Día del Niño por Nacer, en Santa Cruz, Bolivia

“La conmemoración es organizada por la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Familiar y consta de diversas actividades entre las que se cuenta un repique de campanas en la Catedral, una Eucaristía especial a las siete de la tarde y un acto posterior a la Santa Misa en la cual se encenderán velas y faroles en el atrio de la Catedral para pedir el respeto del derecho a la vida de todas las personas desde el momento de la concepción. La celebración culminará con el rezo del Santo Rosario con este mismo fin y en honor del misterio de la Anunciación, que marca la Encarnación de Jesucristo en el vientre de la Santísima Virgen…”

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¿Desconectar a una persona en cuidados intensivos implica eutanasia?

Padre Nelson, mi familia está viviendo una situación muy difícil. Una tía mía, muy mayor, está en cuidados intensivos hace ya bastantes días. Su condición es estable pero los médicos han sido claros en decir que está con muerte cerebral total y que en realidad son los aparatos de respiración y demás los que la mantienen viva, de modo que han pedido que se reúna la familia y decida si se procede a desconectarla. Pero, ¿eso no es eutanasia, lo que prohíbe la Iglesia? Gracias por su enseñanza. –F.G.H.

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Ante todo, me uno al dolor que ustedes deben estar padeciendo al ver a una persona tan cercana en esa condición.

La Iglesia distingue muy bien tres situaciones que son semejantes pero bien diferentes: (1) Cuidados paliativos; (2) Encarnizamiento terapéutico; (3) Eutanasia o suicidio asistido.

Los cuidados paliativos son el conjunto de recursos que ofrece la medicina moderna para hacer más soportables condiciones de sufrimiento físico o moral, ofrecer las mejores posibilidades de recuperación si ello es todavía posible, y mejorar en general la calidad de vida de un enfermo que, por todas las indicaciones, se encuentra en la última fase de su vida mortal. Estos cuidados incluyen de modo muy importante la llamada “clínica del dolor” es decir, el uso dosificado pero en general creciente de anestésicos que permitan sobrellevar cuadros de malestar físico y dolor que sería insoportable. Al respecto, la medicina actual ha evolucionado mucho. Aunque algunas de estas tecnologías médicas puedan apresurar el deceso del paciente, la intención no es causar la muerte sino llevar el último tramo de la vida de la mejor y más humana forma posible; por consiguientes e aplica en este caso el principio moral que se llama del “doble efecto”: una práctica puede tener más de una consecuencia; pero se realiza no por los efectos no deseados, como en este caso que la muerte suceda un poco antes, sino por el efecto deseado: la calidad de vida restante.

El encarnizamiento terapéutico es una situación distinta. Cuando absolutamente toda esperanza de recuperar la conciencia, y todo trazo de vida cerebral ha desaparecido sin posibilidad de retorno, mantener una especie de vida artificial en todo dependiente de unos aparatos sofisticados ya no corresponde ni a la dignidad del paciente ni al proceso emocional de sus parientes o relacionados. Si se pretendiera continuar esa situación indefinidamente, con el único resultado de tener un cuerpo que respira y por el que circula sangre, tendríamos que hablar de encarnizamiento terapéutico, y no es algo que la Iglesia Católica pida a nadie. Hay que tener cuidado, sin embargo, porque no basta lo que se suele llamar “estado de coma” para declarar que la persona puede legítimamente ser desconectada de los aparatos que le permiten vivir. Hay noticias, incluso recientes, sobre casos de personas que han pasado años en coma y luego despiertan. Para que estemos en el caso moral aquí descrito tendría que darse una muerte cerebral completa, de modo que el cerebro ni siquiera envíe a los pulmones la señal de la respiración, pues se considera que ese intercambio de señales nerviosas pertenece a los estratos más profundos de la actividad cerebral.

Tanto la eutanasia como el suicidio asistido suponen, en cambio, una intervención médica que efectivamente procura la muerte de una persona que, sin esa intervención podría vivir, incluso con cierta calidad. La experiencia ha mostrado que las leyes de eutanasia, lo mismo que otras leyes inmorales, se introducen siempre como respuesta a casos emocionalmente extremos. Al poco tiempo, las condiciones ser van ampliando hasta llegar a lo que hay en Suiza, Holanda y otros sitios: muerte a la carta. Por supuesto, esto es moralmente reprobable y así lo ha declarado la Iglesia.

