LECTIO 20160715

LECTURA ESPIRITUAL.

#LectioFrayNelson para la Memoria de San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia

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Curso de Sacramentos II, parte 09 de 13: Vida y espiritualidad del sacerdote

Vida y espiritualidad del sacerdote

Se va a seguir el esquema propuesto por el Papa San Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Pastores dabo vobis. Un esquema aprovechable no solo para sacerdotes sino también para todos los servidores del Evangelio.

La caridad, como centro y principio interior, y las dimensiones de la formación sacerdotal.

El hecho que presente varias dimensiones es una invitación al equilibrio. Hay que evitar enfatizar solo la espiritualidad o solo la ayuda social, misionera o la consejería psicológica. No se trata de absolutizar ninguna de estas dimensiones sino de balancearlas de una manera sana.

Dimensión espiritual:

  1. Una persona espiritual es la que aceptado a Jesucristo como el señor de su vida y por tanto todas las áreas de su vida están sometidas y comparecen ante Jesucristo. Los santos son los más adelantados en esta dimensión.
  2. La persona espiritual tiene la experiencia del poder y la gracia del Espíritu Santo. Tiene conciencia de que Dios es el que obra, pero sin que por eso se caiga en una mediocridad pactada.
  3. La verdadera espiritualidad es siempre sentido de pertenencia a la Iglesia.
  4. La auténtica espiritualidad es una cercanía con la Palabra Divina para evitar que conozco al verdadero Jesucristo.

Dimensión intelectual:

  1. Se trata de tomar en serio el Depósito de la Fe. Lo que tiene primacía no es lo que a mí me llama la atención o mi experiencia subjetiva sino un encuentro con Jesucristo real y su Palabra.
  2. Se debe dar un encuentro inmediato y al mismo tiempo un encuentro mediado con la Palabra de Dios y por lo tanto habrá que acudir humildemente a la Historia para averiguar lo que ya se ha dicho y las respuestas que se han dado a cuestiones y problemas.
  3. Se precisa tener formación  sólida, profunda y fundada sobre las cuestiones más relevantes y candentes de nuestro tiempo y así evitar caer en posturas cómodas e irresponsables. Hay que estar despiertos y al día.

Dimensión humana:

  1. Tiene que ver con el ejercicio armónico de nuestra condición psicosomática. El cuidado del cuerpo es importante y debe tenerse en cuenta, sin caer en la exageración. La armonía entre el cuidado del cuerpo y alma es necesario
  2. También es preciso un cierto equilibrio y armonía en la dimensión social de las relaciones humanas. Hay que evitar los extremos de “corazón duros y resecos” que conduce al distanciamiento y a la amargura y aquellos que son “demasiado humanos”.
  3. Hace falta cultivar las virtudes humanas: justicia, prudencia, fortaleza y templanza. Por ejemplo, hay que evitar imprudencias porque el sacerdote no se es dueño de su figura pública.

Dimensión apostólica:

  1. Significa el cultivo del deseo y las estrategias para transmitir la fe a todo el Pueblo de Dios. El sacerdote debe salir de su comodidad y evangelizar a todo tipo de personas. El celo apostólico debe traspasar fronteras y estratos sociales.
  2. Evitar hacer grupos donde se siente a gusto y limitar la evangelización a solo gente selecta.
  3. El celo por el apostolado solo se sacia en la santidad. La preocupación por las ovejas de Cristo es para que lleguen a su plenitud de la santidad.

Fuentes o entornos donde se vive la espiritualidad sacerdotal:

  1. La fraternidad sacerdotal donde los reconocernos nuestros hermanos  y aprendemos a servirlos como tales hermanos que son.
  2. La formación permanente, sin la cual no cabe la dimensión intelectual y espiritual. Más allá de los títulos se trata de enfatizar la lectura y la perseverancia.
  3. La Comunidad, que hay que cuidar por su relación con lo humano e intelectual.
  4. La Eucaristía es la mayor responsabilidad. Cristo no se reserva nada y ello nos debe cuestionar.

