Las tres fases del verdadero discipulado.
Propositos
¡Eres tan joven! -Me pareces un barco que emprende la marcha. -Esa ligera desviación de ahora, si no la corriges, hará que al final no llegues a puerto.
Haz pocos propósitos. -Haz propósitos concretos. -Y cúmplelos con la ayuda de Dios.
¡Mañana!: alguna vez es prudencia; muchas veces es el adverbio de los vencidos.
Haz este propósito determinado y firme: acordarte, cuando te den honras y alabanzas, de aquello que te avergüenza y sonroja. Esto es tuyo; la alabanza y la gloria, de Dios.
Pórtate bien “ahora”, sin acordarte de “ayer”, que ya pasó, y sin preocuparte de “mañana”, que no sabes si llegará para ti.
Presencia de Dios, 1 de 4, Introduccion
* No puede irradiarse lo que no arde dentro. Sólo el cultivo de la comunión con Dios hace fecunda la vida.
* En Marcos 3,14 se describe la cercanía de los discípulos con Cristo. Ellos son los que “están con él.” Y están con él ante todo para ser instruidos por él.
* El espacio de la presencia es el espacio de la Palabra.
Un camino de penitencia abierto a todos
Si el grano de trigo no muere queda infecundo. -¿No quieres ser grano de trigo, morir por la mortificación, y dar espigas bien granadas? -¡Que Jesús bendiga tu trigal!
¡Cuántos que se dejarían enclavar en una cruz, ante la mirada atónita de millares de espectadores, no saben sufrir cristianamente los alfilerazos de cada día! -Piensa, entonces, qué es lo más heroico.
El minuto heroico. -Es la hora, en punto, de levantarte. Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y… ¡arriba! -El minuto heroico: ahí tienes una mortificación que fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza.
Todo un programa, para cursar con aprovechamiento la asignatura del dolor, nos da el Apóstol: “spe gaudentes” -por la esperanza, contentos, “in tribulatione patientes” -sufridos, en la tribulación, “orationi instantes” -en la oración, continuos.
Expiación: ésta es la senda que lleva a la Vida.
Entierra con la penitencia, en el hoyo profundo que abra tu humildad, tus negligencias, ofensas y pecados. -Así entierra el labrador, al pie del árbol que los produjo, frutos podridos, ramillas secas y hojas caducas. -Y lo que era estéril, mejor, lo que era perjudicial, contribuye eficazmente a una nueva fecundidad. Aprende a sacar, de las caídas, impulso: de la muerte, vida.
Ciencia de la Cruz, 2 de 4, Lo contradictorio
Serie de predicaciones con las Monjas del Monasterio de Carmelitas Descalzas de Santa Fe, en Argentina.
Tema 2 de 4: Lo contradictorio
* Si lo inevitable nos revela nuestros límites, puede en cambio decirse que son las contradicciones las que nos revelan que, aun dentro de los límites de lo posible, no podemos conseguir todo lo que quisiéramos. Una contradicción es un “NO” que se planta frente a nosotros, y que nos incomoda, frustra o enoja.
* La contradicción de nuestra inteligencia sucede cuando encontramos opiniones opuestas, o más todavía, cuando debemos admitir que estábamos equivocados. Hay algo positivo: así aprendemos una nueva verdad.
* La contradicción de la voluntad, en cuanto motor de proyectos y planes, suele generar disgusto e ira. pero podemos aprender esto: que nuestra voluntad cuando todo le sale bien no puede estar segura de coincidir con la voluntad divina; cuando halla oposición, sí que sabe que hace caso a Dios. En esto no interesa qué motivaciones tengan las mediaciones humanas.
* La contradicción de la voluntad, en cuanto capacidad amatoria y lugar de afecto, suele engendrar tristeza, pero una cosa es cierta: que lo que finalmente entristece no es el amar sino la expectativa de ser amado; por eso es posible superar este tipo de contradicción por la ampliación de la capacidad, pureza y manera de amar.
