La Escuela Católica: comunión de amor

“Si toda escuela es una comunidad educativa, una escuela católica tiene que ser una comunión de amor: una unión de hijos de Dios en la verdad y en la caridad. “La Iglesia ve en el hombre, en cada hombre, la imagen viva de Dios mismo” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 105): este es el punto crucial que debería marcar la diferencia entre una escuela laica y una escuela verdaderamente católica. El hecho diferencial de una escuela católica no es la disciplina ni el bilingüismo ni la excelencia académica: es el amor. Y la única norma que se debe establecer de modo inflexible e incuestionable en ella es la caridad, entendiendo por caridad el modo de amar de Dios: un amor incondicional…”

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ROSARIO de las Semanas 20180719

#RosarioFrayNelson para el Jueves:
Contemplamos los Misterios de la vida pública del Señor

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que es bautizado por Juan en el Jordán y recibe la unción del Espíritu Santo.
  2. En el segundo misterio de la vida pública contemplamos que el diablo tienta a Jesús en el desierto pero al final tiene que retirarse derrotado.
  3. En el tercer misterio de la vida pública contemplamos las bodas en Caná de Galilea, donde Cristo dio su primera señal como Mesías.
  4. En el cuarto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que predica la Buena Nueva a los pobres.
  5. En el quinto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que llama a algunos discípulos para que estén con él y sean sus apóstoles.
  6. En el sexto misterio de la vida pública contemplamos la transfiguración del Señor, verdadero anuncio de su pasión y de su pascua.
  7. En el séptimo misterio de la vida pública contemplamos la institución de la Eucaristía y el mandamiento de amar como Jesús nos ha amado.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

El poder embriaga

VER

Lo que sucede en otras partes, nos ilustra y nos advierte. En Nicaragua, el actual Presidente Daniel Ortega luchó contra la dictadura de Anastasio Somoza y cambió el sistema. Ahora se está pareciendo a un dictador, que se perpetúa en el poder y reprime a la población, incluso a los obispos, que están tratando de ayudar en un diálogo por la paz y la justicia, que se ha visto frustrado por la violencia policiaca y por la obstinación en no adelantar elecciones. Sus adictos de otros tiempos, hoy le critican que el poder lo ha corrompido.

Luis Ignacio Lula, en Brasil, un luchador social incansable, sincero, muy bien intencionado, austero, defensor de los pobres, llegó a la presidencia e hizo muchas cosas buenas. Sin embargo, ahora está en la cárcel, por actos de corrupción y tráfico de influencias que le adjudican. Sean ciertos o no, muchos que lo apoyaron, ahora lo rechazan porque, dicen, ha caído en las fallas que él mismo criticó. Pueden no ser actos de los que sea personalmente responsable, pero no faltan corruptos en los equipos de trabajo, que manchan todo a su alrededor.

En Bolivia, Evo Morales reivindicó los derechos sobre todo de los indígenas, que son la mayoría en el país, y promovió varios cambios sociales y políticos, con mucha aceptación inicial del pueblo. Sin embargo, cambió la Constitución y se está reeligiendo, con la intención, dice, de consolidar los cambios que ha impulsado. Hoy, un buen número de indígenas ya no está de acuerdo con él.

No traigo a colación los casos de Chávez y Maduro en Venezuela, porque cayeron en abusos extremos de poder, con sufrimientos indecibles para la población. Quienes reciben programas asistenciales y quienes se benefician de cargos públicos, apoyan al actual presidente, incluso con elecciones amañadas para perpetuarse, pero millones de venezolanos están huyendo hacia países vecinos, por la insoportable situación alimenticia, sanitaria y de seguridad.

PENSAR

El Papa Francisco, en un mensaje a católicos con responsabilidades políticas, insistió en opciones políticas y sociales que siempre se han de atender:

“¡Cuánta necesidad estamos teniendo de una «buena y noble política» y de sus protagonistas hoy en América Latina! ¿Acaso no hay que enfrentar problemas y desafíos de gran magnitud? Ante todo, la custodia del don de la vida en todas sus etapas y manifestaciones. América Latina tiene también necesidad de un crecimiento industrial, tecnológico, auto-sostenido y sustentable, junto con políticas que enfrenten el drama de la pobreza y que apunten a la equidad y a la inclusión, porque no es verdadero desarrollo el que deja a multitudes desamparadas y sigue alimentando una escandalosa desigualdad social. No se puede descuidar una educación integral, que comienza en la familia y se desarrolla en una escolarización para todos y de calidad. Hay que fortalecer el tejido familiar y social. Una cultura del encuentro —y no de los permanentes antagonismos— tiene que fortalecer los vínculos fundamentales de humanidad y sociabilidad y poner cimientos fuertes a una amistad social, que deje atrás las tenazas del individualismo y la masificación, la polarización y la manipulación.

Tenemos que encaminarnos hacia democracias maduras, participativas, sin las lacras de la corrupción, o de las colonizaciones ideológicas, o las pretensiones autocráticas y las demagogias baratas. Cuidemos nuestra casa común y sus habitantes más vulnerables evitando todo tipo de indiferencias suicidas y de explotaciones salvajes.

Levantemos nuevamente muy en alto y muy concretamente la exigencia de una integración económica, social, cultural y política de pueblos hermanos para ir construyendo nuestro continente, que será todavía más grande cuando incorpore «todas las sangres», completando su mestizaje, y sea paradigma de respeto de los derechos humanos, de paz, de justicia. No podemos resignarnos a la situación deteriorada en que con frecuencia hoy nos debatimos” (I-XII-2017).

