Tradicionalmente el mes de Septiembre es conocido como “Mes de la Biblia” mientras que el siguiente mes, el de Octubre, es “Mes de las Misiones.” Se me ocurre que hay una relación estrecha entre estos dos títulos, una relación que quizás no fue pensada así al principio pero luego resulta muy evidente.
En efecto, la Biblia, en cuanto Palabra de Dios, compendia muy bien lo que hemos de creer, vivir y transmitir en la Misión: es como si Septiembre nos estuviera preparando para Octubre.
A la vez, es bueno recordar que ser misionero no consiste ante todo en los aspectos externos que fácilmente captan nuestra atención: desplazarse, encontrar diferencias culturales, lograr comunicación con otras personas, acumular experiencias interesantes… todo eso tiene un sentido pero queda vacío si no lleva dentro de sí la sustancia que sólo puede venir de la Palabra Divina.
Quedando, pues, tan pocos días para que termine este mes de la Biblia, dispongamos el corazón para llevar en la misión aquel mensaje que Cristo nos ha comunicado con su propia Persona y que es la predicación misma de los Apóstoles. Amén.