ALIMENTO 20171011

Alimento del Alma
Miércoles 11 de octubre de 2017

Convento de Santo Domingo, Bogotá, COLOMBIA.
Tel. +57 (1) 249-3385

No. 9369
Cada día tiene su gracia…

 

 

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para este día:
Y A Ti Angel

 

* Para el MIÉRCOLES: Tu turno *

El fin del mundo y tú

La pregunta para esta semana: ¿Alguna vez usted se preocupó pensando que el mundo sí se iba a acabar en una fecha que le dijeron?

Mira las posibles respuestas para que escojas aquí.

Resultados de la encuesta anterior aquí.

Nuestras encuestas no revisten un carácter estadístico con muestras suficientes; son informales, y en ellas nunca recogemos información personal.

Fr. Nelson M.
amigos@fraynelson.com

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La Foto de Hoy


¡Cuidado!

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Santo del Día

Santa María Soledad Torres.-

Esta es la Santa Fundadora de las Hermanas Siervas de María, Ministras de los enfermos, que tienen 126 casas en el mundo, con 2380 religiosas.

Nació en 1826 en Madrid, España, hija de un modesto comerciante.

La instruyeron muy bien en la religión. Estudió con las Hermanas Vicentinas, y al ver la dedicación total de estas monjas a los más pobres, se entusiasmó por la vida religiosa.

Pero, era muy débil de salud y no fue admitida en la Comunidad. Solamente a la edad de 25 años, logró cumplir su anhelo de ser religiosa.

El párroco de un barrio pobre de Madrid se entristecía al ver que muchos enfermos morían en el más completo abandono y sin recibir los santos sacramentos. Pensó en reunir a un grupo de mujeres piadosas, que visitaran a estas personas en sus domicilios y les ayudaran a bien morir.

Al enterarse Soledad Torres de este deseo del párroco, se presentó a él para ofrecerse a ayudar en tan caritativa misión. Ella, desde niña, había asistido a varios moribundos y sentía un gusto especial por tratarlos. Era una gracia que le había concedido el Espíritu Santo.

Aunque el sacerdote la rechazó en una primera entrevista porque le parecía muy débil y enfermiza para esas labores, después se dio cuenta de que era un alma de Dios. Entonces, con ella y seis compañeras más, fundó el 15 de agosto de 1851, la Comunidad de Siervas de María, o Ministros de los enfermos.

La novedad de esta Comunidad era que ellas debían asistir a domicilio y totalmente gratis a los necesitados que lo solicitaran.

Por aquellos tiempos, llegó a Europa la terrible epidemia del cólera y en los hospitales no cabían los enfermos. Muchos de ellos eran abandonados por sus familiares temiendo el contagio. De ahí que María Soledad y sus religiosas se multiplicaran por todas partes para atender a los más abandonados.

El Fundador de la Comunidad se fue de misionero a lejanas tierras, y el sucesor se dejó creer de cuentos y habladurías, destituyendo a Soledad del cargo de Superiora.

Ella se alegró de poder asemejarse a Cristo en padecer incomprensiones y persecuciones. En sus visitas a Jesús Sacramentado, obtenía fuerzas para sufrir con paciencia y por amor a Dios.

Después se supo la verdad de todo y fue restablecida en su cargo. Bajo su dirección, se extendió admirablemente la Congregación.

Murió la Santa el 11 de octubre de 1887 a la edad de 61 años. Fue canonizada por Pablo VI en 1970.

Dios sea bendito por estas obras de caridad tan admirables que inspira en su Santa Iglesia Católica. ¡Que sigan apareciendo muchas más!

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Cumpleaños

Fray Jorge Iván Gómez Rojas, O.P..- Bucaramanga, Colombia

Alvaro Gerardo Gómez L..- Bogotá, Colombia

Carlos Humberto Giraldo.- Cali, Colombia

Fabiola Calderón de Medina.- Bogotá, Colombia (1931) – Que Mi Dios te bendiga y te cubra con su Sangre Preciosa hoy y siempre

Sonia Inés Hernandez Oviedo .- Floridablanca, Colombia – Que Dios te bendiga, te cuide mucho, te amo, gracias a Dios me la regaló como mi querida esposa y compañera…. MARTIN ALONSO Octubre

Pbro. Hubeimar Rúa.- Medellín, Colombia (1969)

Luis Germán Sandoval S..- Santa Cruz de la Sierra, Bolivia

María Mayela Matas de Vega.- Volcán, Panamá – Estoy contento de que estés con nosotros en tu pastoral de encuentro matrimonial junto a César. Dios nos acompañará siempre y nunca nos abandona. Bendiciones a ti y toda tu familia.

