Curso: Invitacion a la Cristologia (20 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 20 de 20: Apéndice, en tono de meditación: Cristo, centro de nuestra comunión.

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Curso: Invitacion a la Cristologia (19 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 19 de 20: Segunda Serie de Cuestiones Pastorales de Cristologia.

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Temas de la Sesión 19: Sobre la hybris, la exagerada opinión de sí mismo, y su relación con la magia y la gnosis. Casi todos los errores y presencia actual de la herejía en torno a la figura de Jesucristo cae en el triángulo definido por esos tres términos.

El Cristo que salva no es el que yo me invente, o el que uno quisiera, o el que esté de moda, sino aquel que fue enviado por el Padre. Una cristología sana es requisito para que haya una verdadera soteriología.

La cristología en buena parte es una exégesis del Concilio de Calcedonia: Cristo es una persona en dos naturalezas. Es hybris creer que uno “ya” sabe lo que es la naturaleza humana; es magia pensar que uno puede manipular o acceder directamente a lo divino; es gnosis suponer que uno puede obviar lo humano y quedarse sólo con un mensaje espiritual, abstracto o celestial. por ello es preciso evitar esos tres obstáculos.

Curso: Invitacion a la Cristologia (18 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 18 de 20: Primera Serie de Cuestiones Pastorales de Cristologia.

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Temas de la Sesión 18: Las herejías no son eventos pasados sino amenazas–o miradas alternativas y atrayentes–que tienen su influencia sobre el cristianismo que reconocemos como “ortodoxo.” Dos errores comunes al hablar de herejías: (1) subestimar a los herejes mirándolos como simples obstinados, ignorantes o perversos; (2) creer que sus ideas han quedado superadas o que han sido ya desterradas solamente porque un concilio da una declaración. Prácticamente todas las herejías están vivas y activas hoy, y la mayoría se mueven con agilidad y astucia entre las filas mismas de la Iglesia.

El arrianismo está allí donde se mira a Jesucristo como un líder, maestro o inspirador, pero que no es Dios. Hay quien cree que negociar el entendimiento interreligioso implica ceder en algo, en este caso, en la divinidad de Cristo. (Algo parecido sucede en el diálogo ecuménico).

En la Teología de la Liberación se vio el aspecto trascendental de Cristo y de su misión como una amenaza de escapismo. paralelamente, la Iglesia se ve como un ingrediente dentro del concierto de los actores políticos o sociológicos. Hay otros “nichos” arrianos y semi-arrianos, como quizás el hippismo y sobre todo el gnosticismo.

El monofisismo tuvo su fuerte entre monjes que buscaban perfección espiritual. Cuando se habla de que Cristo podía perdonar a sus enemigos o hacer milagros pero “es que él era Dios” se mira la divinidad como un “recurso” que acompañaba a Cristo, o si no se mira a Cristo como uno que no era hombre sino apariencia de ser humano. por este camino se llega al adopcionismo y al nestorianismo también. La visión popular de los super-héroes es también de tipo nestoriano. La mirada monofisita conduce a un espiritualismo que es irreal y que fácilmente se desborda en escapes y relaciones tramposas y furtivas. Como reacción, otros reclaman su “humanidad” en una secularización extrema.

Para Von Balthasar y otros, el gnosticismo es el peor enemigo del cristianismo. La idea de que la “meditación” es sinónimo de oración; la New Age en su conjunto; muchas teorías de auto-superación que endiosan la mente humana, son gnosticismo de hoy. El gnosticismo ataca ahí donde se ve la predicación o la palabra como reemplazo del sacramento, o en general todo lo que implique desprecio a la dimensión sacramental, que es la que habla de la carne de Cristo y de su valor salvífico.

Curso: Invitacion a la Cristologia (17 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 17 de 20: Segunda Serie de Cuestiones de Cristologia durante el periodo desde Nicea hasta Constantinopla III.

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Temas de la Sesión 17: Análisis de las cinco últimas cuestiones de este archivo adjunto.

Curso: Invitacion a la Cristologia (16 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 16 de 20: Primera Serie de Cuestiones de Cristologia durante el periodo desde Nicea hasta Constantinopla III.

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Temas de la Sesión 16: Análisis de las cuatro primeras cuestiones de este archivo adjunto.

Curso: Invitacion a la Cristologia (15 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 15 de 20: Arrio y el Concilio de Nicea.

