«No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto» (Lc 6, 43), nos enseña Jesús en el Evangelio de este domingo. La vida cristiana es la vida de Dios en nosotros, es la vida de Cristo como vid fecunda, cuya sabia corre por los sarmientos hasta dar fruto abundante.
Haz clic aquí!