1. Ruta del Concilio Vaticano Segundo. El 11 de octubre de 1962 se inició el Concilio con una homilía de SS Juan XXIII.
* La Modernidad y la Postmodernidad han supuesto un eclipse en la Misericordia porque el racionalismo y el subjetivismo nos encierran en nosotros mismos como individuos. Este optimismo propio de la modernidad se estrelló con dos guerras mundiales. Lejos de volver a la Misericordia, lo que se hace es “llorar la propia existencia”, una existencia que precede la misma esencia. Ese volver triste sobre la propia subjetividad lleva a hacer con la vida lo que el hombre le place.
* Ante esta postura modernista y postmodernista surge la postura de la Iglesia que se clarifica con el Sillabus de Pio IX. Pio XII intenta lanzar un puente entre la realidad eclesial y esa sociedad rota proveniente del postmodernismo. Juan XXIII tuvo un recorrido diferente a su antecesor. Su experiencia de la Iglesia es desde las periferias. Juan XXIII siente que el mensaje de alegría y reconciliación del evangelio es la solución para este mundo muerto. Propone un Sínodo para Roma y un Concilio para la Iglesia. Se siente en continuidad con los Papas anteriores. Es un hombre de tradición que siente que el mensaje del Evangelio no llega a la gente. El Concilio Vaticano II fue convocado como un acto de misericordia. ¿Qué hacemos para que la verdad del Evangelio llegue a muchos que estaban muriendo de hambre espiritual? Nació del corazón del Papa Bueno, incomprendido por muchos, atacado y calumniado. Su figura una vez muerto fue manipulada.
* En 1968, Medellín, Colombia, los obispos de América Latina se reúnen como una pregunta semejante a la de Juan XXIII. En Puebla, México, (1979) coinciden con la misma inquietud: la gente muere y el Evangelio no llega. Es un grito por la justicia que exige que los que no tienen nada reciben lo que les corresponde. En Puebla no solo dio la opción por los pobres sino también por los jóvenes. Destinatarios privilegiados del Evangelio deben ser pobres y jóvenes.
* Los Movimientos Eclesiales son una “sorpresa del Espíritu Santo” según el Papa Benedicto XVI. Estas realidades, a veces ambiguas, que cautivan. El Camino Neocatecumenal, Focolares,
1. El Papa Juan Pablo hablando sobre la Misericordia.
* En 1978, San Juan Pablo II toma las inquietudes de sus antecesores. JPII vivió la II Guerra Mundial y ha vivido la falsa utopía del Comunismo. Su grito es abran sus puertas a Cristo. Su primer documento es otro modo de responder la preguntar anterior: Cristo viene como redentor y como buena noticia. En 1980, publica Dives in misericordia. En el número 2 dice
“No sólo habla de ella y la explica usando semejanzas y parábolas, sino que además, y ante todo, él mismo la encarna y personifica. El mismo es, en cierto sentido, la misericordia.”
* En 1984, en Reconciliato et Paenitentia en el número 5 deja claro que la misericordia hace que lo que podría ser el debacle de la civilización, pueda tener un final feliz.
El hombre —todo hombre— es este hijo pródigo: hechizado por la tentación de separarse del Padre para vivir independientemente la propia existencia; caído en la tentación; desilusionado por el vacío que, como espejismo, lo había fascinado; solo, deshonrado, explotado mientras buscaba construirse un mundo todo para sí; atormentado incluso desde el fondo de la propia miseria por el deseo de volver a la comunión con el Padre. Como el padre de la parábola, Dios anhela el regreso del hijo, lo abraza a su llegada y adereza la mesa para el banquete del nuevo encuentro, con el que se festeja la reconciliación.
Lo que más destaca en la parábola es la acogida festiva y amorosa del padre al hijo que regresa: signo de la misericordia de Dios, siempre dispuesto a perdonar. En una palabra: la reconciliación es principalmente un don del Padre celestial.
