Sabernos elegidos en Cristo, 1a. parte

Elección, Combate, Victoria. Predicación con los Misioneros de Jesús, en NY. Tema 1 de 6: Sabernos elegidos en Cristo, 1a. parte

* Cuando una persona no se sabe “elegida y amada,” siente que su vida carece de un plan. Le quedan dos posibilidades: vivir a lo que salga, colgándose del momento presente y escapándose al placer fugaz, o definir un ídolo en su mente y tratar de encontrar significado en el esfuerzo por alimentar ese ídolo. En ambos casos el desenlace es una espiral de vacío y de absurdo.

* Los antiguos reyes de Israel y de Judá eran ungidos con aceite y perfumes exclusivos del rey. Los “mesías” (en griego: los “xristoi,” los “ungidos”) tenían la alta misión de ser presencia del Dios providente y victorioso en medio del pueblo. Nuestro Jesús es el “Cristo de Dios.” Ha sido elegido y ungido para una misión: dar la Buena Nueva a los pobres. Nuestro Cristo ha recibido el Espíritu para bautizarnos en el Espíritu.

Leer la vida de otro modo

Escuela de Vida Interior, Tema 11: ¿Por qué es fundamental el conocimiento de uno mismo, cuando se habla de verdadera vida espiritual?

La vida “interior” es siempre, para el cristiano, vida en el Espíritu. La puerta es la conversión, que requiere luz y fuego de arrepentimiento. Sólo llega uno a dolerse del pecado cuando recapacita, lo cual requiere leerse de otro modo, comparando lo que uno es y lo que podría ser, lo que debería ser, lo que en el fondo uno mismo quisiera ser. Y todos esos verbos implican conocerse desde la nueva luz que da el Evangelio.

* * *

Este tema pertenece al Capítulo 02 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 02 está aquí:

is.gd/vida_interior_02

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

Una excursion a la Edad Media, 2 de 2

Jornada pedagógica del día 30 de Julio de 2011, en el Colegio Santo Tomás de Aquino de Bogotá. Segunda parte: Principios y praxis de la hermenéutica medieval, y algo de sus posibles aplicaciones hoy. El audio se encuentra después de la siguiente presentación esquemática sobre el uso de los textos en la Edad Media:

Una excursion a la Edad Media, 1 de 2

Jornada pedagógica del día 30 de Julio de 2011, en el Colegio Santo Tomás de Aquino de Bogotá. Primera parte: Entre las destrezas que parece que hemos perdido hoy se encuentra la de “procesar pensamiento,” es decir, la capacidad de escuchar con atención, exponer con fidelidad y claridad, criticar con razones y de modo sistemático, para luego mejorar lo propuesto sobre la base de argumentos y en la búsqueda del bien común.

Sanando la voluntad herida, 2 de 2

Sanación de la voluntad herida. Tema 2 de 2: La obra de la gracia.

* La teología de Santo Tomás distingue la obra de la gracia cuando es “operante,” o sea, obrando en nosotros pero como sin nosotros; y cuando es “cooperante” es decir, cuando, habiendo transformado ya la raíz de nuestra voluntad, y por consiguiente esta voluntad “coopera” con Dios, siendo siempre Dios la causa primera principal de todo bien en el hombre redimido.

* Los pasos típicos de la gracia operante se pueden ver en la parábola del hijo pródigo: (1) Sentir fastidio o pesar de la propia situación, y reconocer que uno nació para otra cosa. (2) Admitir la posibilidad general o abstracta de llegar a ser diferente. (3) Plantearse un cambio actual, inmediato, como posibilidad próxima. (4) Una decisión: “me levantaré;” decisión de salir de la comodidad y ventajas del pecado. (5) La confesión, sincera, dolida y humilde, que asume la propia realidad, no como un final sino como un nuevo punto de partida.

