Un sabio viejo dijo a un jovencito: Arranca este árbol. Era muy pequeño y lo arrancó. Ahora arranca ese otro árbol. Era ya crecidito y le costó bastante arrancarlo. Arranca este otro. Lo arrancó; pero no solo, sino con la ayuda de otro compañero. Mandóle arrancar otro árbol; pero ya no pudo ni él solo, ni ayudado por los demás. Jovencitos, ¿sabéis qué significa esto? Ahora sois como arbolitos. Ahora podéis quitar vuestros defectos. Es cosa fácil. Cuanto más aguardéis, será peor, porque será más difícil. Quitad, quitad pronto los defectos del corazón.