Cuando tenemos turbia la vista, cuando los ojos pierden claridad, necesitamos ir a la luz. Y Jesucristo nos ha dicho que El es la Luz del mundo y que ha venido a curar a los enfermos. -Por eso, que tus enfermedades, tus caídas -si el Señor las permite-, no te aparten de Cristo: ¡que te acerquen a El!