. Mientras tanto, las tensiones y tentaciones del presente invitan a una actitud pragmática que sólo busca “lo que funcione.” Así la fe se debilita y quiebra, como sucedió a los israelitas en el Antiguo Testamento. Y aunque los profetas trataban de mantener despierto el corazón, al final resultó más fácil deshacerse de los profetas que acoger su mensaje.

* Pero algo sí quedó de la palabra profética: la conciencia de que no bastaba con tener una ley escrita afuera. Se necesitaba y se necesita una ley interior; algo que nos dé no sólo el conocer lo que Dios quiere sino el quererlo. Tal es la necesidad del Espíritu que todos tenemos.

2. Necesidad de la Sangre

* Toda transformación o cambio implica sacrificio, y todo sacrificio es proporcional al cambio que se anhela. Un cambio verdaderamente radical implica una donación verdaderamente radical, es decir, la donación misma de la vida, de la sangre.

* Cuando las cosas llegaron a un extremo, en la época de los israelitas en Egipto, el Faraón tuvo que aprender a la fuerza que no basta con declararse dios para serlo. La última y más terrible de las plagas, la de la muerte de los primogénitos, viene a ser un castigo pero sobre todo una señal que apunta hacia la verdad de Dios, y el engaño del ídolo homicida, o sea, el Faraón mismo.

* Pero en los hogares de Israel no mueren seres humanos. Dios les ordena que sacrifiquen un cordero. Este es un sacrificio “vicario,” es decir, un sacrificio “en-reemplazo-de.” Ese corderito muestra de qué los ha librado Dios. La víctima inocente hace visible el rescate que ellos han recibido del amor y el poder de Dios.

3. Donación de la Sangre

* El cordero pascual, sin embargo, no salva a los hebreos de la ingratitud propia del olvido, y por eso tampoco salva del pragmatismo que quiere encontrar recetas y atajos que mejoren mágicamente al presente. La repetición del antiguo sacrificio no mejora al sacrificio.

* Viene entonces el Cordero de Dios, Cristo Jesús, nuestro Señor, y en la ofrenda de su Sangre nos permite exclamar lo que dijo Santa Catalina de Siena: “Yo soy el ladrón y Tú el ajusticiado.” El infinito valor de esa Sangre se convierte en misil de amor que rompe nuestras mentiras, denuncia nuestros pecados, y a la vez anuncia la misericordia perdonadora de Dios. En verdad, este es el sacrificio que sí cambia radicalmente nuestra relación con Dios.

4. Donación del Espíritu

* Quitado el obstáculo del pecado, que nos separaba de Dios, fluye ahora el río de Dios, el don de su Espíritu, como regalo del Resucitado a su amada Esposa, la Iglesia.

* La principal obra del Espíritu es hacer que el bien sepa bueno. La Ley Nueva es nueva sobre todo porque ha hecho nuevo al sujeto llamado a vivirla y cumplirla, es decir, al cristiano. El bien ya no es una obligación externa contra la cual se rebela nuestro ser, sino una necesidad interna que nace desde más allá de nosotros mismos, en el correr de las acequias que alegra la Ciudad de Dios, como dice el Salmo.

5. El Espíritu y la Sangre

* Lavados en la Sangre Santísima del Cordero, y renovados en el Espíritu de Amor, somos ahora instrumentos de su gloria, de modo que el Espíritu canta en nosotros su melodía y anuncia desde nosotros el poder y el amor del Altísimo.