ROSARIO de las Semanas 20191207

#RosarioFrayNelson para el Sábado:
Contemplamos los Misterios del Silencio de Dios

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio del silencio contemplamos que del costado de Cristo en la Cruz brotaron sangre y agua.
  2. En el segundo misterio del silencio contemplamos el valor de aquellos que no eran apóstoles y sí permanecieron junto a la Cruz y cuidaron del cuerpo de Cristo muerto.
  3. En el tercer misterio del silencio contemplamos a Jesucristo, puesto en un sepulcro nuevo.
  4. En el cuarto misterio del silencio contemplamos a Jesús, que baja hasta el fondo del reino de la muerte, para que los justos que de antiguo esperaron en él encuentren a su Redentor.
  5. En el quinto misterio del silencio contemplamos el anonadamiento de Cristo, que siendo Hijo aprendió sufriendo a obedecer.
  6. En el sexto misterio del silencio contemplamos la soledad llena de fe de la Santísima Virgen María.
  7. En el séptimo misterio del silencio contemplamos la inmensa compasión de Dios Padre, que tanto amó al mundo que le dio a su único Hijo para que todo el que cree en él no perezca.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

“INEFFABILIS DEUS” – La encíclica que declaró el dogma de la Inmaculada

“[Dios] la colmó de la abundancia de todos los celestiales carismas, sacada del tesoro de la divinidad, muy por encima de todos los ángeles y santos, que Ella, absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado y toda hermosa y perfecta, manifestase tal plenitud de inocencia y santidad, que no se concibe en modo alguno mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios…”

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¿En qué consiste propiamente la envidia?

El objeto de la tristeza es el mal personal. Pero sucede que el bien ajeno se considera como mal propio, y en este sentido puede haber tristeza del bien ajeno. Esto ocurre de dos maneras. La primera, cuando alguien se entristece del bien ajeno que le pone en peligro de sufrir algún daño; es el caso de quien se entristece por el encumbramiento de su enemigo, porque teme que le perjudique. Este tipo de tristeza no es envidia, sino más bien efecto del temor, como dice el Filósofo en II Rhet. Segunda: el bien de otro se considera como mal personal porque aminora la propia gloria o excelencia. De esta manera siente la envidia tristeza del bien ajeno, y por eso principalmente envidian los hombres aquellos bienes que reportan gloria y con los que los hombres desean ser honrados y tener fama, como enseña el Filósofo en II Rhet. (S. Th., II-II, q.36, a.1, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

LA GRACIA del Domingo 8 de Diciembre de 2019

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO, CICLO A

La conversión implica aceptar que debo cambiar y lo admito, no para desesperarme o caer en el cinismo, sino que dejo que Jesús venga y haga su obra grande en cada mí.

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Papa Francisco: El belén es “una manera auténtica de comunicar el Evangelio”

“El Papa Francisco recordó su reciente visita a Greccio y su Carta sobre el belén, resaltando que esta es una tradición que se debe transmitir de unas generaciones a otras, como “una manera auténtica de comunicar el Evangelio, en un mundo que a veces parece tener miedo de recordar lo que realmente es la Navidad, y borra los signos cristianos para conservar sólo los de un imaginario banal, comercial”…”

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Conditor alme – Himno tradicional de Adviento

Oh, Cristo, Creador santo de los astros,
Luz eterna de tus fieles,
escucha Tú, Redentor del mundo,
la plegaria de quienes te invocan.

Compadecido de que el orbe enfermo pereciese,
a causa de la ruina que provocó el pecado,
Tú mismo te ofreciste como remedio
para infundir la salvación a los culpables.

Y así, como sale el esposo de su tálamo naciste,
en el atardecer del mundo,
de las purísimas entrañas de una Madre Virgen.

Toda la creación dobla su rodilla ante el imperio
de tu poder y los Cielos y la tierra se confiesan
sumisos al beneplácito de tu voluntad.

Llenos de fe te pedimos, futuro Juez del mundo,
que sintamos en nuestra vida tu protección
frente a los dardos del traidor Enemigo.

Gloria a Cristo, Rey clementísimo, a Ti
y también al Padre, con el Espíritu Paráclito,
por los siglos de los siglos. Amén.

