Recibamos de Dios todo sin condicionamientos, incluso lo que no podamos entender, porque Cristo da todas las muestras para que tengamos en Él la más perfecta confianza.
[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]
En el primer misterio de la Antigua Alianza contemplamos la paciencia de Dios, que no detuvo su amor ante el pecado de los hombres.
En el segundo misterio de la Antigua Alianza contemplamos el camino de fe de Abraham.
En el tercer misterio de la Antigua Alianza contemplamos el éxodo de la tierra de Egipto.
En el cuarto misterio de la Antigua Alianza contemplamos el don de la Ley hecho a Moisés y a su pueblo junto al Monte Sinaí.
En el quinto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la gran promesa de Dios al rey David: que el cetro real no se apartaría de su descendencia.
En el sexto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la valiente vocación de los profetas, por quienes el Espíritu Santo nos habló de muchas maneras.
En el séptimo misterio de la Antigua Alianza contemplamos a el pequeño resto de Israel, que permaneció fiel y fue semilla de la Nueva y Eterna Alianza.
[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]
He sentido que Dios a veces me llama a cosas buenas, por ejemplo, un retiro espiritual, y se me presentan tantos obstáculos, que al final me desanimo y después me da cólera conmigo mismo porque pienso que le estoy dando gusto al diablo, o que más bien fue él quien me atacó y no me dejo ir. ¿Cómo puedo salir de ese círculo vicioso que me desgasta? – F.H.G.
* * *
En general, nuestra Iglesia Católica es muy prudente en eso de atribuir directamente al demonio acciones o incluso sensaciones que podamos tener nosotros. El demonio es enemigo del alma pero no es el único enemigo. La Carta de Santiago, por ejemplo, habla de las pasiones que batallan en nuestro interior, y entre ellas incluye codicias y envidias. Es evidente que nuestras mañas costumbres, vicios y pecados hace la guerra a todo lo que es bueno, valioso y virtuoso. Entonces es un mal diagnóstico atribuir todo directamente al demonio porque es como casi quitarnos nuestra responsabilidad de conversión personal.
Con respecto al “desánimo” hay que tener aún más prudencia. Detrás del desánimo puede haber muchas cosas, desde simple pereza hasta miedo a enfrentar verdades que nos pueden resultar incómodas o dolorosas. Por algo Santa Catalina de Siena nos invita a pedir la gracia de conocernos más y mejor como Dios nos conoce, precisamente para no caer en esas simplificaciones.
Como norma general, el camino es: asumir la propia responsabilidad. Hacer uno lo que uno debe hacer y no mirar ni a derecha ni a izquierda sino sólo a agradar a Dios, y amar y servir a nuestro prójimo, sin confusiones, dobleces o aplazamientos.
El bien que busca la ley es el mismo que busca Cristo: darnos la comunión con Dios nuestro Padre a través de su sacrificio en la cruz y la efusión del Espíritu Santo.
x[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]