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Temas de la Sesión 15:

Dios y lo divino en el mundo pagano

Para los griegos la divinidad era la capa superior de lo existente; era esencialmente parte del mismo cosmos que lo contiene todo. En el cosmos todo es explicable pero el cosmos mismo no es explicado; no es causado sino que sencillamente “es.” Las causas de Aristóteles son causas dentro del ser, en cuanto existir, y entonces no son causas del ser. Las leyes del mundo, de la creación, reposan en el acto creador, libre y sabio de Dios. En el enfoque bíblico, la creación no es necesaria sino que es algo querido. En la visión aristotélica Dios no ama al amundo pues solo Dios mismo es digno de su propio amor. En Platón, el mundo es una emanación necesaria, a modo de decadencia o excrecencia, de la divinidad. La materia es decadencia del espíritu, y toda idea es decadencia de la idea suprema, que es la idea del ser, que ocupa el lugar de Dios. Tampoco, en Platón, el mundo es amado por Dios. Si hay algo “divino” en el mundo, no es un mensaje o bondad de Dios hacia el mundo.

Si, en la perspectiva de la filosofía pagana, el mundo no ha sido querido por Dios, la relación entre ellos es o forzosa o accidental. Forzosa, como en el caso del perfume y su aroma. Lo accidental equivale a que no hay un acto del querer de Dios que tenga como término el mundo. Dios y el mundo están unidos entonces por uan especie de destino, de “moira.” Este destino es entonces el que, al final, engloba todo, incluido Dios. En la perspectiva bíblica, en cambio, Dios ha querido crear el mundo, que entonces es depositario de su amor, y es este amor el que lo engloba todo, o sea, el que puede hablar de Dios y del mundo. Los dioses paganos pueden tener pasión, o eros, pero ahí el término de su interés está en ellos mismos. El Dios bíblico es el Dios del agape. Lo último e inexplicable es el destino, en el mundo pagano, mientras que en el enfoque bíblico y cristiano, lo último e inexplicable es el amor que lo rebasa todo.

Propósito de Arrio

Arrio quiere situar a Jesucristo: ¿pertenece al área de lo divino o de lo no-divino? Arrio situó a Cristo como divino pero no igual al Padre. “Divino” en cuanto que pertenece a las altas esferas del ser, en cuanto rebasa lo que podemos esperar del mundo inmediato y al alcance de nuestras manos y recursos. Por eso el esclarecimiento de la postura arriana requiere de filosofía para definir precisamente los términos: la pregunta clave se enuncia entonces con el vocablo técnico “homoousios,” así: ¿Es Cristo de la misma substancia del Padre? Y también: ¿Es eterno como el Padre, o tiene razón Arrio al decir que “hubo un tiempo en que estaba solo el Padre”?

En el arrianismo hay también un componente político. La idea de que Cristo no es “de la misma substancia” del Padre ya está en Pablo de Samosata. Lo que cambia con Arrio es que su lugar de difusión, Alejandría, es la capital intelectual del mundo antiguo. Semejante visibilidad hace que el emperador romano deba tomar partido en materia de religión. Un emperador que no tenga la fe correcta queda como ilegítimo y anuncia riesgo de persecución. Este aspecto político hará que el arrianismo constituya mucho más que una discusión académica.

El Concilio de Nicea

El subordinacionismo de corte arriano era políticamente más atractiva para el paganismo. Un Cristo-Dios sitúa a la figura central de la fe cristiana como mayor que cualquier otra deidad, y eso en la práctica implica la negación del verdadero carácter divino de esas deidades. Los romanos habían tenido una política diferente: dejar a cada quien con sus creencias mientras pague impuestos y deje en paz a los otros con sus propias ideas de religión. Siempre es más fácil añadir un nuevo dios que quitar a los antiguos dioses. Sin embargo, Constantino, con el Concilio de Nicea, optó por el camino arduo.

Se ha calumniado a Constantino de muchos modos, sobre todo sugiriendo que con él terminó el cristianismo auténtico. Pero su actitud al aceptar un Concilio que políticamente no le convenía. No fue él tampoco quien presidió Nicea sino Osio de Córdoba, el obispo que había catequizado al mismo Constantino.

Arrio, un alejandrino con una teología en cierto sentido más cercana a la postura antioquena, podía ser estudiado mejor en un lugar diferente de Antioquía y de Alejandría, y por ello se escogió Nicea, adonde concurrieron unos 300 obispos. Nicea no sólo definió que Cristo era consubstancial al Padre sino también fijo la fecha de la Pascua, consumando así la separación, incluso litúrgica, con el judaísmo.

