Llegados al final del año litúrgico nos quedamos con dos certezas: (1) El poder se deshumaniza sin Dios: perder a Dios es perder al hombre. (2) Hay que vigilar porque lo vigilado, que somos nosotros mismos, es precioso ante Dios.
Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
Llegados al final del año litúrgico nos quedamos con dos certezas: (1) El poder se deshumaniza sin Dios: perder a Dios es perder al hombre. (2) Hay que vigilar porque lo vigilado, que somos nosotros mismos, es precioso ante Dios.