Para ti, que me has asegurado que quieres tener una conciencia recta: no olvides que recoger una calumnia, sin impugnarla, es convertirse en colector de basura.
Vuelvo a insistir: cuando no puedas alabar, y no sea necesario hablar, ¡calla!
Desconfía de esas afirmaciones rotundas, si los que las propugnan no han intentado, o no han querido, hablar con el interesado.