Homoousios

La novedad teológica de Nicea es la introducción en la discusión de la palabra “ousía” (substancia). Esa introducción fue conflictiva, no sólo por no ser vocablo bíblico, sino porque necesariamente abre la puerta a discusiones ulteriores: Si el Padre y el Hijo son de la misma substancia, ¿en qué se diferencian? De ese modo quedaron vinculados el tratado cristológico y el tratado trinitario.

“Ousía, desde el punto de vista teológico, es la lectura oficial de la metáfora bíbolica “padre-hijo.” De otra parte, el vocablo “physis” (naturaleza) alude a aquello que es propio de un ser independientemente de la influencia de los demás seres. No hay que confundirlo con “physis” entendida como la naturaleza que está al alcance de los sentidos o de nuestro conocimiento. “Natura,” en el sentido primero, que es el que interesa teológicamente, es independientemente de la Historia; la physis es lo que se puede esperar siempre y en todo lugar de un determinado ser.

Una precisión adicional: para Aristóteles, hay substancia primera y substancia segunda. La substancia primera es individual e incomunicable; la substancia segunda caracteriza a la especie, y corresponde más a lo que se entiende por “naturaleza.” La ousía, en el contexto de Nicea,

Existe una naturaleza humana que tiene múltiples instancias, pero no una naturaleza divina de la cual el Padre y el Hijo serían instancias o individuos. La physis hay que leerla desde la ousía, y en Dios la physis es única, y única es la ousía. Por eso, el Padre y el Hijo no son individuos sino “hypóstasis,” y el misterio trinitario no está en conflicto con la unidad divina si y sólo si se afirma que son las relaciones las que constituyen a las Divinas Personas, porque de otro modo las Personas quedan constituidas a modo de individuos

A pesar de las dificultades que ocasiona de cara al misterio de Dios en sí mismo (misterio trinitario) la palabra naturaleza sirve mejor que ninguna para relacionar a Cristo con nosotros, en lo que tiene de común con nosotros: nuestra naturaleza humana. Lo que “physis” tiene de deficiente en cuanto a la Trinidad, lo tiene de útil en cuanto a la Cristología en su dimensión soteriológica (nuestra salvación).

Curso: Invitacion a la Cristologia (14 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 14 de 20: Las amenazas para la cristología pre-nicena: ebionismo y gnosticismo.

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Temas de la Sesión 14: Para el ebionismo, Jesús de Nazareth fue un ser humano que cumplió el ideal de justicia que aparecía en el Antiguo Testamento, y que así mereció que la unción del Espíritu Santo permaneciera en él. Al final de su labor, fue resucitado como recompensa y fruto de su tarea, de modo que, exaltado y aprobado por Dios Padre Creador, es modelo y certeza de salvación. En síntesis, es la realización literal del Cuarto Cántico del Siervo, en Isaías.
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Curso: Invitacion a la Cristologia (13 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 13 de 20: Cristologías de los albores de la Iglesia y sus criterios en la búsqueda de la verdad de Cristo.

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Temas de la Sesión 13: Asociaciones que son naturales para nosotros no lo eran para los cristianos de otras épocas, y en particular, los del periodo apostólico (dos primeros siglos).
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Curso: Invitacion a la Cristologia (12 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 12 de 20: Cristologías de los albores de la Iglesia y sus criterios en la búsqueda de la verdad de Cristo.

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Temas de la Sesión 12: Notas introductorias al periodo apostólico. Grandes concilios cristológicos: Nicea I, Éfeso, Calcedonia, Constantinopla III. Pero, ¿qué preguntas vivas y en qué contexto dieron origen a las discusiones que fueron sostenidas en esos concilios y otras asambleas? Ser teólogo no es sólo ni principalmente saber muchas respuestas sino saber ponderar preguntas. Sobre la expresión anatema: indica que algo, una idea, ha de rechazarse con la mayor fuerza posible. Pero la herejía no es una sarta de mentiras o de sandeces. El trato teológico serio de la herejía implica siempre un discernimiento y la responsabilidad de ponderar sus preguntas, sus cambios de horizonte y en qué acertaron. Es cómodo deshacerse del hereje por la estrategia elemental de la descalificación o la caricatura. por eso es clave percibir la pregunta.
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Curso: Invitacion a la Cristologia (11 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 11 de 20: La cristología de San Lucas.