* En Veritatis Splendor la distinción entre la autenticidad y verdad es genial (ver número 32). La autenticidad te deja en el solipsismo, mientras que la verdad te obliga a buscar un referente más allá de ti en la comunidad humana y en la verdad moral. En el número 3 hay toda una declaración sobre el bien moral.
Jesucristo, «luz de los pueblos», ilumina el rostro de su Iglesia, la cual es enviada por él para anunciar el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16, 15) 2. Así la Iglesia, pueblo de Dios en medio de las naciones 3, mientras mira atentamente a los nuevos desafíos de la historia y a los esfuerzos que los hombres realizan en la búsqueda del sentido de la vida, ofrece a todos la respuesta que brota de la verdad de Jesucristo y de su Evangelio. En la Iglesia está siempre viva la conciencia de su «deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, de manera adecuada a cada generación, pueda responder a los permanentes interrogantes de los hombres sobre el sentido de la vida presente y futura y sobre la relación mutua entre ambas»
La Evangelización es ofrecer y no imponer y por lo tanto es un acto de misericordia. La Iglesia puede proponer lo que no me gusta y aún así aunque me tenga que corregir me ama.
2. Consignas del Papa Francisco sobre la Misericordia
* El Papa Francisco en sus gestos alcanza un nivel superior. Los gestos de la misericordia son importantes, incluso más allá de las palabras. Al igual que nuestro Señor Jesucristo, también el Papa tiene un trato preferencial por los que no cuentan: es el tema de la periferias.
* Un ejemplo a imitar es en la sobriedad. La vida espartana del Papa es un ejemplo que marca un camino pastoral. De los actos de sobriedad surge la caridad. Cuando notas que no necesitas tanto, entonces te predispones a ser más generoso y a dar más.
* La cruzada contra la indiferencia. El cristianismo es una búsqueda para llegar a todos.
3. Conclusiones:
* No impongamos nuestra idea de misericordia: superemos nuestra idea sobre el mensaje revelado.
* El anuncio de la misericordia va ligado al reconocimiento del pecado: el arrepentimiento sereno y la conversión es necesaria para todos.
* El llamado de la misericordia siempre nos lleva a salir de nuestras zonas de seguridad y confort.
* La plenitud de la obra de la misericordia no acaban en esta tierra. No convertimos la Iglesia en una gigantesca ONG. No limitemos la misericordia a las obras de misericordia corporales.
1. Díptico pecado y redención. En la Antigüedad el término Misericordia existe pero no en abundancia. ¿Cómo se expresa la realidad de la Misericordia siendo que la palabra no es excesivamente frecuente? La respuesta a la pregunta está en el contraste pecado/redención.
Contexto: El Cristianismo nace entre religiones paganas. La deidad paganas son una extrapolación de lo humano. Los dioses son arquetipos y por lo tanto son lógicos, en el sentido que es natural intentar imitarlos. Para el Cristianismo, expresar la lenguaje de la Misericordia la categoría preferida por los Padres es la de la Redención.
En el Cristianismo, sin embargo, aparece cargado de paradojas y contradicciones y no fluye a partir de las expectativas humanas. No hay intento de disminuir o suavizar las paradojas cristianas. Los Padres de la Iglesia no rebajan o negocian el Mensaje con sus Dogmas. Los Padres de la Iglesia se siguen manteniendo en cuatro afirmaciones que no son cuestionables: Encarnación, Crucifixión, Resurrección y la celebración de la Eucaristía.
El Dios cristiano revienta las categorías intelectuales. Todo se ha hecho por nosotros y por nuestra salvación. La paradoja del Cristianismo es un desafío a la inteligencia pero al mismo tiempo es un anuncio colosal del amor que venció todas las barreras. San Ignacio de Antioquía y San Irineo de Lion dijeron que si Cristo sufrió fue porque me amó hasta el extremo. Toda la paradoja cristiana se traduce a una declaración de amor.
