El espíritu de mortificación, más que como una manifestación de Amor, brota como una de sus consecuencias. Si fallas en esas pequeñas pruebas, reconócelo, flaquea tu amor al Amor.
¿No te has fijado en que las almas mortificadas, por su sencillez, hasta en este mundo gozan más de las cosas buenas?
Sin mortificación, no hay felicidad en la tierra.
Cuando te decidas a ser mortificado, mejorará tu vida interior y serás mucho más fecundo.