Varias personas me han pedido opinión sobre lo que ellos llaman persecución contra los que, por razones de conciencia, prefieren no vacunarse contra COVID-19…
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En síntesis, y como opinión personal: No creo que sea correcto el uso del término “persecución”. Yo por lo menos tengo claro que menos vacunación significa mayor carga viral en personas y comunidades, lo cual a su vez significa: más variantes con mayor letalidad.
Con todo el respeto para todos: la decisión de vacunarse o no, es personal pero también trasciende el ámbito de la persona individual, y esto por tres motivos principales:
1. Ninguna vacuna puede garantizar una inmunidad total, perfecta e irreversible. Cuanto mayor es la circulación del virus, mayor es la posibilidad de que los vacunados resulten afectados, de modo leve o incluso grave, por una carga viral que rompa sus defensas.
2. Los virus mutan y desarrollan nuevas cepas. El espacio de mutación–y potencialmente de mayor capacidad de contagio y/o letalidad del virus–crece en proporción de la población no vacunada. Las variantes al final nos afectan a todos.
3. Muchos vacunados tienen hijos pequeños que, por las condiciones actuales y el nivel de conocimiento científico, no serán vacunados en el futuro próximo. También ellos y sus familias serán afectados si hay una mayor carga viral en el ambiente.
EN CONCLUSIÓN: debemos todos buscar un balance entre el respeto a los derechos de la conciencia individual y el hecho científico del impacto que la decisión personal tendrá inevitablemente en el conjunto de la sociedad.
Creo que ello conduce a la protección de los espacios de mayor acercamiento interpersonal, verificando que quienes accedan estén vacunados o que, según pruebas recientes, no supongan un riesgo de contagio inmediato para otros. Dios ilumine y bendiga a todos.