2. Carta a Diogneto (cap. 8.5-9.6)
En esta carta se conoce esta por el destinatario y no tanto por el autor que permanece desconocido. Se da a conocer que Dios es misericordioso, dando primero a conocer al ser humano su condición de pecador. El grito de misericordia está unido a la realidad del pecado en un doble sentido: primero en reconocer nuestra condición y segundo en darnos cuenta que por nosotros mismo no podíamos salir de esa condición.
3. San Agustín realza la Gracia.
Agustín fue un hombre insaciable por las artes. Fue un retórico, encargado de vender las ideas. Era experto en leyes y en marketing con una gran persuasión. Intenta explicar la existencia del mal por un reflejo terreno de una lucha entre dos dioses: el del bien y el del mal (maniqueísmo). Agustín sale de la secta de los maniqueos porque se da cuenta que están obsesionados por el dinero y el poder. La secta es un negocio falaz.
Tiene un encuentro con San Ambrosio que junto a los sufrimientos de su madre Santa Mónica consiguen su conversión. San Agustín siente que Dios ha tenido paciencia con él. Lo que le hace cambiar es la Gracia de Dios. Esta Gracia le proporciona paciencia y providencia que le convierte de su mala vida.
San Agustín proclama que afirmando a Dios como salvador también se afirma la bondad de todo lo que ha hecho. El Agustín redimido es a la vez el Agustín liberado.
Pelagio, contemporáneo de Agustín, enseña algo que alarma al Santo. Pelagio dice que con entrenamiento y fuerza de voluntad puedes conseguir lo que quieras. Cristo es un ejemplo de que sí se puede hacer todo con entrenamiento. Para Pelagio, el bautismo es un sello de pertenencia y reconocimiento. El bautismo es una declaración extrínseca de algo que se consigue con entrenamiento. San Agustín ve que se niega el poder y el valor de la Gracia. Hay un pesimismo antropológico bien entendido que se debe dar: el hombre por sus propias fuerzas no puede. La Iglesia entra en lucha para defender la Misericordia.
4. Santo Tomás hablando sobre la Ley Nueva.
Para el Santo el lenguaje de la Misericordia es el mismo que el de la Gracia. La Misericordia la define como atributo de Dios que es asimétrico. En I-II ST (al final) estudia la Gracia. Allí habla de la influencia externa de los actos humanos: 1. La perversión de los demonios, 2. La ley y 3. La Gracia (lex nova).
Para el santo la ley no es enemiga ni de la Gracia ni de la Misericordia. La ley es la primera de las expresiones de la Misericordia divina.
La ley carece de la capacidad de mover, es pura declaración. La Ley Nueva trae la moción interior.
La premoción física o la ayuda de la Gracia no está vinculada con el pecado. Cada santo es misericordia divina avanzando. Tomás ensancha el lenguaje de la Misericordia hasta que se confunde con el plan de la Salvación.
5. Modernidad y Postmodernidad.
En la Modernidad la peor plaga es la indiferencia. ¿Cuáles son las raíces del indiferentismo? La exacerbación de la propia conciencia. Otra raíz es el anticristianismo que se gesta en Francia y hace surgir una clase social que no existía. Voltaire y los ilustrados ridiculizan a la Iglesia. El subjetivismo y el racionalismo se van a unir. Se producirá una especie de reencarnación del pelagianismo. La Modernidad se va a caracterizar por un optimismo antropocéntrico racionalista. La sociedad se puede mejorar continuamente pensaban ingenuamente. El racionalismo y el subjetivismo han hecho que se evite la palabra pecado.
Olvidar el lenguaje del anuncio del pecado es hacer inútil el mensaje de la misericordia. El anuncio del año de la Misericordia tendrá calado si va unido a la conciencia de dónde está el bien y a las veces que he faltado de buscarlo y a la grandeza de nuestra propia vocación.
1. Iniciativa divina. Entre Dios y el hombre hay una asimetría: Dios nos rebasa en todos los sentidos. Pero este Dios se nos revela.
* Ideas elevadas de Dios tuvieron los antiguos, por ejemplo las encontramos en Aristóteles. Para él solo es digno de pensarse lo que es divino. El dios de Aristóteles se vuelve a sí mismo. En la Biblia en cambio vemos que el Dios se mezcla con el ser humano (Gen.12).
