Dios mío: siempre acudes a las necesidades verdaderas.
No vas peor. -Es que ahora tienes más luces para conocerte: ¡evita hasta el más pequeño asomo de desánimo!
En el camino de la santificación personal, se puede a veces tener la impresión de que, en lugar de avanzar, se retrocede; de que, en vez de mejorar, se empeora. Mientras haya lucha interior, ese pensamiento pesimista es sólo una falsa ilusión, un engaño, que conviene rechazar. -Persevera tranquilo: si peleas con tenacidad, progresas en tu camino y te santificas.
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