* La contradicción de la memoria es el llamado que hace Dios a la amada del Rey: “Escucha, hija, mira, inclina el oído; olvida tu pueblo y la casa paterna.” Pero ese olvido va unido a una certeza y una promesa: “Prendado está el rey de tu belleza… a cambio de tus padres tendrás hijos.”
Madurez en el servicio a Dios
Tiempo de reflexión con el grupo de servidores de La Mansión, en Santa Cruz.
* Las fantasías de la infancia o las rebeldías de la juventud dan paso a la madurez propia de la edad adulta. Es un esquema que ayuda a entender muchas cosas: uno tiende primero a idealizar, luego a criticar y sólo al final va adquiriendo una perspectiva más completa y equilibrada.
* En nuestros grupos y comunidades sucede lo mismo: podemos pasar del entusiasmo al total desánimo. sería grave error quedarse en ese punto bajo; o tomar de él ocasión para hacerse a un lado. Lo cierto es que adonde quiera que vayamos encontraremos humanidad, y con ella, los mismos o semejantes pecados a los que ya conocemos y probablemente llevamos dentro.
* La opción verdaderamente sana es entrar en el camino que se ve en alguien como el apóstol Pedro: arrepentimiento, conocimiento de sí mismo, nueva profesión de fe, nuevo testimonio de amor.
* En esto conviene saber de qué áreas suelen venir los conflictos en los grupos. Son precisamente las áreas que los religiosos han querido cuidar, sanar y santificar a través de sus votos de pobreza, castidad y obediencia.
* Así pues, el uso de los recursos, el mundo de los afectos y los procesos de toma de decisiones son las áreas en las que han de poner especial cuidado nuestras comunidades para avanzar en su proceso de conversión.
ESCUCHA, Breve Curso sobre la Fe, 8 de 8, Crecer en la fe
Curso ofrecido a las Dominicas del Monasterio de Lerma, España, en Junio de 2012, con motivo del Año de la Fe promulgado por el Papa Benedicto XVI.
8. Caminos de crecimiento en la fe
8.1 Oración: “Señor, aumenta mi fe.” “Señor, que vea”
8.2 Escucha de la Palabra (“La fe viene de escuchar” – Romanos 10)
8.3 La liturgia y los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confesión
8.4 La fe crece al ponerla en práctica (Mateo 7)
8.5 La fe se afianza recibiendo testimonio en la propia comunidad
8.6 La fe se amplía al contacto con las vidas de los santos
8.7 La fe se purifica y consolida con el estudio, si es humilde y en comunión con la Iglesia
8.8 La fe se consolida en la victoria sobre la tentación
8.9 La fe se robustece compartiéndola en la evangelización
8.10 Leer el paso de Dios en la propia historia
ESCUCHA, Breve Curso sobre la Fe, 7 de 8, Enemigos sutiles de la fe
Curso ofrecido a las Dominicas del Monasterio de Lerma, España, en Junio de 2012, con motivo del Año de la Fe promulgado por el Papa Benedicto XVI.
7. Enemigos sutiles de la fe
7.1 Las “películas”: lo que uno supone que sería “normal” para uno
7.2 Los “derechos”: el intento de asegurar un mínimo de retorno a la inversión
7.3 Las comparaciones con el bueno y con el malo
7.4 La rutina, la costumbre, la fe “sociológica”
7.5 La comodidad, el área de confort.
ESCUCHA, Breve Curso sobre la Fe, 6 de 8, Amenazas a la fe
Curso ofrecido a las Dominicas del Monasterio de Lerma, España, en Junio de 2012, con motivo del Año de la Fe promulgado por el Papa Benedicto XVI.
