Catheriniana – 05, Teología del Amor, parte 1

[Catheriniana es una serie de reflexiones sobre aspectos de la enseñanza de Santa Catalina de Siena. Para sacar mayor provecho de estas conferencias es muy recomendable revisar primero la serie sobre su vida, y después la serie sobre los fundamentos de su doctrina espiritual. Si se quiere acceder a todas las publicaciones de este blog sobre la Santa Doctora, hacer click aquí.]

Tema 5: Introducción a la Teología del Amor

* Santa Teresa del Niño Jesús descubrió, al llegar a la madurez de su breve vida, que su vocación era el amor: “En el corazón de la Iglesia, yo seré el amor…” La experiencia de Santa Catalina es semejante, en cuanto que ella descubrió el lugar absolutamente central de amar pero hay dos diferencias: (1) Catalina ve que amar es plenitud a la que todos estamos llamados como una auténtica vocación; (2) Esa convicción marca toda su enseñanza y marcó toda su vida.

* Es interesante recorrer la vida de Catalina y descubrir las fuentes donde ella aprendió a amar. Está en primer lugar su familia: numerosa, llena de vida y de afecto. Pero lo decisivo empieza con aquella visión que tiene hacia los seis o siete años de edad. Como San Pablo, ella podrá decir, ya desde esa temprana edad, “Cristo me amó, y se entregó por mí” (véase Gálatas 2). Aún más: ya de niña percibe que Dios es suficiente (“Sólo Dios basta,” dirá Santa Teresa de Jesús, un par de siglos después). Quiere ser ermitaña y considera que puede prescindir de todo y de todos porque Dios velará por ella.

* Esa certeza de que Dios es fuerte, bondadoso, sabio y ante todo, providente, permea toda la experiencia espiritual de Santa Catalina. Cuando la familia se opone a su forma de vida ascética y orante; cuando pretenden prepararla para matrimonio; cuando tiene que hablar ante el Capítulo General de los Dominicos, o cuando se ve a las puertas de la muerte en la ciudad de Florencia: en todos esos casos, ser amada significa para ella ser sostenida, protegida, guiada.

* La experiencia del amor que tiene Catalina es entonces la del Dios que permanece, el Dios del que uno se puede fiar, el Dios que supera nuestros planes y los de nuestros adversarios, el Dios que nos invita, dándonos el testimonio de su Hijo, a apoyarnos en Él. Dejarse amar es descubrir a Aquel que “es,” y descubrir en cambio que todo lo demás, incuyéndonos nosotros mismos “somos los que no somos.”

* La experiencia de fortaleza en la soledad no es experiencia de aislamiento sino simplemente saber que lo que no cabe esperar de las creaturas sí puede y debe esperarse de Dios Padre Creador.

El amor y la formación de la comunidad de personas

221 La familia se presenta como espacio de comunión —tan necesaria en una sociedad cada vez más individualista—, que debe desarrollarse como una auténtica comunidad de personas 490 gracias al incesante dinamismo del amor, dimensión fundamental de la experiencia humana, cuyo lugar privilegiado para manifestarse es precisamente la familia: « El amor hace que el hombre se realice mediante la entrega sincera de sí mismo. Amar significa dar y recibir lo que no se puede comprar ni vender, sino sólo regalar libre y recíprocamente ».491

Gracias al amor, realidad esencial para definir el matrimonio y la familia, cada persona, hombre y mujer, es reconocida, aceptada y respetada en su dignidad. Del amor nacen relaciones vividas como entrega gratuita, que « respetando y favoreciendo en todos y cada uno la dignidad personal como único título de valor, se hace acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso y solidaridad profunda ».492 La existencia de familias que viven con este espíritu pone al descubierto las carencias y contradicciones de una sociedad que tiende a privilegiar relaciones basadas principalmente, cuando no exclusivamente, en criterios de eficiencia y funcionalidad. La familia que vive construyendo cada día una red de relaciones interpersonales, internas y externas, se convierte en la « primera e insustituible escuela de socialidad, ejemplo y estímulo para las relaciones comunitarias más amplias en un clima de respeto, justicia, diálogo y amor ».493

Continuar leyendo “El amor y la formación de la comunidad de personas”

Salvar el Amor

Había una vez una isla muy linda y de naturaleza indescriptible, en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre; El Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría… como también, todos los demás, incluso el Amor.

Un día se anunció a los sentimientos que la isla estaba por hundirse. Entonces todos prepararon sus barcos y partieron.

Únicamente el Amor quedó esperando solo, pacientemente, hasta el último momento. Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el Amor decidió pedir ayuda.

La riqueza pasó cerca del Amor en una barca lujosísima y el Amor le dijo: “Riqueza… ¿me puedes llevar contigo?”. No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti, lo siento, Amor…

Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnifica barca. “Orgullo te ruego… ¿puedes llevarme contigo?”. No puedo llevarte Amor… respondió el Orgullo: aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca y ¿Cómo quedaría mi reputación?

Entonces el Amor dijo a la Tristeza que se estaba acercando: “Tristeza te lo pido, déjame ir contigo”. No Amor… respondió la Tristeza. Estoy tan triste que necesito estar sola.

Luego el Buen Humor pasó frente al Amor, pero estaba tan contento que no sintió que lo estaban llamando.

De repente una voz dijo: “Ven Amor te llevo conmigo”. El Amor miro a ver quien le hablaba y vio a un viejo. El Amor se sintió tan contento y lleno de goza que se olvidó de preguntar el nombre del viejo. Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue.

El Amor se dio cuenta de cuanto le debía y le pregunto al Saber: “Saber, ¿puedes decirme quien era este que me ayudo?”.

“Ha sido el Tiempo”, respondió el Saber, con voz serena. ¿El Tiempo?… se preguntó el Amor. ¿Por qué será que el tiempo me ha ayudado?”

“Porque solo el Tiempo es capaz de comprender cuan importante es el Amor en la vida.”

Las fechas…

Cuando llegan las fechas de las personas que amamos es inevitable recordarlas, aunque hayan partido de esta tierra.

Una de esas fechas, para mí, es el cumpleaños de mi madre, Maruja de Medina, que este 5 de Mayo cumpliría 82 años de edad. Ella falleció el 7 de Julio de 2010.

Debo confesar algo: aunque muchas veces he sentido que me ha hecho falta escuchar su voz, o recibir su abrazo, ni un sólo día he pensado que ella estaría mejor aquí con nosotros que en el lugar donde creo, con esperanza puesta en Dios, que se encuentra.

Esa sencilla reflexión me ha llevado a preguntarme qué es amar: ¿es disfrutar la compañía de la persona que amamos, o es desear para esa persona lo mejor? Quizás hemos venido llamando amor a algo que tiene bastante el aspecto del egoísmo.

Casi cuatro años después de su muerte, siento paz, y una semilla de verdadera alegría de que mi madre haya partido de entre nosotros. Su ausencia me recuerda la brevedad de la vida, y la necesidad de colmar de significado y de amor cada cosa que hacemos.

Qué es ser cristiano, 16 de 16, El amor como centro de la vida cristiana

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 16 de 16: El amor como centro de la vida cristiana

* El amor es la gran síntesis de la vida cristiana; pero no se trata de cualquier amor. De lo que se trata es de amar como Dios ama. Tal es la obra del Espíritu Santo en nosotros.

* El Espíritu permanece activo en nosotros: así como el Fuego no existe sino quemando, el Espíritu está en nosotros amando y santificando.

* Los adjetivos principales de ese amor son: universal, profundo, permanente, fecundo y poderoso.