«En esta zona ubicada al oeste del país, en la frontera con Camerún, hay minas de diamantes y personas que utilizan la brujería. Ellos creen que la sangre fresca, incluso de los seres humanos, les trae suerte en la búsqueda de estas piedras preciosas», indicó monseñor Aguirre. Este obispo comboniano, que lleva en el país más de 40 años, descartó que el asesinato estuviera relacionado (como se pensó en un primer momento) con el tráfico de órganos, muy habitual en este país africano.
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