* La gracia cooperante crece con la formación en el amor. Textos sugeridos: (1) Qué es es la vida nueva: 1 Pedro. (2) Crecer en el amor agradecido y la alabanza: Salmos 145 a 150. (3) Crecer en la verdad del Evangelio, y no en un Cristo imaginado: Evangelio según san Marcos. (4) Buscar la propia vocación porque somos amados para ser llamados: 1 Timoteo. (5) Afianzar la raíz: el Sermón de la Montaña, Mateo, capítulos del 5 al 7. (6) Prepararme para la batalla: 1 Juan. (7) Abrirse a una esperanza de victoria final: Apocalipsis, capítulos del 19 al 21.

Sanando la voluntad herida, 1 de 2

Sanación de la voluntad herida. Tema 1 de 2: Redefiniendo lo imposible.

* La voluntad es la facultad del querer. Tiene actos que van “hacia afuera,” es decir, que producen un efecto actuando sobre algo. Tiene también actos interiores, “hacia adentro,” es decir, los propios del afecto y del amor como tal.

* La voluntad es transformada por el amor de Dios, que es el Espíritu Santo. Su Don trae luz a la inteligencia y fuego al corazón.

* Dios, cuando actúa en el corazón, redefine qué es posible y qué es imposible. A menudo, lo que uno juzgaba imposible se vuelve no sólo posible sino deseable, de modo que la virtud misma se vuelve amable y cercana.

Familia, lugar de perdon y de amor, 2 de 2

Familia, Lugar de Perdón y de Amor. Tema 2 de 2: Tratamiento.

* El amor es lo único que puede sanar, iluminar y transformar el corazón y la vida. San Juan enseña que el amor consiste no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que Él nos amó primero. Por eso el mejor tratamiento empieza por Cristo. Las solas fuentes humanas no suelen ser suficientes porque aquellos de quienes esperamos mucho amor sanador están esperando lo mismo de nosotros.

* El camino más corto es Dios. La manera de acercarse a la pareja es acercarse primero a Dios, de modo que de los seres humanos no esperemos que sean “dios” sino que sean lo que son: seres humanos. Pero la arrogancia, sobre todo masculina, hace largo el proceso de pedir y recibir ayuda.

* El modelo bíblico es sencillo: que el hombre sea cabeza pero a la manera de Cristo. Que el hombre sea el primero en todo: primero en dirigir la oración, en llamar a la reconciliación, en marcar el camino.

* Necesitamos de verdaderos papás, que lo sean por vocación, y que aporten objetividad, principios, apoyo, claridad.

* Necesitamos también verdaderas mamás, que con su capacidad de acogida disuelvan las raíces de la venganza y de la violencia, y sobre todo, que amen a sus hijos para el cielo.

Familia, lugar de perdon y de amor, 1 de 2

Familia, Lugar de Perdón y de Amor. Tema 1 de 2: Diagnóstico.

* No es difícil reconocer las enormes dificultades y obstáculos que enfrentan las familias hoy, tanto las que apenas empiezan como las que llevan un camino recorrido.

* Pero es importante no quedarnos en los síntomas. La fiebre viene de una enfermedad, y esa enfermedad hay que diagnosticarla, hasta llegar un poco más profundamente a sus causas. En esta ocasión quiero referirme a dos causas principales.

* PRIMERA CAUSA: iniciar una historia de noviazgos a temprana edad. Esto hace mucho daño por varias razones, entre ellas: (1) Las palabras más sagradas, humanamente hablando, quedan trivializadas; (2) Se empieza a ver a las personas como reemplazables y la mente se educa en una idea nefasta: la solución es cambiar de pareja; (3) El exceso de expresividad conduce a situaciones de intimidad sexual que a su vez traen nuevos problemas: enfermedades, embarazos no deseados, abortos, etc.; (4) El noviazgo suele ser una época de muchas ficciones porque cada uno está tratando de mostrar sólo su mejor lado.

