El campo del Señor es fértil y buena su semilla. Por eso, cuando en este mundo nuestro aparece la cizaña, no lo dudes: ha habido falta de correspondencia de los hombres, de los cristianos especialmente, que se han dormido y han dejado el terreno abierto al enemigo. -No te lamentes, que es estéril; y examina, en cambio, tu conducta.
Los enemigos de Dios y de su Iglesia, manejados por el odio imperecedero de satanás, se mueven y se organizan sin tregua. Con una constancia “ejemplar”, preparan sus cuadros, mantienen escuelas, directivos y agitadores y, con una acción disimulada -pero eficaz-, propagan sus ideas, y llevan -a los hogares y a los lugares de trabajo- su semilla destructora de toda ideología religiosa. -¿Qué no habremos de hacer los cristianos por servir al Dios nuestro, siempre con la verdad?