6. Amenazas contra la fe
6.1 Autoexclusión (la “mala suerte;” el poder del pasado)
6.2 Propia cobardía, incoherencia, impenitencia, curiosidad, descuido
6.3 Antitestimonios no digeridos
6.4 Eventos trágicos no asimilados
6.5 Confusión doctrinal: falso ecumenismo, super-simplificación (“al fin y al cabo todo va a lo mismo”), tolerancia sin discernimiento, engañosa paz social
6.6 Los partidos y facciones en la comunidad
6.7 Los “ismos”: ateísmo, agnosticismo, sincretismo, panteísmo, subjetivismo, psicologismo, irenismo
ESCUCHA, Breve Curso sobre la Fe, 5 de 8, Falsificaciones de la fe
Curso ofrecido a las Dominicas del Monasterio de Lerma, España, en Junio de 2012, con motivo del Año de la Fe promulgado por el Papa Benedicto XVI.
5. Falsificaciones de la fe
5.1 Convicción subjetiva
5.2 Energía / pensamiento positivo
5.3 Negación de la realidad (“Hagamos de cuenta…”)
5.4 Esquema plausible y racional
5.5 Activismo y búsqueda de relevancia social
5.6 Espiritualismo y sobrenaturalismo
5.7 Fanatismo
ESCUCHA, Breve Curso sobre la Fe, 4 de 8, Una fe madura
Curso ofrecido a las Dominicas del Monasterio de Lerma, España, en Junio de 2012, con motivo del Año de la Fe promulgado por el Papa Benedicto XVI.
4. Rostro de una fe madura
4.1 Firme, estable, perseverante
4.2 Gozosa, contagiosa, luminosa
4.3 Eclesial: situada y a la vez, universal
4.4 Integral, coherente, total
4.5 Profunda, cierta y correcta
4.6 “Obra por el amor”
4.7 Misionera y evangelizadora
Se te puede hablar?
“Pida que nunca quiera detenerme en lo fácil”. -Ya lo he pedido. Ahora falta que te empeñes en cumplir ese hermoso propósito.
Fe, alegría, optimismo. -Pero no la sandez de cerrar los ojos a la realidad.
¿Por qué esas variaciones de carácter? ¿Cuándo fijarás tu voluntad en algo? -Deja tu afición a las primeras piedras y pon tu voluntad en uno solo de tus proyectos.
No me seas tan… susceptible. -Te hieres por cualquier cosa. -Se hace necesario medir las palabras para hablar contigo del asunto más insignificante. No te molestes si te digo que eres… insoportable. -Mientras no te corrijas, nunca serás útil.
Cuando la fe por fin madura
Predicación en el Congreso de Adoración de la Comunidad “Cristo Rey” de la Renovación Carismática en Bogotá, Colombia.
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El Capítulo 6 de San Juan sirve de base para una catequesis sobre lo que es buscar a Dios para resolver uno sus necesidades, o buscarle porque ve en él la fuente de todo bien, por encima de lo que yo estime como bueno o deseable en un momento dado.
Es el paso de “las necesidades” a “la necesidad”; es también el paso de “sobre-vivir” (que es aplazar la muerte) a “tener vida” que es fundarse en el Dios vivo.
Sólo Cristo es Pan Vivo. Los panes “muertos,” es decir, nuestro alimento usual para el cuerpo,, al recibirlo queda en nuestro poder. Comulgar con Cristo, en cambio, es recibirlo vivo, y por lo tanto, Señor, que toma posesión de su trono y del timón de la vida.
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La fe madura y sus signos propios
Del Sermón de la Montaña, de la Carta a los Efesios, capítulo 4, y de aquella expresión de Cristo: que cada uno cargue con su cruz, si quiere ser discípulo suyo, aprendemos cuál es el perfil de un cristiano maduro.
La predicación toma luego como referencia de crecimiento y madurez en la fe a la Madre de Jesús, y muestra de cuántos modos ella ayuda a esa maduración en nosotros.