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Temas de la Sesión 11: Lucas no llama “Evangelio” a su obra, sino que lo llama “escrito” o “libro” (logos), y lo divide en dos: primero, un relato “sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio
hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo.” Luego, otro relato cuenta lo sucedido desde esa ascensión, pasando por Pentecostés, y la predicación de los apóstoles, y en particular, san Pablo. Estos dos relatos corresponden a lo que nosotros llamamos el Evangelio según San Lucas (que agrupamos con los otros tres “Evangelios”) y luego, el librod e los Hechos de los Apóstoles. Pero no debe perderse la perspectiva unitaria en la visión de su autor.

¿Qué une a los dos relatos lucanos? Puede decirse que la acción del Espíritu Santo, visto, primero en Cristo y luego en los cristianos. Este énfasis pone a un nivel comparable las obras de Cristo y las de los que creemos en él y hemos recibido su mismo Espíritu. Lo universal, en Lucas, está en esta común participación en la misma gracia y el mismo Espíritu–un mensaje de gran importancia para la comunidad de mayoría no-judía que sin duda son los primeros destinatarios de su autor. Otro elemento universal son los pobres, que están por todas partes, pero que sobre todo lanza a la comunidad esta pregunta: ¿A quién estamos excluyendo?

Por eso el universalismo de Lucas es dinámino porque la pregunta por los pobres debe replantearse en cada recodo del camino. Aquí se incluyen niños, pecadores mujeres, pobres, extranjeros, etc. Su Evangelio no es un dato sino un programa de vida para la Iglesia.

Jesucristo es aquí, Soter, el Salvador. Descubrir a Cristo es vivir en estado de salvación. No nos adueñamos nunca del Evangelio sino que él “nos puede” y así nos pone en camino.

¿Qué es la salvación? Ejemplo de Zaqueo: Cristo al final dice “hoy ha llegado la salvación a esta casa” (Lucas 19). La salvación es una transición, una conversión, un volverse hacia la esfera del querer divino. Ser salvo es descubrir que sólo Dios es Dios. Él toma el centro, pero a la vez nos envía a reencontrarlo en la periferia de nosotros mismos y de nuestra sociedad. Estar salvado no es estar resguardado y “en el centro” sino aquellos que no tienen otro resguardo sino la providencia y la confianza en Dios. Ser salvado es depender sólo de Dios.

Cristo, en Lucas, está también en camino, su misión es dinámica: desde la seguridad de Galilea a la incertidumbre de Jerusalén. Él es también “salvado,” en la medida en que no tiene otro apoyo que el Padre. Junto a él, los discípulos que le acompañan son los que tampoco tienen seguridad en sí mismos. Ser cristiano es renunciar a la certeza de “ser dueño del fuego del cielo” como aquellos Boanerges que querían castigar a los que no los hospedaron (Lucas 9,54).

Vivir en el discipulado es renunciar a que llegue “el tiempo” de ser el dueño, pues el dueño sólo es Dios. La mayor parte de la teología feminista o de las teologías de la liberación espera la hora de dar la vuelta a una situación de injusticia. Marx piensa de esa manera, pero Lucas mira el reconocimiento de derechos pero nunca el derecho de reemplazar al que devuelve a todos los derechos.

Vivir como cristiano es vivir en la gracia, es decir, reconocer que es verdad lo que ha sucedido en mí pero que ello no viene de mí sino que ha llegado como regalo, y así permanece siéndolo. Cristo es el que otorga la salvación, o mejor, es el “espacio” en que se experimenta la salvación de Dios.

Si Galilea significa en cierto sentido la seguridad de “Jesús en casa,” Jerusalén es “Jesús en la cruz.” La salvación no se percibe como una “solución” o “caja de soluciones,” que sería una reedición del paraíso. La salvación es caminar hacia la Cruz y hacia Jerusalén. Jesús es el ministro de una salvación que pone en movimiento y así, incomoda.

Cristo en la Cruz. Al entrar en Jerusalén, es recibido como si llegara a su “casa,” como un hacedor de prodigios (escena con Herodes). Cristo destaca que Jerusalén no ha conocido el tiempo de la visita de Dios, por eso él llora sobre la ciudad, y expulsa a los mercaderes del templo. Cristo no viene a devolver a la humanidad al paraíso sino para llevarla a través de la Cruz, hacia la gloria. La Cruz es necesaria como lugar de luz, lugar que desengaña del mundo y muestra la piedad humana y divina del Salvador. La Cruz enseña a leer como Dios lee.