[Añade otro cumpleaños]

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Bautismos

Elsy Barreto.- Floresville, USA

[Añade otro aniversario de bautismo]

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Aniversario de Ordenación Sacerdotal
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Aniversario de Matrimonio

Fernando y Liliana Torre.- Rosario-Santa Fe, Argentina (1980)

[Añade otro aniversario de matrimonio]

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Grupos, Comunidades, Congregaciones…

Hijas de la Misericordia.- Santa Rosa de Osos, Colombia – Felicitaciones por sus 60 años de construcción de su Basílica Humano Divina viviendo en espiritualidad de comunión y misericordia. Laura

[Añade otro aniversario de un grupo]

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Evangelización Viva para hoy y los próximos días

[Añade otro evento de evangelización: Son bienvenidas fechas futuras, por ejemplo si deseas dar a conocer algún congreso, concierto, retiro, o similares]

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Otras fechas importantes para ti
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Fallecieron en un día como hoy…

Nicomedes Barreto, Diacono .- Rincón, Puerto Rico (2009) – Te quiero mucho mi hermano… Que Dios te tenga en su regazo

[Añade el nombre de personas fallecidas por las que quieres que oremos]

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Enlace recomendado para este día

Sudoku 075 de 100

El objetivo de un sudoku es llenar todas las casillas con los números del 1 al 9, de modo que no haya números repetidos en ninguna fila, en ninguna columna o en ninguno de los nueve cuadros menores. Haz click AQUÍ.

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Un poco de Humor…

Tiempos duros

– ¿A qué te dedicas?
– Básicamente a respirar. No gano mucho, pero me da para vivir.

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Palabra de Dios
para alimentar tu día


Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 27, Miércoles


Lecturas de la S. Biblia

Temas de las lecturas: Tú te lamentas por el ricino, y yo, ¿no voy a sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad? * Tú, Señor, eres lento a la cólera, rico en piedad. * Señor, enséñanos a orar

Textos para este día:

Jonás 4,1-11:

Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado. Oró al Señor en estos términos: “Señor, ¿no es esto lo que me temía yo en mi tierra? Por eso me adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, que te arrepientes de las amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir.” Respondióle el Señor: “¿Y tienes tú derecho a irritarte?” Jonás había salido de la ciudad, y estaba sentado al oriente. Allí se había hecho una choza y se sentaba a la sombra, esperando el destino de la ciudad. Entonces hizo crecer el Señor un ricino, alzándose por encima de Jonás para darle sombra y resguardarle del ardor del sol. Jonás se alegró mucho de aquel ricino.

Pero el Señor envió un gusano, cuando el sol salía al día siguiente, el cual dañó al ricino, que se secó. Y, cuando el sol apretaba, envió el Señor un viento solano bochornoso; el sol hería la cabeza de Jonás, haciéndole desfallecer. Deseó Jonás morir, y dijo: “Más me vale morir que vivir.” Respondió el Señor a Jonás: “¿Crees que tienes derecho a irritarte por el ricino?” Contestó él: “Con razón siento un disgusto mortal?” Respondióle el Señor: “Tú te lamentas por el ricino, que no cultivaste con tu trabajo, y que brota una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy ha sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad, que habitan más de ciento veinte mil hombres, que no distinguen la derecha de la izquierda, y gran cantidad de ganado?”

Salmo 85:

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, / que a ti estoy llamando todo el día; / alegra el alma de tu siervo, / pues levanto mi alma hacia ti. R.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, / rico en misericordia con los que te invocan. / Señor, escucha mi oración, / atiende la voz de mi súplica. R.

Todos los pueblos vendrán / a postrarse en tu presencia, Señor; / bendecirán tu nombre: / “Grande eres tú, y haces maravillas; / tú eres el único Dios.” R.

Lucas 11,1-4:

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos,” Él les dijo: “Cuando oréis decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.”

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Homilías para escuchar

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Fecha

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Más…

1

1997/10/08 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Para el absurdo del pecado, el absurdo de la misericordia.

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2

1999/10/06 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Dios te destino a ti, lo mismo que a Jonás, para que fueras una bendición.

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3

2011/10/05 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Aprender a orar no es sólo repetir lo que dijo Jesús, sino aproximarnos a sus actitudes, a su corazón, a su manera humilde, confiada, colmada de amor, hacia el Padre Celestial.

