Terminar el año en clave de penitencia y conversión generosa!

Dolido de tanta caída, de aquí en adelante -con la ayuda de Dios- estaré siempre en la Cruz.

Lo que perdió la carne, páguelo la carne: haz penitencia generosa.

Invoca al Señor, suplicándole el espíritu de penitencia propio del que todos los días se sabe vencer, ofreciéndole calladamente y con abnegación ese vencimiento constante.

Repite en tu oración personal, cuando sientas la flaqueza de la carne: ¡Señor, Cruz para este pobre cuerpo mío, que se cansa y que se subleva!

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