No se puede tener vida en Cristo si uno no ha entrado por Cristo. Y entrar por Cristo es reflejar en nosotros el camino que Él siguió: Él sufrió la Pasión; nosotros nos dolemos de nuestros pecados; Él murió en la Cruz; nosotros nos unimos a la muerte sepultándonos en las aguas del bautismo; Él fue traspasado por la lanza del soldado; nosotros somos traspasados por la predicación de Pedro en Pentecostés, y la de toda la Iglesia; Él resucitó glorioso; nosotros entramos en vida nueva.