Gustosamente harían su oficio los Santos Angeles Custodios con aquella alma que les decía: “Angeles Santos, yo os invoco, como la Esposa del Cantar de los Cantares, ‘ut nuntietis ei quia amore langueo’ -para que le digáis que muero de amor”.
Sé que te doy una alegría copiándote esta oración a los Santos Angeles Custodios de nuestros Sagrarios: Oh Espíritus Angélicos que custodiáis nuestros Tabernáculos, donde reposa la prenda adorable de la Sagrada Eucaristía, defendedla de las profanaciones y conservadla a nuestro amor.
Bebe en la fuente clara de los “Hechos de los Apóstoles”: en el capítulo XII, Pedro, por ministerio de Angeles libre de la cárcel, se encamina a casa de la madre de Marcos. -No quieren creer a la criadita, que afirma que está Pedro a la puerta. “Angelus ejus est!” -¡será su Angel!, decían. -Mira con qué confianza trataban a sus Custodios los primeros cristianos. -¿Y tú?