En Lucas 23,33-34 Cristo ora por aquellos que “no saben lo que hacen.” Son ciegos, tanto los discípulos como de los enemigos de Cristo. En la Cruz se ve la ceguera, y así empieza a ser vencida. Es lo mismo que se cuenta en la escena de los discípulos de Emaús. Cristo sólo se comprende haciendo el camino de Cristo. El que se asoma a fondo a la Cruz se asoma a fondo a su victoria.

Curso: Invitacion a la Cristologia (10 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 10 de 20: La cristología de San Marcos.

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Temas de la Sesión 10: Una aproximación “dialéctica”

Este es el primer Evangelio que estuvo razonablemente completo en forma escrita. Junto con una hipotética Fuente “Q” que contendría especialmente dichos (logia) de Jesús, Marcos se supone que sirvió de base para Mateo y Lucas.

Comunidad de Marcos: mayoría de no-judíos: pocas referencias al AT, y carácter más universal. El Cristo de Marcos quiere responder a todo ser humano por ser humano. El sufrimiento y la muerte son experiencias muy universales a las cuales responde Cristo en esta presentación marcana.

Jesús es el “Hijo del Hombre” y es el Mesías (en hebreo) o Cristo (dicho en griego).

¿Qué o quién es el Hijo del Hombre? Varias interpretaciones.

  • Un hombre más: cualquier hombre, lo que es común a todos. Interpretación cercana a su uso en Ezequiel.
  • El que recibe el reinado, según el texto de Daniel. El reinado de este “Hijo de Hombre” (Vicario de Dios, según el Génesis) es el único que humaniza al hombre, que no lo usa ni lo destruye. Lo inhumano deshumaniza, y así aparta de Dios que ha dejado su imagen en el ser humano.

Posiblemente estas dos interpretaciones no son opuestas: humildad y potestad no deben contradecirse; se contradicen por la acción del pecado en nuestra naturaleza. Humildad y potestad son la dialéctica del Hijo del Hombre, y la misma del Reino-Reinado de Dios.

¿Qué significa el Mesías? Literalmente, es el Ungido, el que ha recibido la Unción. El aceite penetra, perfume, alivia, conserva la salud. El Ungido es el rey, el comandante victorioso, el juez supremo, el legislador sabio. Ser el Ungido es “ir delante” en el Nombre y con la autoridad de Dios.

¿Por qué el “secreto mesiánico,” es decir, aquello de pedri a la gente que no vele quién es Cristo? Dos explicaciones:

  • Psicológico-espiritual: que el beneficiado por un milagro u obra de Cristo profundice en el don recibido, pasar del hecho a su significado.
  • Socio-política: la imagen de Mesías tiene que ser purificada y levantarse de las aspiraciones más inmediatas y a menudo de revancha.

Quizás no se oponen estas dos explicaciones: para descubrir a Cristo no basta con tenerlo al frente. Lo que Cristo da no es, como en el paganismo, un punto que deja inalterada la vida y devuelve el destino a las manos del hombre, no a las de Dios.

Cristo predica el Reino de Dios, y en Cristo acontece ese Reinar de Dios. No es una propuesta que pueda desligarse del Hijo de Dios, aquel que trae todo lo que es de Dios al ámbito de lo que consideramos nuestro.

Curso: Invitacion a la Cristologia (9 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 9 de 20: La cristología de San Juan.

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Temas de la Sesión 9: El Cuarto Evangelio ha sido ocasión de notable polémica en las últimos décadas, porque su redacción sirve claramente de inspiración a la cristología descendente, mientras que hoy tiene mayor acogida la cristología ascendente, que intenta reproducir en nosotros el itinerario de los discípulos. También es esta última la que enfatiza en la cercanía y amistad con Jesús. De algún modo es el esquema de los Evangelios Sinópticos.

En la cristología descendente, muy presente en San Juan, el punto de partida es Dios; es el Cristo pre-existente, y la Encarnación (de ahí los tratados ). Pero, ¿es completamente “ascendente” la cristología de los Sinópticos? ¿Es del todo descendente la de San Juan? Además, ¿qué tan suficiente es el enfoque ascendente, que parece casi norma única para la cristología académica actual?

