Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado.
Después de veinte siglos, hemos de pregonar con seguridad plena que el espíritu de Cristo no ha perdido su fuerza redentora, la única que sacia los anhelos del corazón humano.
Todavía no quieres al Señor como el avaro sus riquezas, como una madre a su hijo…, ¡todavía te preocupas demasiado de ti mismo y de pequeñeces tuyas! Sin embargo, notas que Jesús ya se ha hecho indispensable en tu vida… -Pues, en cuanto correspondas por completo a su llamada, te será también indispensable en cada uno de tus actos.
Más pensamientos de San Josemaría.