Aprende a rezar el Viacrucis

via crucis
“Señor mío Jesucristo que nos invitas a tomar la Cruz y seguirte, caminando tú delante para darnos ejemplo: danos tu luz y tu gracia al meditar en este Vía Crucis tus pasos para saber y querer seguirte. Madre Dolorosa: inspíranos los sentimientos de amor con que acompañaste en este camino de amargura a tu Divino Hijo. Amén…” Click!

El Camino que el Padre eligio

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él” (Jn 3, 16-17). “Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros sino por los del mundo entero… Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en el Hijo; quien tiene al Hijo tiene la Vida” (1 Jn 2, 2; 5, 11-12).

El Padre Bueno da su Hijo al mundo en oblación para salvarlo del pecado y del demonio, realizando un sacrificio de amor inédito, logrando la libertad total del mundo cumpliendo con toda justicia; es decir, Dios liberó a las criaturas del imperio del mal por amor y por medio del amor, sin trasgredir el orden por Él establecido: Dios tomando sobre sí el pecado, el castigo y al autor del pecado renovó y reordenó lo que había caído en la corrupción, el caos y la confusión, recibió todo dolor transfigurando el sufrimiento y la muerte en vías hacia el cielo, y haciéndose uno con el pecado lo aniquiló con su indecible anonadación: “Seré tu muerte, oh muerte” (DEV 31). El Hijo de Dios es entregado como víctima de propiciación por nuestros pecados: “por Cristo, Dios nos ha reconciliado consigo” (2 Co 5, 18).

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Actualidad perenne de la Cruz

Enseñanza en dos partes.

(1) La Iglesia es a menudo atacada porque entra en conflicto con los intereses económicos de quienes hacen su lucro a través del turismo gay, la industria del aborto, la producción de métodos artificiales de anticoncepción, o incluso, a veces, los trámites de divorcio. Las propuestas de reconciliación y dominio propio no generan ingresos de dinero, y ello entra en conflicto con las pretensiones de algunos poderosos que entonces ven en la Iglesia un estorbo.

(2) La Cruz es un recordatorio continuo de la gravedad de la dolencia que aqueja al ser humano. Un remedio semejante indica claramente que nuestro NO a Dios, aunque sea sutil, dicho en voz baja o escondido a ojos del mundo, es siempre una tragedia. Llegar a conocerse es llegar a un horror sereno, a un abismo de confusión sin desesperación en el que brilla la paciencia inconmensurable de Dios.

Sobre el abandono de Cristo en la Cruz

Escuchamos la predica sobre la Meditación de Pasión # 7 , Jesus implora la presencia del Padre, que parece haberle abandonado… La pregunta es esta: ¿CUAL ES EL MOTIVO DE HABERLO ABANDONADO? ¿Porque Jesús se había hecho pecado, y donde hay pecado no está el Padre Dios? !!! Dios nos siga consintiendo con la predicas de la Meditación sobre la Pasión de Jesucristo y abriendo el entendimiento. –Piera.

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El abandono que experimenta Cristo en la Cruz es una participación voluntaria en la condición del ser humano herido por el pecado. Cristo se siente abandonado porque experimenta lo más amargo de la injusticia, que consiste en recibir males por bienes. El silencio del Padre ante esa injusticia produce la sensación de supremo desamparo.

Cristo experimentó el poder del pecado no como dueño de su alma, sino como agente de muerte que riega su veneno por todas partes y termina salpicando a los inocentes y frágiles. Es como el caso del niño maltratado: es inocente, pero experimenta el pecado porque recibe las consecuencias de los pecados de otros. Como Cristo quedó colmado y triturado por los pecados del mundo, todas las áreas de su ser fueron afectadas por esas consecuencias del pecado del mundo, hasta el punto que todo dentro de él fue lastimado y como fracturado por el pecado. Así como cuando un incendio hace que todo se vuelva fuego, sin importar si se trataba de papel, plástico o madera, así la devastación incendiaria del pecado del mundo hizo que todo se volviera “pecado” en Cristo sin que él sin embargo hubiera cometido pecado alguno. De nuevo ayuda a comprender esto la imagen del niño, por ejemplo, del abortado: todo su ser ha sido despedazado por la muerte y el pobre bebé ha sido convertido en muerte, sin haber matado a nadie, sino habiendo sido muerto él mismo. San Juan Bautista dijo que Cristo “quita el pecado del mundo.” Puede decirse que él quitó el pecado del mundo y se lo puso como vestido de irrisión e ignominia.

Estas consideraciones deben llevarnos a tomar con infinita seriedad e infinita gratitud la redención que hemos recibido por pura bondad divina.

Un abrazo de cuaresma, mirando ya con esperanza hacia la Pascua.

Sanidad y Santidad, 3 de 4

Retiro Espiritual con las Vírgenes Seglares Dominicas. Tema 3: La Cruz de Cristo, lugar de definitiva sanación.

A primera vista, la Cruz de Cristo es sólo un lugar de devastación, contradicción y destrucción. Sin embargo, ella es el lugar de la Verdad, del Amor, de la Victoria y de la genuina Unión. Por eso, toda sanación auténticamente cristiana pasa por el misterio de la Cruz, y de él se nutre.

Sin Jesus es imposible la Cruz

11. Sin Jesús es imposible para nosotros la Cruz, ni siquiera una astillita, ni siquiera una gotita de su Cáliz, somos capaces de cargar o beber. En la medida que el Espíritu Santo hace conciencia en nosotros de la magnitud del sacrificio divino, más y más crece la magnitud de la Cruz. Jesús se sometió al dolor y a la muerte no solamente para salvar al hombre, sino lo hizo por toda la Creación. Libertó a los seres angélicos1, a los hombres y al cosmos. Y lo hizo en los planos físico, moral y espiritual. Jesús en el hombre, en su humanidad, liberó a todas las criaturas.

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Nuestro bautismo y la Cruz de Jesus

10. “¿O ignoráis que cuantos hemos sido bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados para participar en su muerte?… Porque, si hemos sido injertados en Él por la semejanza de su muerte, también lo seremos por la de su resurrección. Pues sabemos que nuestro hombre viejo ha sido crucificado para que fuera destruido el cuerpo del pecado y ya no sirvamos al pecado. En efecto, el que muere queda absuelto de su pecado. Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos en Él” (Rm 6, 3-8).

Ésta es nuestra fe: por el bendito Bautismo hemos sido injertados en Jesús, en su Vida, su Pasión (su Cruz), su Muerte y su Resurrección, y por tanto se nos da la gracia de la capacidad para aceptar y amar su Cruz. Por el Bautismo formamos parte de la santa Iglesia de Cristo, nos hacemos hijos de Dios y templos del Espíritu Santo. El Bautismo es el sacramento de iniciación de la vida en el Espíritu de Dios para participar también -como un gran don- de la Cruz y Muerte del Redentor.

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