Dios está contigo. En tu alma en gracia habita la Trinidad Beatísima. -Por eso, tú, a pesar de tus miserias, puedes y debes estar en continua conversación con el Señor.
Has de orar siempre, siempre. -Has de sentir la necesidad de acudir a Dios, después de cada éxito y de cada fracaso, en la vida interior.
Que tu oración sea siempre un sincero y real acto de adoración a Dios.