La Tienda del Encuentro nos recuerda la pedagogía de Dios, que a la vez se muestra santo, y en cierto modo inalcanzable, pero sólo así capaz de satisfacer nuestro anhelo de infinito; pero por otro lado, se revela cercano, como parte de nuestro campamento, y así accesible a nosotros, que somos ignorantes y pecadores.