¿El temor inicial es esencialmente el mismo que el temor filial?

El temor inicial se llama así por ser el principio. Pero dado que tanto el temor servil como el inicial son de alguna manera principio de la sabiduría, a los dos se les puede llamar en cierto modo inicial. No es, sin embargo, ésta la acepción del concepto inicial por el que se distingue el temor servil del filial. La acepción está tomada en el sentido de lo que atañe al estado de principiantes, en quienes, con el comienzo de la caridad, se introduce cierto temor filial, pero sin que haya en ellos un temor filial perfecto, porque no han llegado aún a la perfección de la caridad. Por eso el temor filial inicial se relaciona con el filial como la caridad imperfecta con la perfecta. Pero la caridad imperfecta y la perfecta no difieren esencialmente, sino sólo según el estado. Por eso hay que decir también que el temor inicial, en el sentido en que está tomado aquí, no se diferencia esencialmente del filial. (S. Th., II-II, q.19, a.8, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

¿Es verdad aquello de que estamos usando sólo una pequeña parte de nuestro cerebro?

“La ley de atracción es una creencia falaz donde se sostiene que los pensamientos, sean conscientes o inconscientes, influyen sobre la vida de las personas afirmando que son “unidades energéticas” que devolverán a la persona que los emite, una “onda” similar. Se profesa un antiguo pensamiento esotérico, de correspondencia en el universo y que los acontecimientos que nos suceden son atraídos por nuestros pensamientos. Para hacerla funcionar se necesita: “Saber lo que uno quiere”, “Pedírselo al Universo” (como si fuera una divinidad), actuar, sentir y pensar como si lo deseado ya se hubiese adquirido y estar abierto a recibirlo…”

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ROSARIO de las Semanas 20180614

#RosarioFrayNelson para el Jueves:
Contemplamos los Misterios de la vida pública del Señor

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que es bautizado por Juan en el Jordán y recibe la unción del Espíritu Santo.
  2. En el segundo misterio de la vida pública contemplamos que el diablo tienta a Jesús en el desierto pero al final tiene que retirarse derrotado.
  3. En el tercer misterio de la vida pública contemplamos las bodas en Caná de Galilea, donde Cristo dio su primera señal como Mesías.
  4. En el cuarto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que predica la Buena Nueva a los pobres.
  5. En el quinto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que llama a algunos discípulos para que estén con él y sean sus apóstoles.
  6. En el sexto misterio de la vida pública contemplamos la transfiguración del Señor, verdadero anuncio de su pasión y de su pascua.
  7. En el séptimo misterio de la vida pública contemplamos la institución de la Eucaristía y el mandamiento de amar como Jesús nos ha amado.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

Sobre la burla a la religión por parte de algunos políticos

Carta abierta a Gustavo Petro

Permítame referirme al reciente episodio, cumplido frente a la basílica del Voto Nacional, y en el cual recibió usted la adhesión de Antanas Mockus y de Claudia López. Yo adivino, – usted dirá si es equivocada mi percepción – que las circunstancias con que se desarrolló dicho acto no fueron iniciativa suya, sino de ese personaje pintoresco que ahora lo respalda. Ese acto chocarrero se inscribe perfectamente en el estilo teatral, un tanto rufianesco, que lo ha caracterizado; el mismo con que pretendía convertir en acto de autoridad ante sus alumnos un gesto de impúdico exhibicionismo; el que le sirvió para mostrar su desdén frente al matrimonio al celebrar el suyo con tintes circenses y sobre un paquidermo; el mismo con que, en irrespetuosa patanería, le lanzó un vaso de agua en el rostro a quien controvertía sus ideas. ¡Ese es él : el estilo es el hombre!

Pero, doctor Petro, ¡qué equivocación fatal, la suya, al prestarse a semejante bufonada! Quiero decirle que, más allá de la ridiculez de la escena, para nosotros, los católicos, y seguramente para muchos que, sin serlo, guardan una pizca de buen sentido y de respeto, lo hecho por ustedes es una ofensa, un premeditado insulto a valores que profesamos y a cosas que veneramos. El Decálogo que Moisés recibió grabado en piedra es la revelación de normas y principios que orientan nuestro comportamiento privado y nuestras relaciones con Dios y con los demás. Posar, como lo hicieron, de nuevos portadores de mandamientos para usted, esculpidos en piedra como la Ley del Sinaí; mostrar, en una especie de estola, una frase que pertenece a la liturgia eucarística; escoger, para la escena histriónica precisamente el día del Sagrado Corazón y casi el atrio del templo que recuerda la consagración de Colombia a ese Corazón Sacratísimo, todo eso, no me diga usted que no obedece a un propósito perverso. ¿ O es usted tan ingenuo y majagranzas que no se percató de esa intención? No lo creo, usted es sagaz.

Es bueno que sepa, doctor Petro, que con lo que hicieron sus nuevos seguidores, mendicantes de un respaldo que Colombia les ha negado, a nosotros nos han quedado dos cosas perfectamente claras. La primera, su absoluta incoherencia y su disposición a firmar, con el fin de granjearse adeptos, unos compromisos diametralmente opuestos a lo que había afirmado y propuesto durante toda su campaña; imposible confiar en quien tan fácilmente se desdice y negocia sus convicciones. Y la segunda: que jamás podríamos cohonestar o apoyar con nuestro voto a una persona como usted, que en tal forma pisotea los valores morales y religiosos de la comunidad. Si nos faltaba algún argumento para no votar nunca por sus programas, usted y su grotesco moisés nos lo han proporcionado.

Probablemente a usted, doctor Petro, no le importe lo que voy a asegurarle: que oro por usted, y oro para que el Dios de Colombia nos ayude a preservar lo que nos queda de convicciones y principios cristianos.

Publicada por: MARIO GARCÍA ISAZA

LA GRACIA del Viernes 15 de Junio de 2018

Cristo nos dice que en el corazón es donde lo bueno o lo malo toman el primer lugar, que rompamos definitivamente con el pecado y que respetemos la santidad del matrimonio.

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