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4

2013/10/09 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Incluso el lenguaje que parece anunciar fatalmente la calamidad es siempre advertencia que invita a conversión.

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5

2013/10/09 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La atmósfera de gracia y comunión que irradia de Cristo es el ambiente necesario y suficiente para hacer nuestra su oración.

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6

2017/10/11 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Orar me lleva a conocerme y conocer a Dios encendiendo el deseo de encontrarme con Él, de escucharle, acogerle, amarle y servirle.

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Más información sobre este día aquí

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Homilía para leer

Temas de las lecturas: Tú te lamentas por el ricino, y yo, ¿no voy a sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad? * Tú, Señor, eres lento a la cólera, rico en piedad. * Señor, enséñanos a orar

1. Cuando la misericordia da rabia

1.1 La misericordia debería ser siempre una buena noticia, pero hay ocasiones en que tanto nos alegra que Dios se compadezca de nosotros como nos disgusta que se compadezca de los otros. Y esto es lo que refleja con una pizca de humor la primera lectura de hoy: Jonás considera que en esta ocasión Dios “se pasó de bueno”.

1.2 Jonás juzga a Dios. Da escalofrío decirlo, o escribirlo, pero es sencillamente lo que sucede en ese pasaje de hoy… y lo que sucede cada vez que tratamos de convencer a Dios de que haga justicia a nuestra manera, o en el tiempo y modo que estimamos mejor.

1.3 El texto deja ver cómo juzga Dios a quien lo juzga. Es algo parecido a lo que hizo Natán con el rey David, cuando éste había cometido el crimen de hacer matar a Urías, para quedarse con su esposa, Betsabé. En aquella ocasión (cf. 2 Sam 12,1-7), Natán puso a David a juzgar en un caso de un hombre que teniendo grandes rebaños había preferido robar la oveja a su vecino para dar un cierto banquete. Y cuando David saltó de ira, Natán le dijo: “¡Ese hombre eres tú!”.

1.4 Algo así sucede en el pasaje de hoy. Natán puso a David a hacer el papel de Dios, administrando justicia. En el pasaje de hoy, Dios pone a Jonás a sentir algo de lo que él siente. Jonás, puesto en el lugar de Dios, descubre que hasta un árbol que se marchita tiene su valor, y así aprende algo de cómo nos ama Dios y cuánto le “duele” que nos perdamos.

2. La Oración del Señor

2.1 El Padre Nuestro ha sido motivo continuo de meditación para los cristianos a lo largo de los siglos. Hoy damos la palabra a un teólogo contemporáneo, Emiliano Jiménez Hernández, quien en su obra “Padrenuestro. Fe, oración y vida”, nos ofrece una preciosa catequesis sobre el evangelio de hoy. La he tomado de una página de comentarios bíblicos desde el ámbito católico: http://www.mercaba.org , el cual recomiendo vivamente. Lo que sigue es de Jiménez Hernández.

2.2 Tertuliano dice que el Padrenuestro es “la síntesis de todo el Evangelio”. Es la “oración del Señor”, porque Él nos la enseñó y porque es la oración que El dirigía al Padre. El se ha encarnado, vivido y muerto en cruz para santificar el nombre del Padre. Para ello ha orado: “Padre, glorifica tu nombre”. Él nos ha anunciado el reino de los cielos y con El ha llegado a nosotros el reino de Dios. Su vida, su alimento y su muerte no han sido otra cosa que “hacer la voluntad de Dios” en la tierra como eternamente la ha hecho en el cielo. Su “pan” es toda palabra que sale de la boca del Padre. Del Padre espera cada día el alimento, sin tentarlo a cambiar las piedras en pan. Y Él, el inocente, sin pecado alguno, ¿cómo ha pedido “perdónanos nuestras deudas? “Al que no conoció pecado, Dios le hizo pecado por nosotros” (2Cor 5,21). Nuestras deudas eran en realidad deudas suyas, nuestros pecados eran sus pecados: no porque Él los cometiera, sino porque cargó con nuestros pecados. Con toda verdad podía orar “perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. “Y líbranos del mal”, para eso ha venido al mundo: para vencer al Maligno.

2.3 También la “oración sacerdotal” de Jesús, que recoge Juan, inspira, desde dentro, las grandes peticiones del Padrenuestro: la preocupación por el Nombre del Padre (Jn 17,6. 11.12.26), el deseo de su Reino (la Gloria: Jn 17,1.5.10.23-26), el cumplimiento de la voluntad del Padre, de su designio de salvación (Jn 17,3.6-10.25) y la liberación del mal (Jn 17,15).