Dios bendiga tu familia y todas las familias de los pacientes en grave condición.

Uruguay da golpe al sofisma de que la mujer es dueña del bebé en gestación

“Por primera vez desde la promulgación de Ley 18.987 de Interrupción Voluntaria del Embarazo, una resolución judicial que sin dudas sienta un precedente en Uruguay, impide a una mujer abortar. La joven quedó embarazada en el marco de una relación de pareja, según informó el portal Uy.press, y comenzó las gestiones para abortar el bebe. La sentencia consigna que si bien las partes no conforman «una pareja con las connotaciones propias del concubinato», el padre manifestó su voluntad de hacerse cargo de su hijo a partir de la concepción «independientemente de que la madre esté dispuesta a ejercer su rol»…”

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Muere, católica y provida, la mujer que, mintiendo, legalizó el aborto en EEUU

“Para legalizar el aborto libre en Estados Unidos, los activistas pro-aborto necesitaban un caso límite, emotivo, de una mujer violada. Usaron a Norma, ella dijo que había sido violada, emocionaron al país… y desde entonces 50 millones de bebés fueron abortados legalmente, sin protección alguna. Aunque luego Norma admitiría que había mentido y que no fue violada, ya no había vuelta atrás…”

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Francia: La libertad de expresión no llega al aborto

“La Turquía de Erdogan tiene el récord de medios de prensa cerrados, acusados de desinformación por no seguir la línea oficial islamista. Ahora también el gobierno francés está descubriendo las ventajas de echar mano de la ley para cerrar las webs que dan una información que se aparta de la doctrina oficial. En este caso, sobre el aborto…”

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Cientos de chilenos se levantan contra el totalitarismo abortista

“Cientos de personas, entre médicos, estudiantes, enfermeras y otros, realizaron un nuevo acto por la vida frente al Palacio La Moneda, en Santiago de Chile, para manifestar su total rechazo al proyecto de ley de aborto que se discute en el Parlamento, el que además, expresaron, vulnerará los derechos constitucionales de los profesionales. La médico y vocera María Esther Goldsack enfatizó que con la ley «será vulnerada en primer lugar la vida, luego habrá una discriminación en el empleo, la educación, las carreras y la elección de la especialidad. Nuestra objeción de conciencia no podrá ser invocada ante la “prestación de salud” (aborto), en la enseñanza, ni en la preparación de profesionales»…”

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Cuando el hijo nace del amor

“Un hijo puede nacer o porque se quieren sus padres, o sólo porque lo quieren sus padres, o sin quererlo sus padres. Esta serie de posibilidades (existen más) pueden ayudarnos a comprender un poco cuál sea la mejor manera de que nazcan los hijos, y por qué la fecundación artificial no es éticamente correcta…”

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Semblanza de un sacerdote coherente y valiente

“Fue un luchador de la Fe que nos animó a defenderla con palabras, pero también con hechos y sin dejarnos amedrentar por las consecuencias. “Tal como están las cosas una persona que no tiene siquiera una denuncia ante el INADI debería inspirarnos desconfianza”. “¿Qué es más importante para un colegio católico, ser fiel a su identidad o evitar la demanda del profesor homosexual cesanteado?”. Destacó reiteradamente que “la reingeniería social antinatural que intentan imponer tiene un único escollo: la religión cristiana” y describió acabadamente las nuevas formas de espiritualidad con que intentan suplantarla. Denunció sin ningún temor a los financistas del Nuevo Orden y a las mesas de consenso que marcan la agenda de la ONU. Convirtió al boletín electrónico en una herramienta de combate. No redactaba noticias para que la gente sólo estuviera informada, advertía al desprevenido y exhortaba al militante…”

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Suicidio asistido en Holanda, lo proponen para personas cansadas

“Holanda legalizó la eutanasia en 2002, pero solo para terminales con sufrimiento insoportable. Como algunos vaticinaron, esa estricta indicación, se ha ido ensanchando hacia enfermos psiquiátricos y hacia niños incurables. La nueva propuesta, según ha matizado la ministra de Sanidad holandesa Edith Schippers, se limitará a los ancianos, donde más se da este supuesto. Pero tal limitación suena tan provisional como la del sufrimiento insoportable…”

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Palabra de hoy: Politización

Entendemos por “politización” el proceso que reduce una discusión ética a una controversia política. El efecto que sigue a esa traslación es la legitimación de posturas o propuestas de intervención social que ciertamente no resistirían análisis desde la escueta consideración de su estatuto ético.