ROSARIO de las Semanas 20191206

#RosarioFrayNelson para el Viernes:
Contemplamos los Misterios de la Dolorosa Pasión

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús, que vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron.
  2. En el segundo misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní intercediendo por nosotros los pecadores.
  3. En el tercer misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús, juzgado por el sanedrín, y luego por la autoridad romana, y así condenado a muerte.
  4. En el cuarto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos la flagelación de Nuestro Señor Jesucristo, porque sus heridas nos han curado.
  5. En el quinto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús coronado de espinas: Rey humilde y Príncipe de Paz.
  6. En el sexto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús que carga con su cruz.
  7. En el séptimo misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús que muere en la Cruz.

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Final santo de la vida de un santo: Pedro Claver

Pasión y muerte

Nueve jesuitas murieron en Cartagena durante la peste de 1651. A causa de ella, Sandoval y Claver quedaron casi paralíticos, recluídos en la enfermería. Sandoval murió en 1652, pero Claver aún tuvo dos años de purgatorio. Quedó hecho un guiñapo: «las facciones desencajadas; las fuerzas, débiles; el movimiento, torpe, una especie de estatua de la penitencia -dice un testigo- con honores de persona».

Pero a esos sufrimientos se añadieron otros, quizá peores. El padre Fernández, que en 1666 publicó su biografía, dice que el padre Claver «pasó aquellos últimos años de su vida en sumo desamparo, remate el más precioso de la cruz de Cristo. Menos dos señoras, doña Isabel y doña Jerónima de Urbina, que siempre le fueron devotísimas, le olvidaron los de afuera como si no hubieran conocido tal hombre».

La peste había dejado la Casa con muy pocos religiosos, y el muchacho bozal que le atendía en la enfermería «un día le dejaba sin bebida, otro sin pan, muchos sin ración». Además de eso, «le martirizaba cuando le vestía, desgobernándole a estirones, crujiéndole los brazos, dándole encuentros, manejándole con tanta crueldad como desprecio. Por otra parte estaba lleno de cilicios. Nunca le salió un ¡ay! ni una queja; antes decía: “Más merecen mis culpas”».

Tres años duró este calvario de inactividad, desamparo y sufrimientos. Un día de agosto de 1654, cuando ya tenía 74 años, le dijo al hermano Nicolás: «Ya se va acabando esto: en un día dedicado a la Virgen tengo que morir». El tuvo siempre, desde chico, una gran devoción a la Virgen, a la Moreneta, como buen catalán. Rezaba siempre aquel oficio breve de la Inmaculada que le dió San Alonso, hacía especiales penitencias en vísperas de las fiestas marianas, y se entretenía mucho en hacer rosarios con sus propias manos -hizo miles-, para repartirlos a todos, especialmente a sus negros, a los presos y enfermos. Finalmente, la Virgen, que ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte, ese mismo año, el día 8 de setiembre, fiesta de su gloriosa Natividad, se llevó consigo a su hijo Pedro al descanso eterno.

El humillado fue ensalzado

Cuando se corrió en la ciudad la voz de que se moría el Santo, «empezó -cuenta el hermano Nicolás- la gran peregrinación ante el que ya no tenía sentido; la apoteosis al que murió creyéndose abandonado de todos». Caballeros y pobres, curas y religiosos de otras órdenes, todos querían tocarle, llevarse de él cabellos, un trozo de su camisa, lo que fuera: «le besan aun antes de morir las manos, los pies, tocándole rosarios». Dos pintores entraron primero para hacerle el retrato, pero en seguida, como dice el padre Juan de Arcos, rector del colegio, «la gente entraba y salía como a una estación de Jueves Santo; diluvios de niños y negros venían diciendo: “Vamos al Santo”»…

El gobernador don Pedro Zapata y el concejo de la ciudad solicitaron del capítulo, ya que la sede episcopal estaba vacante, que se iniciaran los informes sobre la vida y milagros -fueron éstos innumerables, en vida y ya muerto- del siervo de Dios. En 1657 se nombró al efecto la comisión. Con aprobación de Roma se inició el proceso en 1695. Se reconocieron las virtudes heróicas del padre Claver en 1747, fue beatificado en 1851, y canonizado en 1888.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.