Deja que se consuma tu alma en deseos… Deseos de amor, de olvido, de santidad, de Cielo… No te detengas a pensar si llegarás alguna vez a verlos realizados -como te sugerirá algún sesudo consejero-: avívalos cada vez más […] deseos operativos, que has de poner en práctica en la tarea cotidiana.