La fuerza psicológica de la politización radica en la convicción, ampliamente compartida hoy, de que toda persona humana merece respeto. Esa actitud de respeto pronto se extiende a las opciones, gustos e ideas que cada persona tiene. Es fácil, en esta misma línea, considerar que si alguien—o más aún: un grupo dentro de la sociedad—tienen una determinada perspectiva o propuesta, su idea tiene “derecho” a existir dentro del conjunto de las múltiples opiniones que se dan en una sociedad pluralista y democrática.

Un efecto profundo de la politización es desplazar la atención pública desde el terreno de los principios y los argumentos hacia el terreno pragmático de los simples medios y estrategias. Tal vez el ejemplo más elocuente de este desplazamiento es lo sucedido desde hace décadas con el aborto voluntario. En el terreno de los argumentos no hay una sola posibilidad de demostrar que pueda ser éticamente lícito eliminar a un miembro inocente de la especie humana a quien se priva además de toda posibilidad de defensa. Los supuestos argumentos a favor de tal eliminación caen pronto en la contradicción y el ridículo, como cuando una funcionaria dijo en España que lo concebido por una mujer es un ser vivo pero no pertenece a la especie humana, con lo que ella misma forzó la pregunta obvia: ¿Entonces a qué especie pertenece el feto que crece en el vientre de una mujer?

Así pues, como esta clase de discusiones no puede ser ganada en el terreno de los principios y argumentos, entonces los defensores del crimen del aborto han usado repetidas veces dos recursos: la guerra semántica y la politización.

El primero de estos recursos es ya bastante conocido: no llamarse “pro-aborto” sino “pro-choice;” incluir al aborto dentro de algo llamado “derechos reproductivos de la mujer;” llamar “interrupción del embarazo” al asesinato de fetos humanos; todo ello, sin embargo, es sólo preparación para el otro recurso, la politización, que salta de los salones de debate al activismo en plena calle.

Lo que hace la politización es considerar en un mismo plano todas las opciones por el hecho accidental de que hay grupos de personas que apoyan esas diversas opciones. Como es de suponer, la politización es instrumento de uso de quienes buscan poder político. En un esquema sencillo el proceso se puede dar por ejemplo de la siguiente forma:

1. Identificación de un sector, numéricamente importante dentro de la sociedad, que desea un objetivo pero que no lo ha conseguido porque el código ético de buena parte de la misma sociedad y/o la legislación vigente lo impiden. Es la situación de décadas atrás en nuestros países. Al mencionado sector de la sociedad lo vamos a llamar “los posibles representados.” Para el caso del aborto, esos “posibles representados” son las mujeres que ven en un embarazo forzado o a destiempo una desgracia, o por lo menos, un obstáculo en su camino de realización personal.

2. Presentación selectiva de relatos de victimización de “los posibles representados,” con el propósito de introducir un fuerte componente emocional, y con ello, lograr perplejidad ética en amplios sectores de la población. Siguiendo con el ejemplo del aborto, la victimización típica presentará el drama de la pobre jovencita que ha sido violada, y que según el código ético y/o legal vigente, tendrá que seguir adelante con un embarazo traumático de principio y fin.

3. Uso sistemático de la transmutación semántica a que se ha aludido antes, de modo que “los posibles representados” empiecen a reconocerse efectivamente representados en los líderes políticos que suavizan la culpa y enfatizan los aspectos deseables, que ahora parecen francamente positivos: la interrupción del embarazo parece ser la puerta para una actitud de mayor respeto a los derechos de la mujer.

4. A medida que “los posibles representados” se sienten efectivamente representados—en lo cual tienen enorme importancia los medios de comunicación—el proceso de politización ha cumplido su primera y más difícil fase: ahora abortar no es un crimen sino un tema “controversial;” los que empujan hacia el aborto son personajes “polémicos;” el “debate” debe permanecer abierto, y la sociedad pluralista debe estar siempre dispuesta a acoger “todas las voces.” La politización consigue que nada sea claramente malo ni claramente bueno.

