Adán y el Espíritu Santo

P . Fray Nelson pregunto : Adan y Eva tenian o mejor dicho, Dios les habia dado el Espiritu Santo o no, por el hecho que se paseaban con EL? ¿Tenian EL Espíritu Santo como nosotros los bautizados? — E.H.

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La presencia viva del Espíritu Santo en el hombre se identifica con la acción de la gracia santificante. Ahora bien, es doctrina propia de la Iglesia Católica (enseñada expresamente en el Concilio de Trento, por ejemplo) que Adán, antes del pecado, gozó del don de esa gracia que expresaba nada menos que su unión de amistad con Dios. por ello debemos decir que, aunque los dones expresos del Espíritu Santo se manifestaran de otra manera en nuestros primeros padres, lo esencial de la obra del Espíritu, que es su gracia que santifica, estaba en ellos.

Vaticano también se ocupará de la inteligencia artificial

“La Pontificia Academia para la Vida (PAV) creó una propia Fundación que se ocupará de la inteligencia artificial. Aceptando la solicitud del presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Vincenzo Paglia, el Papa Francisco autorizó un rescripto “ex audientia” el pasado 16 de abril con esta finalidad. De ese modo, con la firma del Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin se estableció la Fundación “renAIssance”, la cual cuenta con personalidad jurídica canónica pública, con sede en el Estado de la Ciudad del Vaticano, en la misma Academia para la Vida…”

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San José, un hombre de silencio interior

“San José me da una palabra que nace de su silencio interior, una palabra cargada de gracia, portadora de vida, que realmente me llega, que lo que yo buscaba él me lo dice, y que eso que él me dice desde fuera yo veo interiormente que sí, que realmente me toca (como lo que dice San Agustín en De Magistro, en plan platónico: “conocer es recordar”). Como es santo, me dice lo que está en mí no explícito, lo que mi alma busca sin saberlo. Dicen que San Juan de Ávila cuando predicaba tocaba a la gente de tal manera que algunos salían gritando. Les llegaba al interior,porque rezaba, porque ayunaba y porque era un hombre santo, y, por eso mismo, la palabra de verdad del Espíritu Santo le era conocida…”

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Paul Claudel y la luz del misterio

“Paul Claudel (1868-1955) fue diplomático y miembro de la Academia francesa si bien es célebre por haber sido uno de los grandes nombres de las letras francesas en el siglo XX. El 25 de diciembre de 1886 asistió en Notre Dame de Paris a la misa de Navidad. Entró por mera curiosidad pero al oír cantar el Magnificat, según él mismo cuenta, “en un instante mi corazón fue tocado y creí. Creí con tal fuerza de adhesión que […] todos los libros, todos los razonamientos, todas las vicisitudes de una vida agitada, no han podido perturbar mi fe ni, a decir verdad, tocarla”…”

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