* SEGUNDA CAUSA: hay gran confusión entre el deseo de buscar pareja y el deseo de formar hogar. (1) En los hombres eso se manifiesta como un deseo de tener sexo, ternura o quién cuide, pero sin llegar al nivel de madurez para comprender que el hogar se forma sumando, implicándose, entregando lo mejor de sí. (2) En las mujeres esto se manifiesta como una especie de negociación extrema con la vida: un modo de expulsar el fantasma de la soledad.

* La cura para la primera enfermedad está en valorar más y más el sentido de la amistad en los años juveniles. Para lo segundo es preciso purificar la intención y el corazón.

Sanacion Profunda, 3 de 3

Sanación Profunda. Tema 3: Pasos en el camino de la sanación

(1) Hay que ser de Cristo, el cual dice: “Mis ovejas conocen mi voz.” Para reconocer la voz de Cristo hay que encontrarlo en los cinco lugares donde principalmente se le encuentra: la Sagrada Escritura, la Eucaristía, el servicio a los pobres, la comunión con la Iglesia, la oración que abre nuestra mente y nuestro ser hacia el Cielo.

(2) Autoexamen de nuestras motivaciones, de posibles mentiras, y de ventajas con que el pecado pretenda tenernos encadenados.

(3) Admitir la verdad de lo que realmente tenemos. En el caso de un perdón, dos cosas son muy importantes: (a) Saber que la persona que creíamos que teníamos, no está, no existe.

(4) Recordar que perdonar es abrir una nueva historia, y que esto sólo es posible desde Dios, pues sólo Dios es creador.

(5) Anhelo de cumplir de corazón la voluntad de Dios.

Sanacion Profunda, 2 de 3

Sanación Profunda. Tema 2: Obstáculos y bloqueos en la sanación

A menudo la sanación se detiene porque uno encuentra ventajas en estacionarse en el pecado.

(1) El garrote. A veces es grato declararse resentido para siempre, de modo que uno siempre pueda recordar a otros sus faltas.

(2) La manipulación. Es la tentación de ser perpetuamente un bebé que reclama toda la atención que quiere, y que nunca tiene responsabilidad de nada.

(3) El desquite: episodios de codicia, venganza e intenso egoísmo.

(4) El miedo–y la engañosa dulzura de encerrarse.

(5) El capricho: queremos sanarnos pero para seguir nuestros planes, y no los del Señor.

Sanacion Profunda, 1 de 3

Sanación Profunda. Tema 1: ¿Qué es estar sano?

Cinco identificadores de verdadera salud y sanidad:

(1) Bienestar. En el sentido de una sensación reposada, habitual de contento consigo mismo, y sobre todo, de apertura al bien y lo bueno.

(2) Paz. No sólo tranquilidad sino capacidad de estar uno consigo mismo.

(3) Crecimiento. Desarrollo de las propias potencialidades y talentos. Capacidad de conectar con diversas realidades y personas.

(4) Integridad. Aceptar y acoger cada aspecto de tu vida, tu pasado, tus raíces.

(5) Firmeza en el bien. Una persona genuinamente sana reacciona de un modo sano ante un mundo enfermo.

Catequesis sobre el desierto, 5 de 5

Catequesis sobre el desierto. Tema 5 de 5: Nuestros desiertos

* Cristo nos salvó desde l “gran desierto” de su Cruz. No es distinto el camino del cristiano, que, a ejemplo de su Maestro, ha de tomar la propia cruz cada día. Esto implica vivir en contravía a muchos de los antivalores que pasan por moneda corriente en el mundo actual. El mundo quiere vivir entretenido, inmerso en el ruido, perpetuamente “divertido.” Detrás de esa aspiración imposible aguardan los abismos del absurdo y la depresión. El cristiano ha de cultivar entonces el silencio, y ser capaz de abrazar la abnegación y renuncia de sí mismo.

* En ese camino el cristiano se alimenta de la oración en la cual sin embargo ha de experimentar también desierto, aunque no de modo estéril sino fecundo. San Ignacio de Loyola habla de la providencia divina que nos hace pasar por consolaciones tanto como por desolaciones. Santa Catalina de Siena habla del “juego de amor” con que Dios nos enseña a renunciar a nuestros intereses inmediatos y no buscar una retribución próxima.