[Referencia bibliográfica: Gabino Uríbarri, La Singular Humanidad de Jesucristo.]

¿Cuál es, en efecto, el intento de la cristología ascendente? Encontrarse con Cristo antes que con lo que se ve como el dogma cristológico. Pero, ¿es ello posible sobre la base de unas Escrituras que hablan de Cristo como pre-existente? Además, ¿no es el caso que el rechazo a ese “dogma” se hace sobre la base (implícita) de otros “dogmas”? Si la preexistencia fue creída por la primera generación de cristianos, el proyecto “ascendente” se muestra como radicalmente insuficiente: no puede dar razón de ese dato de la Escritura.

La Comunidad no es autora colectiva pero sí es colectivamente responsable; es instancia validante que da fe de la verdad fundamental del mensaje de salvación, un mensaje por el que había que estar dispuesto a dar la vida. En el proceso de elaboración del canon está ya integrada la base apostólica, incluyendo los elementos jerárquicos que surgen naturalmente de este hecho los Evangelios son testimonios. Quienes dan el testimonio original van jerárquicamente primero que todos los demás. La comunidad creyente ni fue ni no puede ser una democracia, aunque sí es instancia colectiva de validación.

Ya la Carta a los Filipenses, en su Capítulo 2, afirma que Cristo era “de condición divina.” Esto fue escrito, ratificado, y cantado por comunidades creyentes muchos años antes de la redacción del Evangelio según San Juan.

El prejuicio que ronda a la cristología ascendente es que el encuentro con la humanidad de Cristo impide la afirmación de su preexistencia o su divinidad. La solución, sin embargo, no es descartar el énfasis ascendente sino ser conscientes de sus límites. Y sobre todo: si vamos a seguir el camino de fe de los discípulos, sigámoslo hasta el final, esto es, hasta la afirmación de la verdad de la resurrección y de la divinidad del Señor Jesús.

En otro sentido, no cabe decir que el Cristo del Evangelio de San Juan sea sólo “deducido.” Datos históricos, a veces únicos, aparecen en el Cuarto Evangelio, mostrando una base fáctica que ha sido comprobada por la arqueología (por ejemplo, la piscina de los cinco pórticos: Juan 5,2).

Cristo en el Evangelio de San Juan:

  1. Lógos: En cuatro líneas de interpretación: (1) Plenitud de aquello que Dios quería decirnos en los profetas. (2) Revelador del Padre. (3) Todo lo que podíamos necesitar, de lo que teníamos hambre “no sólo de pan vive el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” (4) El sentido y razón de ser de todo: el cosmos, la historia, el corazón humano.
  2. Semeion: Señal de Dios, y el que hace significativa la vida, y el que da y enseña a leer los signos de Dios. La fe, en San Juan, no es apuesta ciega, sino es lectura de signos: “Kai eiden kai epísteusen.”
  3. Hora de Dios: Cristo es el perfecto acontecer de Dios.

Curso: Invitacion a la Cristologia (8 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 8 de 20: La cristología de San Mateo.

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Temas de la Sesión 8: San Mateo da énfasis a las palabras de Cristo, pero no podemos separar milimétricamente “palabras” de “obras” en Cristo. Cuando la gente habla de la “autoridad” de Cristo se refiere a esta unión de hablar y obrar.

Palabras de Cristo: irrupción de un nuevo orden. Su palabra eficaz es comparable con Génesis 1: “Dios lo dijo y existió.” Cristo es un nuevo Moisés no como agregado, complemento o reemplazo del primer Moisés, sino como Aquel que constituye un nuevo orden, el orden definitivo querido por Dios.

Cristo es legislador, no como quien propone una nueva ley que quedaría a merced de quien la escucha, sino como quien instaura la ley nueva que obra desde dentro, rehaciendo a quien la escucha. En Moisés la propuesta (ley) queda afuera y la ejecución adentro. En Mateo, Cristo ordena incluso “imposibles” porque la ejecución ya empieza en la propuesta; al proponer instaura una condición nueva.

En la creación, hay un solo principio: Dios. Dios no crea a partir de “algo,” que sería un segundo principio, sino a partir de la “nada.” Así que, en la radicalidad de lo que somos, ya existe esa acción creadora que habla de una Palabra que es único principio. En ese nivel de radicalidad pronuncia Cristo su “Buena Nueva” según san Mateo, rehaciéndonos al hablarnos. La obediencia consiste en no frenar a la Palabra que nos rehace. Ser discípulo es escuchar y no detener la Palabra.

