Hay quien dice que los jóvenes ya no rezan el Rosario, que es una oración demasiado antigua y monótona para ellos. Otros afirman que el Rosario en familia solo sirve para que los niños aborrezcan el rezarlo. Teresa García Serrano desmiente estas afirmaciones con la espontaneidad de sus dieciocho años recién cumplidos y a punto de comenzar sus estudios de Magisterio.Teresa nos cuenta en su testimonio cómo aprendió a rezar el Rosario con su familia, de la mano de sus padres. Y no se ha avergonzado nunca de rezarlo, ni siquiera ante sus compañeros de clase en el instituto, ante los que ha dado testimonio muchas veces. De hecho – cuenta ella – ha regalado varios rosarios a compañeros suyos, con la esperanza de que un día también ellos le digan a nuestra Madre del Cielo, a través de esta oración, un “te quiero”. Como ella hace cada día, porque “siempre hay tiempo para rezar el Rosario, siempre”, por la sencilla razón de que es una oración que “se puede rezar en cualquier lado, en cualquier momento del día”, “hay tantos y tantos momentos del día en los que puedes llevar tu rosario en mano, o un denario, o con los diez dedos que nos ha dado Dios, y rezarlo cuando vas por la calle, cuando vas al colegio”.