* Pero es sobre todo San Juan de la Cruz quien mejor expone los desiertos del alma, usando el lenguaje de las “noches.” La “noche de los sentidos” es aquello que se vive cuando los mismos ejercicios no producen los mismos resultados. A través de ella, el alma aprende a preferir a Dios y a obedecer desde la fe. Pero la fe misma requiere una purificación ulterior, que es la que viene dada por la durísima “noche del espíritu,” en la cual las preguntas más punzantes penetran como dardos el corazón. La cuestión es que el bien es bueno en sí mismo, y por ello puede asomar la tentación de afirmar un bien sin Dios, y por tanto sin fe ni referencia última a Él.

* Superadas las tentaciones y noches el lenguaje que asoma es el de la santidad. Los distintos tipos de santidad nos hablan de las varias experiencias de desierto. Así tenemos en primer lugar a los apóstoles (véase 2 Corintios 6,3-10), luego a los mártires, que han bebido del cáliz del Señor; luego los pastores y doctores, que han entregado su vida y su tiempo por el rebaño; luego las vírgenes, que en el desierto de muchos afectos humanos son testimonio de las realidades últimas del cielo; luego, en fin, a tantos santos y santas que, dando de sí, han experimentado a la vez la carencia y la sobreabundancia.

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Catequesis sobre el desierto, 4 de 5

Catequesis sobre el desierto. Tema 4 de 5: El desierto de Cristo

* Uno de los textos cristológicos más conocidos, el Cuarto Cántico del Siervo (véase Isaías 52,13–53,12) nos da pistas sobre la relación entre Jesucristo y el desierto. La conclusión que se desprende de Isaías 53,2 es que Cristo es “brote tierno en tierra árida.” Varias cosas podemos ver en esa expresión del profeta-poeta.

* El mundo, la vida humana, se ha vuelto “tierra árida.” La encarnación es anonadamiento, donación, ofrenda: es la llegada de la bondad a una tierra estéril, marcada por el egoísmo. Toda la vida de cristo fue desierto.

* Cristo es “brote;” su fragilidad está a la vista. Es vulnerable, y eso nos conviene, porque vulnerable hay que ser para cargar sobre sí los dolores y necesidades del prójimo. por esta vulnerabilidad, Cristo no se cierra sobre sí, y por lo tanto carga dentro de sí nuestros desiertos.

* Entonces la pregunta: ¿cómo puede él soportar? La respuesta es que lleva su fuente dentro. Y su fuente es su relación con Dios Padre, y es la unción del Espíritu Santo.

* El pasaje de las tentaciones en el desierto, por lo menos en la versión de Mateo, nos enseña que el objetivo central, el disparo del demonio intenta debilitar o quebrar esa fuente interior de Cristo, o sea, separarlo del Padre.

* Y lo mismo intenta el demonio con nosotros, en cuatro direcciones principales: arrogancia, auto-desprecio, temor del futuro, cadenas del pasado. Sólo recibiendo la fuente de Cristo, que él mismo nos dio al abrir su costado en la Cruz, podemos vencer al enemigo.

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Catequesis sobre el desierto, 3 de 5

Catequesis sobre el desierto. Tema 3 de 5: El desierto de Israel

* El caminar de Israel en el desierto, por su extensión y profundo impacto, ha quedado como referencia de lo que significa esta palabra desde el punto de vista de la fe. El Israel que entró no fue el mismo que salió.

* Tal transformación es fruto de un proceso: el desierto hace aparecer la verdad; así son visibles y pueden ser destruidos los ídolos; así se puede preferir a Dios y experimentar su amor; así llega uno a ser distinto.