Por ello, en san Mateo, negar la divinidad de Cristo es dejar sin autoridad su manera de hablar de la alianza en presente, del sábado y su manera de pedir imposibles, como ser puro, humilde y generoso a la vez siempre. Al obrar así, como lo hace a lo largo de todo este Evangelio Jesús es un blasfemo, un loco o Dios entre nosotros. Jesús es el testigo y realizador primordial de la ley (voluntad) original de Dios. Por eso, sólo Cristo es la “plenitud” de la Ley.

Curso: Invitacion a la Cristologia (7 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 7 de 20: La cuestión sinóptica.

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Temas de la Sesión 7: Proceso de elaboración de los Evangelios escritos.

Primera fase: Partimos de “paquetes de información” que son recuerdos personales, experiencias vividas, fragmentos de discursos y parábolas. El primer Evangelio es la memoria de los discípulos.

La Cruz desborda la comprensión de los discípulos. La noticia de la Resurrección los encuentra indispuestos y tiene que imponerse a ellos–en contra de los que dicen que la resurrección fue una invención de los discípulos. No sólo estaban propensos a no creer sino que las horribles persecuciones que debían desanimarlos. Si ellos hubieran inventado la resurrección, ¿cómo prosperaron y quedaron como canónicos textos que presentan a los discípulos como lentos e incrédulos? ¿Cuál sería el rol de esos textos? Se puede afirmar que todo fue una “conspiración” pero semejante suposición de farsa implica afirmar que hicieron trampa para ganarse persecución, desprestigio y muerte.

Al examinar una hipótesis exegética suele seguirse ese criterio: aquello que no beneficia los intereses de los protagonistas de un relato difícilmente puede ser inauténtico. De igual modo, aquello que podría disminuir la credibilidad pero que fue admitido como canónico puede considerarse genuino, pues la comunidad no iba a permitir una predicación que destruyera la fe que profesaban y que tenía bases conocidas de todos.

Segunda fase: conjuntos de relatos en boca de maestros, “evangelistas,” predicadores ambulantes. De aquí, las colecciones de dichos y narraciones, agrupados por palabras claves, secuencias cronológicas, u otras ayudas mnemotécnicas. Se inicia la historia de la redacción.

Tercera fase: los relatos que se van encadenando en secuencias más amplias que son puestas por escritos y sirven de material a autores específicos, miembros de comunidades creyentes que por supuesto no permitirían que se negara lo que consideraron recibido de Cristo. La noción de verdad aquí no es la de una filmadora sino la del tipo de testimonio que se da, en este caso, sobre Cristo. Hay sin embargo un valor agregado en los detalles no esenciales y no coincidentes, en la línea de lo alegórico.

Jesús de Nazareth tiene continuidad con los profetas del Antiguo Testamento pero tiene discontinuidad: habla de una alianza en presente y no se excusa de su propia misión, ni habla de defecto o pecado suyo.

Lo redaccional aparece en las expresiones que sirven de puente o gozne, como el “por aquellos días” de Lucas. Mateo, en cambio, agrupa palabras de Cristo en “discursos,” sin que nadie lo interrumpa.

Criterios de canonicidad que debieron cumplir los Evangelios:

  1. Sobriedad: nada de descripciones aparatosas.
  2. Cercanía a lo ordinario: lo típico de las parábolas. Poco o nada de fantasía.
  3. Nada de desprecio a la materia: lo que desprecia el cuerpo, la mujer o el sexo es descartado.
  4. Centrado en lo esencial: no acaricia la curiosidad ni la sensiblería.

Curso: Invitacion a la Cristologia (6 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 6 de 20: Requerimientos hermenéuticos para una cristología bíblica. *** Contraste entre los Sinópticos y San Juan.

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Temas de la Sesión 6: Punto de partida: los evangelios no son objetivos (como una grabadora) ni son subjetivos (como una fantasía). Son testimonios intersubjetivos de realidades vividas. Los testimonios intentan reproducir, en el oyente, la experiencia del hablante para generar comunión. Al igual que el teatro, la liturgia quiere transmitir y reproducir una misma experiencia creando una misma comunión. El género literario “evangelio” no puede entonces desconectarse de la celebración y la liturgia.

