Morir con Cristo para resucitar con EL

6. Para lograr el fruto de la Cruz es menester morir para nosotros mismos, o sea, renunciar a nosotros mismos, lo cual es antecedente de la Cruz, para luego permanecer con Cristo crucificados; de tal manera que Él sea quien tenga vida en nosotros, y ya no vivamos para nosotros sino vivamos por Él, en Él y para Él, hechos uno con su fe, esperanza y caridad, siendo testigos de la obra que Él realiza con la colaboración nuestra. De esta manera nos convertimos en testigos de su acción, la cual no es obstaculizada por nuestro mal, puesto que la Cruz lo somete.

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Un Kerigma para Hoy (3 de 3)

El “kerigma,” primer anuncio de la fe, tiene dimensiones más profundas de las que se suelen mencionar. Tema 3 de 3: Alabanzas inesperadas. Si no obtengo la sanación que quería, o el trabajo que me merecía, o si no encuentro la pareja que anhelé, ¿es eso razón para no creer en el Dios-Amor?

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La Cruz Salvara al Mundo (2 de 2)

Parte 2 de 2: Un intento de lectura de la realidad de la Iglesia y de la sociedad en los últimos 50 años nos ayuda a descubrir dos cosas: el valor perenne del mensaje de la Cruz, y la complejidad de las preguntas que requieren una respuesta desde el Evangelio. Tanto una postura integrista como una postura relativista resultan claramente insuficientes.

La Cruz Salvara al Mundo (1 de 2)

Parte 1 de 2: Un intento de lectura de la realidad de la Iglesia y de la sociedad en los últimos 50 años nos ayuda a descubrir dos cosas: el valor perenne del mensaje de la Cruz, y la complejidad de las preguntas que requieren una respuesta desde el Evangelio. Tanto una postura integrista como una postura relativista resultan claramente insuficientes.