* Revisemos algunos eventos más significativos del peregrinar de Israel por el desierto. Si nuestra cultura vive entre-tenida (y también re-tenida por el mundo), y vive distraída (es decir, halada por todo tipo de intereses), el desierto obliga con su monotonía a preferir la sobriedad.

* La experiencia del maná les hizo palpar la providencia divina, y en la escena del agua que brota de la roca el pueblo puede reconocerse del todo dependiente de Dios.

* Cuando son atacados por las serpientes, Dios quiere que miren a al serpiente de bronce en el estandarte–un símbolo de que el enemigo no puede esconderse de la mirada de Dios. Así aquella serpiente se convierte en lugar de encuentro de miradas, y por lo mismo, percepción de cómo Dios hace y reconstruye lo que es suyo.

* Pero el acontecimiento central es la alianza. Es sobre todo Moisés quien va delante del pueblo en cuanto a la fe, y por eso es el primero que descubre que el pacto con Dios no consiste simplemente en mejorar este mundo, sino que ya es anuncio de respuesta al anhelo más hondo del corazón humano: la comunión con Dios.

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Catequesis sobre el desierto, 2 de 5

Catequesis sobre el desierto. Tema 2 de 5: Los desiertos de Adán, Abraham y Moisés

* El desierto asoma pronto en la Historia de la Salvación. La descripción que se hace de la tierra que Adán encontrará es típica del desierto. Pero no es solamente castigo; es también remedio. Lo sabemos por el trato distinto que Adán y Eva reciben, por contraste con el peso de maldición que cae sobre la serpiente; y lo sabemos porque a la mujer se le promete que su descendencia vencerá a la “descendencia” de la serpiente.

* El desierto de Abraham habla de una promesa. Dios le pone a contar granos de arena para que cada una de esas señales del desierto estéril sea un anuncio de vida.

* El contraste entre Abraham y Lot es ilustrativo. Lot en realidad no conoce la voz de Dios. La voz que escucha es la nostalgia del paraíso, la cual siempre se compone de tres deseos–una especie de “trinidad mundana”: abundancia, prosperidad y seguridad. Guiado por esa voz, Lot escoge lo que tiene más aspecto de paraíso, y así se encamina hacia los desastres de Sodoma y Gomorra.

* El primer desierto que conoce Moisés es la corte misma del Faraón. A pesar de su lujo aparente, la corte no puede saciar el anhelo más íntimo de Moisés: su amor por la justicia. Su desierto metafórico se vuelve real cuando debe huir de Egipto. Pero en el desierto de piedras y soledad, la vocación no se apaga sino que se hace más fuerte y clara, a la vez que le revela a Moisés algo de su propia limitación e incoherencia.

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Catequesis sobre el desierto, 1 de 5

Catequesis sobre el desierto. Tema 1 de 5: Introducción

* El término “desierto” viene de la misma raíz de “desertar” y alude a una serie de verbos de contenido más bien negativo: abandonar, descartar, desechar. Es, en principio, un adjetivo: “tierra desierta” es la tierra que se ha descartado por inhóspita, estéril o peligrosa.

* El salmo 63 [62] de la Biblia nos habla de un corazón que se siente como “tierra árida” y describe la experiencia con dos sustantivos: sed y ansia, de donde surgen dos verbos: buscar y caminar.

* Así se establece la que llamamos “Paradoja del Paraíso y de la Cruz.” El desierto es lugar de muerte, que nos pone en movimiento hacia la vida; el paraíso es el lugar “que lo tiene todo,” y que por lo tanto no llama a moverse sino a quedarse, detenerse, morir. Sin embargo, ninguno de los dos procesos es automático y cada caso debe discernirse.

* ¿De dónde surge el desierto? Del deseo. Nuestra condición finita de creaturas nos hace experimentar limitaciones y sobre todo contradicciones, que son nuestros distintos desiertos. Pero luego el desierto puede ayudara purificar el deseo, y así se da crecimiento; o si uno asume mal las contradicciones, el desierto puede llevar a corrupción del deseo, rebeldía y muerte.

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