ACTUAR

No desconfiemos de todo y de todos, pero no seamos ingenuos. El poder puede corromper al mejor intencionado. Ayudemos a que esto no suceda. ¿Cómo? Si advertimos alguna desviación, seamos capaces de advertirla a quien compete, buscando caminos para hacérselo ver al directamente implicado.

No digamos que eso es imposible, pues siempre hay medios para llegar a quien nos importa. Si no se corrige, sigamos intentando otras alternativas, siempre personales. Y si hace falta, hagamos la denuncia pública. Aunque alguien diga que esto de nada sirve, cada quien hagamos lo que podemos, y no nos quedemos de brazos cruzados, viendo de lejos pasar la historia. Seamos constructores de historia, no plañideras permanentes. Y oremos al Espíritu, pues la oración hecha con fe tiene un poder increíble.

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas

Hay que formar la conciencia para no acomodarse al ambiente

“La Encíclica Humanae vitae se pensó y escribió en un contexto cultural y social complejo. Por un lado, toda la cuestión de la revolución sexual, del feminismo que había evolucionado en su tercera o cuarta generación hacia un radicalismo, y ello con un sustrato de pensamiento materialista práctico influenciado principalmente por pensadores como Marcuse. A esta revolución se une la cuestión del neomaltusianismo que tiene su expresión en las políticas de control de la natalidad que se implementan e impulsan decididamente en los países occidentales y se extiende a países en vías de desarrollo. Junto a ello, a nivel práctico, aparece la primera píldora anticonceptiva y el desarrollo exponencial posterior de los métodos anticonceptivos como expresión de lo que podríamos denominar imperativo tecnológico. Estos elementos marcan poderosamente la cultura contemporánea y se han instaurado en la cotidianeidad de la sociedad. Son estos precisamente los retos culturales que aparecen en la actualidad, a los que debemos dar respuesta desde la antropología cristiana, que es capaz de iluminar la verdadera dignidad del ser humano, por encima de condicionamientos ideológicos, demográficos o tecnocráticos, para la edificación de una sociedad y un mundo realmente humano…”

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ROSARIO de las Semanas 20180718

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

San Francisco Solano: ejemplar Maestro de novicios y Guardián

A los veintisiete años, en 1576, aquel fraile «no hermoso de rostro, enjuto y moreno», como le describe un testigo, canta en Loreto su primera misa, y comienza diversos ministerios como predicador y confesor, catequista y maestro de novicios. En 1580 ha de regresar al convento de San Laurencio de Montilla, pues su madre, viuda desde el año anterior, que estaba ciega, necesitaba de su proximidad. Allí sigue predicando, pidiendo limosna y haciendo de enfermero en una peste. Poco después, ha de ir como vicario y maestro de novicios al famoso convento de Arrizafa, marcado por la memoria de San Diego de Alcalá.

Allí pudo enseñar a los novicios, entonces dados a franciscanas penitencias, que la mortificación más grata a Dios era «tener paciencia en los trabajos y adversidades, y mayormente cuando eran de parientes, amigos o religiosos, porque ésta venía permitida de la mano de Dios». Y allí ejercitó también su amor a los enfermos. Si a los enfermos les enseñaba que «la oración engorda el alma», también les hacía ver que «estar con los enfermos y servirlos era precepto de la Regla; y que más quería estar por la obediencia con los enfermos que por su voluntad en la oración».

El paso siguiente nos lo muestra de guardián en Montoro, villa cordobesa, agarrada en 1583 por la peste y el pánico colectivo de la muerte. En aquella ocasión, Francisco y fray Buenaventura Núñez se entregan con una caridad heroica, cuidando enfermos, consolando y enterrando. Buenaventura muere apestado a las pocas semanas, y Francisco contrae las landres. Por eso cuando uno le saluda: «¿Dónde va bueno, padre Francisco?», él responde con santo humor negro: «A cenar con Cristo, que ya estoy herido de landres». Pero Dios le sana y continúa dándole vida.

En ese año, 1583, se crea la provincia franciscana de Granada, cuyo corazón va a estar en el venerable oratorio de San Francisco del Monte. Y allí va Solano, como primer maestro de novicios de la nueva provincia. En aquel nido de águilas famoso, santificado por el recuerdo de los mártires Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, y de tantos otros santos frailes, fray Francisco, orante y penitente, predicador y amigo de los niños, cantor y poeta, educa en el amor de Cristo a sus novicios, y trata con los vecinos amigablemente.

En 1586 le nombran guardián de este noviciado, y algunos pintores, amigos suyos, decoran gratuitamente los claustros del convento. No es el padre Francisco un guardián imponente y formalista. Él es un hombre sencillo y alegre, y la santidad no cambia su modo de ser, sino que lo purifica, libera y perfecciona. Es sencillo: «Hacía todos los oficios de casa, tal como lo hacen los demás frailes, sin tener consideración a que era guardián o prelado». Y es alegre, siempre alegre: «Siendo guardián, danzaba en el coro y a la canturía mayor y menor, lo que no hacen los guardianes». Obviamente.

En todo caso, aún han de ser requeridos sus peculiares servicios en la vega de Granada, en San Luis de Zubia. Pero ya se va acercando el momento de su partida. Tiene fray Francisco cuarenta años, y el Señor lo ha fortalecido e iluminado suficientemente como para enviarlo a evangelizar en las Indias. Ahora comienza lo mejor de su vida.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.