“A finales de los 60, el movimiento abortista realizó una decisión estratégica y deliberada: trivializar el debate del aborto, calificando todos los argumentos pro-vida como meros dogmas católicos. Esto hizo fácil pasar por alto el hecho científico, embriológico, innegable e inconveniente, de que la vida humana empieza con la concepción…” Click!