Esta meditación es la tercera y última de tres, de un Retiro en agosto 2007 a un grupo de Vírgenes Seglares. De particular interés para personas consagradas, ayuda a todos a comprender aspectos esenciales y muy hermosos del camino del “seguimiento de Cristo.” La unidad está profundamente en el Corazón de Cristo. Si el pecado es división porque cada uno busca lo suyo, la unidad es fruto de la conversión y de la generosidad de todos. No puedo romper la unidad sin romper la unidad del Corazón de Jesús.