Catequesis sobre el desierto, 5 de 5
Catequesis sobre el desierto. Tema 5 de 5: Nuestros desiertos
* Cristo nos salvó desde l “gran desierto” de su Cruz. No es distinto el camino del cristiano, que, a ejemplo de su Maestro, ha de tomar la propia cruz cada día. Esto implica vivir en contravía a muchos de los antivalores que pasan por moneda corriente en el mundo actual. El mundo quiere vivir entretenido, inmerso en el ruido, perpetuamente “divertido.” Detrás de esa aspiración imposible aguardan los abismos del absurdo y la depresión. El cristiano ha de cultivar entonces el silencio, y ser capaz de abrazar la abnegación y renuncia de sí mismo.
* En ese camino el cristiano se alimenta de la oración en la cual sin embargo ha de experimentar también desierto, aunque no de modo estéril sino fecundo. San Ignacio de Loyola habla de la providencia divina que nos hace pasar por consolaciones tanto como por desolaciones. Santa Catalina de Siena habla del “juego de amor” con que Dios nos enseña a renunciar a nuestros intereses inmediatos y no buscar una retribución próxima.
* Pero es sobre todo San Juan de la Cruz quien mejor expone los desiertos del alma, usando el lenguaje de las “noches.” La “noche de los sentidos” es aquello que se vive cuando los mismos ejercicios no producen los mismos resultados. A través de ella, el alma aprende a preferir a Dios y a obedecer desde la fe. Pero la fe misma requiere una purificación ulterior, que es la que viene dada por la durísima “noche del espíritu,” en la cual las preguntas más punzantes penetran como dardos el corazón. La cuestión es que el bien es bueno en sí mismo, y por ello puede asomar la tentación de afirmar un bien sin Dios, y por tanto sin fe ni referencia última a Él.
* Superadas las tentaciones y noches el lenguaje que asoma es el de la santidad. Los distintos tipos de santidad nos hablan de las varias experiencias de desierto. Así tenemos en primer lugar a los apóstoles (véase 2 Corintios 6,3-10), luego a los mártires, que han bebido del cáliz del Señor; luego los pastores y doctores, que han entregado su vida y su tiempo por el rebaño; luego las vírgenes, que en el desierto de muchos afectos humanos son testimonio de las realidades últimas del cielo; luego, en fin, a tantos santos y santas que, dando de sí, han experimentado a la vez la carencia y la sobreabundancia.
ATENCIÓN: Enlace para las Cinco Catequesis. Puedes también bajar los apuntes de los cinco temas en PDF.
Catequesis sobre el desierto, 4 de 5
Catequesis sobre el desierto. Tema 4 de 5: El desierto de Cristo
* Uno de los textos cristológicos más conocidos, el Cuarto Cántico del Siervo (véase Isaías 52,13–53,12) nos da pistas sobre la relación entre Jesucristo y el desierto. La conclusión que se desprende de Isaías 53,2 es que Cristo es “brote tierno en tierra árida.” Varias cosas podemos ver en esa expresión del profeta-poeta.
* El mundo, la vida humana, se ha vuelto “tierra árida.” La encarnación es anonadamiento, donación, ofrenda: es la llegada de la bondad a una tierra estéril, marcada por el egoísmo. Toda la vida de cristo fue desierto.
* Cristo es “brote;” su fragilidad está a la vista. Es vulnerable, y eso nos conviene, porque vulnerable hay que ser para cargar sobre sí los dolores y necesidades del prójimo. por esta vulnerabilidad, Cristo no se cierra sobre sí, y por lo tanto carga dentro de sí nuestros desiertos.
* Entonces la pregunta: ¿cómo puede él soportar? La respuesta es que lleva su fuente dentro. Y su fuente es su relación con Dios Padre, y es la unción del Espíritu Santo.
* El pasaje de las tentaciones en el desierto, por lo menos en la versión de Mateo, nos enseña que el objetivo central, el disparo del demonio intenta debilitar o quebrar esa fuente interior de Cristo, o sea, separarlo del Padre.
* Y lo mismo intenta el demonio con nosotros, en cuatro direcciones principales: arrogancia, auto-desprecio, temor del futuro, cadenas del pasado. Sólo recibiendo la fuente de Cristo, que él mismo nos dio al abrir su costado en la Cruz, podemos vencer al enemigo.
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