2.4 Según Tertuliano, sólo Dios podía enseñarnos cómo quiere que le recemos. Sólo de Él podía venirnos la oración del Padrenuestro. “Esta oración del Señor Jesucristo, pronunciada por sus divinos labios y animada por su Espíritu, sube al cielo por su gracia y encomienda al Padre lo que el Hijo nos ha enseñado”. La oración es el muro que protege nuestra fe; es nuestra arma contra el enemigo que nos rodea. Protege nuestra fe como los brazos de Cristo en la cruz protegen al mundo. Por ello, al rezar el Padrenuestro, “nosotros no sólo alzamos las manos hacia el Padre, sino que también las extendemos (1 Tm 2,8). Así imitamos la pasión del Señor y, orando, profesamos nuestra fe en Cristo”. Y san Cipriano nos dice:

2.5 Cristo, que nos ha traído a la vida, también nos ha enseñado a orar, para que orando al Padre como Él nos ha enseñado seamos escuchados con más facilidad. Ya antes había dicho que estaba cerca la hora en que “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad” (Jn 4,23). Ahora cumple su promesa, para que nosotros, que hemos recibido el espíritu y la verdad a través de su obra de santificación, adoremos en espiritu y en verdad. Pues la oración espiritual es solamente aquella que nos ha enseñado Cristo, del cual nos viene también el Espíritu Santo. Para el Padre solamente es verdadera la oración salida de la boca del Hijo, que es la verdad. Es amiga y familiar la oración que se hace a Dios con sus mismas palabras, la misma oración de Cristo presentada ante Él. Cuando oramos, el Padre debe reconocer las palabras de su Hijo: que el que está en nuestro corazón esté también en nuestros labios. Lo tenemos de “abogado por nuestros pecados” junto al Padre (1Jn 2,1-2); por eso, como pecadores, cuando oremos por nuestros pecados hagámoslo con las mismas palabras de nuestro abogado. Él ha dicho que “todo lo que pidamos al Padre en su nombre, lo obtendremos” (Jn 16,23). Obtendremos más eficazmente lo que pedimos en el nombre de Cristo si lo pedimos con su misma oración.

2.6 Cada una de las siete peticiones, cuando se ora de verdad, empieza a cumplirse en el momento mismo en que es formulada. Al pronunciar el nombre de Dios Padre ya estamos glorificando su nombre. Si deseamos que venga a nosotros su reino, nuestro deseo atestigua que pertenecemos ya al reino. Al pedir que se cumpla su voluntad, nos abandonamos confiadamente a ella. En la medida en que verdaderamente pedimos el pan de cada día estamos aceptando lo que Dios nos da cada día. Si perdonamos a nuestros deudores, ya nosotros hemos sido perdonados por Dios. En fin, al pedir el auxilio divino contra las tentaciones y los asaltos del maligno, ya nos aseguramos la victoria contra todos los enemigos.

3. Oración de los discípulos del Señor

3.1 El Padrenuestro es la oración que Jesús ha transmitido a sus discípulos, y que la Iglesia, a su vez, nos transmite a nosotros. La Iglesia, de este modo, nos conduce a Cristo y Cristo nos presenta al Padre. Es el camino de la oración.

3.2 El cristiano invoca a Dios como Padre, dirigiéndose a El “en el nombre de Cristo”, unido a Cristo, con Cristo. Si podemos decir con san Pablo: “Vivo, pero no vivo yo, es Cristo quien vive en mi”, podemos igualmente decir: “Oro, pero no oro yo, es Cristo quien ora en mi”. “Dos en una sola voz”, dice san Agustín. El esposo y la esposa son dos en una sola carne. Cristo y la Iglesia son dos, orando en una sola voz. El Espíritu del Hijo, derramado en nuestros corazones, es el que testimonia a nuestro espíritu que somos hijos, gritando en nosotros o haciéndonos gritar: ¡Abba, Padre! (Ga 4,6; Rm 8,15).

3.3 Jesús ora “con gritos y lágrimas” al Padre (Hb 5,7-8). El Espíritu en el cristiano también “grita y gime” con la misma expresión: “Abba, Padre” (Ga 4,6-7; Rm 8,14-16). Sólo, después de que sea infundido el Espíritu filial en el bautismo, el cristiano puede decir “Abba, Padre” (Rm 8,26-27; 2Cor 3,18). Recibido el Espíritu del Hijo, en la iniciación se transmite el Padrenuestro Y el Espíritu es el que nos hará gritar: “Abba, Padre”. También la DIDAJÉ coloca el Padrenuestro al hablar del bautismo y antes de pasar a la eucaristía.

