“San José es un santo de casa. Así lo sentimos muchos. La devoción que le tenemos por ser padre de Jesús y esposo de María exhala esa fragancia propia del hogar. Su figura, incansablemente representada por innumerables artistas a lo largo de los siglos en iconos, pinturas, estatuas… ha servido para profundizar en su personalidad, misión y mediación, lo que ha propiciado el aumento de su devoción. Esto ha hecho que su patronazgo abarque muchos campos, siendo así no solo patrón universal de la Iglesia, sino también de los padres de familia, del trabajo, de la buena muerte, así como protector de muchas instituciones, ciudades, congregaciones, hermandades…”
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