* Otra diferencia entre el dios filosófico y el teológico es la siguiente: los hallazgo filosóficos son resultado de esfuerzo continuado. En la Biblia vemos que el hombre es encontrado por Dios. En ese primer encuentro se encuentra la noticia. El Dios de la Biblia no necesita del hombre pero quiere estar con él. Hay asombro: ¿Por qué este Dios se abaja hasta ese punto? Por Misericordia.
2. Lento a la ira y rico en piedad.
* La ira es presentada por la Sagrada Escritura como que Dios es un dios celoso. No le hacemos ningún favor a Dios rebajándolo. En el Antiguo Testamento se nos a la santidad y en el Nuevo se nos dice que hemos de ser santos con el Padre Celestial. Dios descarga toda su ira contra aquello que te disminuye. La fuerza de la ira divina hace posible que Él aleje de nosotros nuestros delitos. La revelación de la ira es la capacidad de separar al pecador de su pecado. En el AT se busca la destrucción del pecador, pero ese el comienzo. Hay un camino en el que se distingue la ira que separa al pecador con su pecado. La paciencia de Dios no es la mediocridad o la complicidad. La paciencia es la expresión de su providencia. La sabiduría en acción se llama providencia cuando hablamos de Dios.
* No quiero la muerte del pecador sino que se convierta y viva (Ez.) Este tema del Dios paciente que actúa evitando que el pecador se instale en su pecado nos lleva a lo que el Papa Francisco llama el acompañar. Ser espejos de la providencia de Dios supone el acompañar pero no significa que nos volvamos cómplices. No podemos detener el proceso con el que Dios nos llama hacia Él.
3. El llamado a la violencia.
* A veces para burlarse de la Biblia se tacha a Dios como un ser violento. Hay que ir al contexto del mundo antiguo y podríamos comprobar que antes no existía un estado derecho. El peligro de trasladar nuestras ideas de misericordia al mundo del Antiguo Testamento es grande y es lo que hay que evitar. Imponer nuestras ideas sobre la Biblia es un gran error. Es importante notar en que determinadas circunstancias la única manera de actuar es imponiendo violencia para hacer justicia.
* La misericordia no es solo hacer el bien, sino frenar el mal, que no siempre se consigue con buenas maneras y sonrisas. Sobre este tema se puede profundizar acudiendo al concepto de guerra justa.
4. Qué encontramos en Jesucristo.
* Praxis en Cristo: En Lc. 4, 16 ss. “el Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido…”, en Hech. 10 “pasó haciendo el bien…liberando a los oprimidos del mal”. La compasión no se detiene. Cristo se gasta y desgasta por los pobres y excluidos, por los que no cuentan, por los de la periferia, que dirá el Papa Francisco. La praxis de Jesús beneficia los necesitados de entonces sino a los de todos los tiempos.
* La enseñanza está marcada por la Misericordia. Antiguamente, el conocimiento era para una élite.
* Cristo con sus exorcismos muestra la Misericordia de Dios.
* Cristo también es misericordioso cuando tiene azotar a los mercaderes, cuando llama “raza de víboras”.
* La máxima manifestación de la Misericordia es la Cruz, un rompecabezas para la mente humana. La Cruz acoge a todos. La Cruz enseña porque el Cristo está en fidelidad con el Padre. La Cruz es vital porque dijo Él que atraería a todos hacia él.
Contemplar con los ojos y el corazón de la Virgen María los misterios de Cristo en la oración del Rosario trae victoria a nuestra vida, paz para el alma y crecimiento en la fe.
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“El Senado francés rechazó debatir para este martes 4 de octubre, por improcedente, un reglamento que proponía la Ministra socialista de Familia y Derechos de la Mujer: consistía en una nueva normativa para multar y criminalizar las webs que traten de convencer a una mujer para que no aborte, con castigos de hasta 2 años de prisión y multas de 30.000 euros…”
En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.
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