La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. -¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración.
El espíritu de oración que anima la vida entera de Jesucristo entre los hombres, nos enseña que todas las obras -grandes y pequeñas- han de ir precedidas, acompañadas y seguidas de oración.