5. Cumplida esa primera parte, lo que sigue es la segunda fase, que es activismo puro y duro: labor de lobby; difusión de propaganda; multiplicación de presentaciones sofísticas con fachada de argumentos; manipulación de datos científicos; e incluso, si parece apropiado, trivialización del drama ético con la presencia escogida de algunas celebridades. Si todo resulta como lo desean los líderes del movimiento, el efecto de este activismo es la constitución de un bloque razonablemente solido, políticamente visible, socialmente respetable, que ya goza de cohesión, metas, publicaciones, páginas web y toda una maquinaria de marketing.

6. Si el propósito no se logra en un primer intento, el proceso puede siempre recomenzar desde el punto primero, con la identificación de nuevos sectores que pudieran interesarse en la misma causa. Para un movimiento político o un líder particular puede ser eventualmente necesario o conveniente cambiar de causa. En un caso así, se usará el lenguaje de un “nuevo” movimiento, o de una “renovación” profunda, o de una historia de “reinvención” personal.

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Dos anotaciones finales conviene hacer. Primera, los procesos de politización no están al alcance de todos. Por su naturaleza, aquí sumariamente descrita, requieren de grandes cantidades de dinero y de muy buenos (y costosos) directores de campaña. Esto significa que la politización es finalmente una inversión económica a gran escala, y que así la ven, sin duda, quienes inyectan dinero para asegurar cambios en la legislación y sobre todo en la opinión pública.

Segunda anotación: por su carácter invasivo y omnipresente, es notoriamente difícil luchar contra la politización. La gente se acostumbra a que en su entorno social hay gente a favor y en contra de casi de cualquier cosa: la pena de muerte, el llamado “matrimonio gay,” el aborto voluntario, la eutanasia, los cambios en los textos educativos, y muchas más cuestiones. A mediano y largo plazo, el efecto es brutalmente eficaz en su capacidad de borrar de la atención de la gente sobre si las cosas son buenas o malas: ya solo importa quién ganará la próxima elección, y si eso empuja o no mis gustos y los de la gente que me importa.

Los 10 consejos de una joven madre soltera ante un embarazo inesperado

“Muchas mujeres optan por seguir adelante con sus embarazos a pesar de la violación. Nory Camargo es colombiana, tiene 22 años y estudia en la universidad un grado en Comunicación social y Periodismo. Es madre soltera de un todavía bebé llamado Juan José. Ha condensado en el portal Catholic.net su experiencia ante un embarazo inesperado en una decena de recomendaciones para aquellas mujeres que pasen por la misma situación y que tengan tentaciones o sean presionadas para abortar a sus hijos…”

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¿Por qué han fallado tantas encuestas?

Me causa curiosidad que las encuestas hayan fallado en el Brexit, el plebiscito y en las elecciones de USA. No creo que sea una simple coincidencia.

Pienso que si bien pueden haber fallas en la metodología para definir la muestra de la población y su escogencia, con lo cual la estadística obviamente va a ser inexacta, también hay otros factores.

Uno de ellos es que ahora, gracias a Internet, los ciudadanos del común podemos estar más y mejor informados para tomar decisiones. Así, pudimos ver el veneno de la Ideología de Género que se había inoculado de manera ambigua en los acuerdos de La Habana.

También ha quedado patente, cómo varios periodistas pretenden manipularnos: directores de cadenas de radio menospreciando nuestro criterio para escoger el voto, titulares sensacionalistas. Ojalá se den cuenta pronto que la opinión en redes sociales y los documentos que se leen de primera mano en internet, muestran sus ridículos intereses.

Pienso que aquí hay una oportunidad para despertar, para formarse un criterio propio, para aprender más de cosas que están relacionadas con nuestra vida, nuestra familia.

No pierdas ese derecho a informarte, a debatir, a no tragar entero. Estos son tiempos de guerra contra la familia, contra la persona, y debemos ser soldados de la defensa de la cultura de la vida.

Saulo Medina Ferrer, Psicólogo Provida