3.4 Con el ephetha la Iglesia abre los oídos del catecúmeno. Desde ese momento ya puede escuchar los secretos “arcanos de la familia”, puede ya recibir el Padrenuestro. Esta disciplina del “arcano” prohibía divulgar la Oración del Señor entre los paganos y catecúmenos, hasta llegar a ser discípulos del Señor. A ellos se la enseñó Jesús y, por ello, la Iglesia la reservó para los fieles, a quienes el bautismo ha transformado en hijos de Dios. El Padrenuestro, como oración característica del cristiano, se enseñaba en la catequesis prebautismal y tras haber sido bautizados y haber recibido el Espíritu de filiación divina, con gozo exultante, clamaban por primera vez: “¡Abba, Padre!”. Pablo, recoge este clamor dos veces (Ga 4,16; Rom 8, 14-17).

3.5 Por los testimonios patrísticos podemos imaginar la emoción de los catecúmenos al recibir el Padrenuestro. Llegados del paganismo, con una idea extraña de Dios, en las catequesis prebautismales se les descorría el velo del misterio de Dios. Se sentían amados; más aún, se les anunciaba que por el bautismo iban a ser realmente hijos de Dios; le podrían invocar como Padre. Su existencia cambiaba radicalmente, inaugurando un nuevo estilo de vida. “Por una transmisión viva, el Espíritu Santo, en la ‘Iglesia creyente y orante’ [DV 8], enseña a orar a los hijos de Dios” [CEC 2650].

3.6 El Padrenuestro es una oración eclesial, una oración coral, de la comunidad: Padre nuestro, venga a nosotros tu reino, danos el pan nuestro, perdona nuestras ofensas, no nos dejes caer, libranos del mal. Es la madre la que enseña al hijo a reconocer al padre y a decir “papá”. Es la Iglesia la que nos enseña a reconocer a Dios como Padre y la que nos entrega la oración del Padrenuestro, invitándonos a unir nuestra voz a la voz de la asamblea, que se atreve a invocarlo como Padre. Tertuliano nos dice:

3.7 Quien confiesa a Dios como Padre, profesa también la fe en el Hijo. Pero quien confiesa la fe en el Padre y el Hijo, anuncia también a la Madre, la Iglesia. Sin ella no se da allí ni el Hijo ni el Padre.

3.8 Para hablar con Dios, hace falta humildad y audacia. Es la actitud de nuestro padre en la fe. Abraham, polvo y ceniza, considera una osadía hablar a su Señor: “en verdad es atrevimiento el mío al hablar a mi Señor; ya que soy polvo y ceniza” (Gén 18,27). Y llamar a Dios Padre seria una temeridad, si el mismo Hijo de Dios no nos hubiera animado a hacerlo, como nos recuerda la Iglesia en la liturgia eucarística: “Fieles a la recomendación del Señor y siguiendo su “divina enseñanza, nos atrevemos a decir: Padre nuestro”. Como nos dice san Pablo: “Cristo Jesús, Señor nuestro, es quien, mediante la fe, nos da valor para llegarnos confiadamente a Dios” (Ef 3,12).

3.9 La llamada liturgia de san Juan Crisóstomo hace preceder la oración del Padrenuestro con la monición: “¡Oh Señor!, dígnate concedernos que con alegría y sin temeridad osemos invocarte a ti, Dios de los cielos, como Padre, y que digamos: Padre nuestro…”.

3.10 Y san Cipriano nos invita a vigilar, prestando atención con todo el corazón a lo que decimos: “¿Cómo puedes pedir que Él te escuche, cuando no escuchas siquiera tú mismo?”. Dios escucha no las palabras de la boca, sino la voz del corazón. Ana, modelo de la Iglesia, oraba a Dios en lo íntimo de su corazón, hablaba más con el corazón que con la boca, porque sabía que de este modo el Señor escucha a quien le reza; así obtuvo lo que había pedido con fe. Dice la Escritura: “Hablaba con el corazón y sus labios apenas se movían, y no se oía su voz… y el Señor la escuchó” (1 Sam 1,13). También en los salmos leemos: “Hablad en vuestros corazones” (Sal 4,5)

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Video recomendado para este dia!

Conversando con Jesús – Oraciones Católicas al Santísimo Sacramento de la Eucaristía

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