¿En qué momento es pecado preocuparse por el futuro?

Ninguna obra puede ser virtuosa si no va acompañada de las debidas circunstancias, una de las cuales es el tiempo adecuado, según estas palabras: Cada cosa tiene su tiempo y sazón (Eclo 8,6), y esto tiene aplicación no sólo a las obras externas, sino también a la solicitud interior. En efecto, todo tiempo tiene su propia solicitud; y así al verano corresponde la solicitud de la siega, y al otoño la de la vendimia. En consecuencia, quien en tiempo de siega se preocupara ya de la vendimia, sería vana solicitud por el futuro. Este tipo de solicitud lo reprueba el Señor diciendo: No os inquietéis, pues, del mañana (Mt 6,34). Y por eso añade: Porque el día de mañana ya se inquietará de sí mismo (Mt 6,34), es decir, traerá su propia preocupación suficiente para afligir nuestra alma, y termina diciendo: Bástale a cada día su afán (Mt 6,34), es decir, su penosa inquietud. (S. Th., II-II, q.55, a.7 resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

¿Joe Biden es católico a pesar de su agenda?

“Joe Biden, que juramentó en el cargo de presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 2021, se habría convertido en el segundo gobernante católico en la historia del país después de John F. Kennedy, pero muchos han puesto en duda que realmente pertenezca a la Iglesia a causa de su abierto apoyo al aborto y a la agenda LGBTQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, queer y más). Biden ha sido un abierto promotor del aborto durante la campaña que lo llevó a la presidencia de Estados Unidos. En su “Agenda para las Mujeres”, ofreció, entre otras cosas, descartar la Política de Ciudad de México, reinstalada y expandida por su predecesor Donald Trump y que evita que se financien organizaciones abortistas en todo el mundo con el dinero del gobierno federal…”

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Breve ordo para la semana
del 24 al 30 de Enero de 2021

LA GRACIA: Homilías breves para esta semana:


LECTURA ESPIRITUAL para esta semana:


Liturgia de las Horas para esta semana:

Domingo, 24 de Enero de 2021: Domingo III del Tiempo Ordinario, ciclo B

Lunes 25: Fiesta de la Conversión del apóstol San Pablo

Martes 26: Memoria de los Santos Timoteo y Tito, obispos

Miércoles 27:

Jueves 28: Memoria de Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia

Viernes 29:

Sábado 30:



Un soneto en la mañana

Señor, yo sé que, en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa,
porque todo tuviera su figura.

Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos de la altura.

Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto,
y en la ribera sin temblor del río;

por eso yo te adoro, mudo y quieto,
y por eso, Señor, el dolor mío
para llegar hasta ti se hizo soneto.

La fe de Ampère, padre de la electrodinámica

“En 2020, el mundo de la ciencia conmemoró los enormes descubrimientos de André-Marie Ampère en el ámbito del electromagnetismo en 1820. Pero los trabajos del “Newton de la electricidad” tienden a ocultar las múltiples facetas de un autodidacta genial, que vivió a caballo entre la Encyclopédie y el romanticismo, matemático, químico, naturalista y filósofo. Hombre de gran corazón, sufrió pruebas enormes…”

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Un santo en el gobierno de los jesuitas

Provincial bondadoso y caminante

De 1578 a 1586 fue el padre Anchieta provincial de los jesuitas. A veces, como cuando visitó Pernambuco en 1584, tenía que trasladarse en barco, pero normalmente visitaba su provincia de la Compañía a pie y descalzo, como era su costumbre, aprovechando cuando podía para entrar a los indios. Con sus hermanos jesuitas cumplió su función de superior con suma caridad y delicadeza, atento siempre al bien espiritual de cada uno.

En una ocasión, estando de rector en San Vicente, supo que en otra casa el superior había ordenado a un Hermano que se recogiese en su aposento y no saliera de él sin licencia suya. Allí se fue Anchieta, caminando descalzo y ligero unos setenta kilómetros, y después de reconciliar al superior enojado con el Hermano, regresó a su casa en el mismo día, sin aceptar quedarse unos días de descanso. En estos desplazamientos, tan increíblemente rápidos, veían los contemporáneos, no sin razón, algo de milagroso.

En otra ocasión, un Hermano que vivía aislado al cuidado de una granja de la Compañía, en un lugar al que solo por mar se podía llegar, estaba pasando días de una gran depresión, quizá por la duración de su soledad. Un día, estando en el campo, vio que el padre Anchieta venía hacia él: «Por vos sólo he venido aquí». Quedó el Hermano consolado con cuanto el padre le dijo, pero también asombrado, ya que no vio en la ribera ninguna embarcación que hubiera podido acercar a su superior.

Sabían los jesuitas que nada, ni siquiera sus cosas más íntimas, escapaba al conocimiento del provincial Anchieta, pues, como Jesús, él «los conocía a todos, y no necesitaba informes de nadie, pues conocía al hombre por dentro» (Jn 2,25). Aceptaban, pues, de buen grado sus correcciones, y no sólo porque siempre tenían fundamento real, sino también por la caridad con que las hacía. El mismo Anchieta dió una vez una norma, que sin duda él cumplía siempre: «Ninguna culpa ha de saber el Superior de sus súbditos, que primero que llegue avisar al culpado no la haya llorado dos o tres veces delante de la divina misericordia, que esto es cuidar de las ovejas encomendadas por Cristo al cuidado del Superior» (Nieremberg 569).

En otra ocasión, supo el provincial Anchieta que en un colegio un Superior segundo había tratado con aspereza a un religioso súbdito suyo. Y el áspero Superior se justificó ante el provincial diciendo: «El Superior que me encomendó este oficio, me encargó con él que no dejase pasar ninguna ocasión en que pudiese ejercitar la paciencia a cualquiera de los súbditos». Tan pintoresca norma fue rechazada por el padre Anchieta, que le dijo: «Pues yo, en el nombre de Dios, ordeno a V. R. que desnude ese afecto y se vista de otro de mansedumbre y blandura, y en cuanto pudiere procure no dar a nadie ocasión de enojo, sino a todos se muestre afable y benévolo». Era ésta su propia norma de conducta. Por eso, aunque era muy riguroso como Superior en el mantenimiento de la disciplina, los religiosos le tenían mucha confianza y cariño, tanto que «se confesaban con él con más gusto que con los confesores señalados y ordinarios, cosa sin duda bien extraordinaria» (569).

Entre las obras que el beato Anchieta realizó como provincial, cabe destacar el hecho muy notable de que, un siglo antes de que Santa Margarita María de Alacoque tuviera sus cuatro grandes revelaciones (1673-1675), él consagró una iglesia al Sagrado Corazón de Jesús en Guarapary, en la diócesis de Espíritu Santo, al nordeste de Río, en la costa.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

La Iglesia declara «venerable» a Jérôme Lejeune, quien halló el origen genético del síndrome de Down

“Este jueves la Santa Sede ha publicado el decreto aprobado por el Papa de la Congregación para las Causas de los Santos y en donde se reconocen las virtudes heroicas del valiente genetista Jérôme Lejeune, un ferviente católico e incansable luchador por la vida. Este gran científico francés pionero de la genética moderna nació en 1926 y falleció en París en 1994. Su principal hallazgo fue descubrir el origen genético del síndrome de Down, personas a las que se acabó entregando en cuerpo y alma, por las que dio su vida y acabó sacrificando su eminente carrera…”

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