Sin embargo, la diferencia entre el teatro y el dúo “predicación-liturgia” es que la comunió que se quiere en el segundo caso es permanente, y reicbe el nombre de ekklesía, la convocación, la asamblea de los que viven de y en Jesucristo. El Evangelio hace nacer a la Iglesia y la Iglesia es el “diccionario” del Evangelio, porque el Evangelio se hace comprensible sólo en la Iglesia, en cuanto comunión. Al perder a la Iglesia como marco interpretativo uno se ve obligado a buscar otros marcos; es el proceso que realizó la crítica.

¿Cómo se ha hecho la cristología bíblica en el caso de los Evangelios? A través de las Formas (Dibelius) se obtiene el contexto inmediato de comprensión de las preguntas que uno hace a un texto. No es lo mismo la verdad en un refrán que la verdad en un tratado. Ejemplo importante: la diferencia entre parábola y alegoría. Presentación de la parábola como “Forma”: no se trata de “crear una historia” (fábula) sino “hacer hablar a la historia” (la vida misma). Presentación de la diatriba como “Forma”: se trata de un despertar, por el recurso de quitar toda justificación y toda excusa, retirar todo soporte para que aparezca la verdad en el oyente. Es más un ejercicio intelectual que emocional. Se siente como ofensiva sólo en aquellas sociedades que idolatran el ego.

La diferencia crucial entre los Evangelios Sinópticos y Juan: En San Juan, los conceptos se elaboran junto con el discurso, y el proceso de elaboración es espiral; en los sinópticos, la semántica de los conceptos es mucho más estable y el discurso es más lineal. Sinóticos y San Juan tienen como centro de gravedad y criterio interpretativo la Pasión de Cristo. Juan es espiral; los Sinópticos son “flechas,” cada uno con su énfasis:

  • Marcos – obrar de Cristo – Presencia del Actuar de Dios
  • Mateo – enseñar de Cristo – Nuevo Moisés, lugar de la Alianza definitiva
  • Lucas – “corazón” de Cristo – la Humanidad de Dios

Curso: Invitacion a la Cristologia (5 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 5 de 20: Conclusión sobre el uso de la Crítica. Introducción a la cristología bíblica.

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Temas de la Sesión 5: Sobre el buen uso de la crítica.

La carencia de crítica lleva a: espiritualismo (reemplazo del texto por sentimiento o devoción, revelaciones privadas, etc.); fideísmo (renuncia a pensar, idea implícita incompatibilidad entre pensar y creer); fundamentalismo (ignorancia voluntaria del recorrido que el texto hace en la historia).

La razón no puede probar lo que dice la fe pero sí puede refutar lo que se opone a la fe. Contraste entre la pregunta de María (Lucas 1,34): “¿Cómo será esto?” y la pregunta de Zacarías (Lucas 1,18): “¿En qué lo conoceré?” María es imagen de la crítica “sana,” la que implica la evangelización de la inteligencia, y Zacarías representa aquí la crítica destructiva, que pone en primer lugar el yo, la subjetividad.

Propósito sano de la crítica: Establecer el texto y establecer el significado. Lo primero implica llegar al texto crítico; lo segundo, con la ayuda de ciencias auxiliares, busca el sentido propio de la “letra.” Forma (literaria): manera de transmitir información, ligadas a determinadas a culturas y tiempos. Conlleva una intencionalidad típica y una perspectiva sobre la verdad.

Sobre la cristología bíblica: se trata de la pregunta “¿Quién es Jesús para…?”

Puntos previos: autor, historia de las formas, historia de la redacción, búsqueda de autenticidad. Otro riesgo, más serio, es creer que lo demostrablemente histórico (“ipsisissima verba”), es por ello mismo, más inspirado o es criterio último para todo lo demás: la credibilidad queda amarrada al esfuerzo y la especulación humanas. Hay quienes miran la autoría como sinónimo de canonicidad, cayendo así en la herejía del “canon dentro del canon.”

Además, las presunciones racionales sobre vocabulario o estilo pueden caer en un dogmatismo que desconoce que las personas humanas efectivamente cambiamos, aprendemos, olvidamos, respondemos de modo diverso a circunstancias diversas.

La disolución del autor, considerándolo como sujeto a la comunidad, trae dos peligros: (1) se pierde la apostolicidad; (2) se empieza a mirar los textos como resultados de consensos (democráticos).