Es verdad que hay gente de todas las tendencias en todas las edades pero para mí es una alegría inmensa ver niños, niñas, adolescentes y jóvenes de ambos sexos dispuestos a marchar y a proclamar con alegría que desean un mundo en el que no haya que matar a los niños para que las mujeres sean supuestamente “libres.”
Cuando uno ha visto las pesadísimas cadenas de depresión, culpa y amargura de la mujer que sabe que no puede volver a la vida al hijo al que asesinó cruelmente, se alegra de ver que estos muchachos y chicas provida nos están enseñando a todos un camino y un modo de convivir que anuncia un futuro mejor.
¡Que viva la generación pro-vida!