Modos de presencia del sacerdote.

  1. Hermano: San Agustín decía: para vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano. Esto es ser hermano. La gente nos necesita hermanos sin que se nos suba los títulos.
  2. Maestro: el sacerdote debe enseñar y dejar una palabra oportuna que guíe y alimente.
  3. Testigo: la Iglesia necesita recibir del sacerdote la Palabra de Dios como mensaje instantáneo y fresco.
  4. Pastor: el sacerdote está supuesto a guiar y dirigir el rebaño de Dios.

 

Curso de Sacramentos II, parte 08 de 13: Cuestionamientos personales y eclesiales

Cuestionamientos personales y eclesiales

Introducción. Desfiguración del ministerio sacerdotal.

  1. La Iglesia es más que un conjunto de personas. Podemos decir que tiene una naturaleza teándrica y ello se siente de una manera muy especial en el sacramento del Orden.
  2. Se supone que el ministro es el sucesor del apóstol, pero surge la separación a este ideal y ese distanciamiento conlleva la dificultad de reconocer el Evangelio en el ministro o en la comunidad. Cualquier pecado es una desfiguración del ministerio. Hay cuatro de ellos que tienen una caja de resonancia tremenda y sobresalen en este desvirtuar el ministerio del Orden:

La falta de fe en Cristo.- Esta incredulidad hace que uno este más preocupado por sus propios intereses y compensaciones más que los de la comunidad. El ministro se convierte en un funcionario que intenta mantener contento a su jefe.

Egoísmo.-  Se espera la generosidad del ministro consagrado. Cuando se le exige mucho y éste no tiene abundancia de amor entonces se cuestiona la razón de su ordenación. Los ministros egoístas tienden a ver su ministerio como un privilegio, algo que desfigura totalmente el servicio y hace imposible la discusión.

Abuso.– Corromper al inocente es una de los mayores motivos de escándalo.

División.- Es lo contrario a lo que Jesús pedía cuando decía… Que todos sean uno. Como consecuencia de las divisiones internas entre los cristianos, las esferas públicas se han aprovechado para expulsar a la religión. Como consecuencia la Verdad se reduce a la verdad subjetiva o a la verdad científica y el tema de la Ética queda fuera de discusión.

Cuestionamientos referidos a la persona del ministro.

  1. Estos cuestionamientos personales se suceden continuamente: ¿Por qué solo hombres son sacerdotes?; Cuestión del celibato; Cuestión de la pobreza (caso de la herejía de los Fraticelli ,siglo XIV).
  2. Una manera de enjuiciar los condicionamientos personales o doctrinales que suponen un vivir ajenos a la vida de Cristo es alegar que la validez del sacerdocio nunca depende de esos posibles desajustes. Otro modo de verlo y que supone una manera de defenderse la Iglesia nos llevaría al capítulo de los impedimentos (dispensados o no dispensados), es decir, se trata de saber dónde se traza la línea. Como tarea se podría investigar cuáles son los impedimentos y si se pueden o no dispensar. (ver en CDC, en Cap. II De los Ordenandos, Art. 3 De las Irregularidades y otros Impedimentos).
  3. Las licencias son los permisos para celebrar los sacramentos que conceden los obispos a sus sacerdotes. Sirven también como medida de protección que tiene la Iglesia para evitar llegar a juicios canónicos si no se siguen las normas.
  4. Otra manera de protegerse son las penas canónicas en casos extremos. Esta penas pueden llegar a una suspensión a divinis (para siempre).
  5. Sobre por qué el sacerdocio se restringe a los hombres conviene volver a San Juan Pablo II en su Carta Apostólica ?Ordinatio Sacerdotalis. Se dice que Cristo estaba por encima de los condicionamientos culturales y lo prueba el que acepte hombres de todo tipo y condición, o bien que permita que una mujer pecadora pública le abrace, llore y unja sus pies, o que envíe como primer testigo de la Resurrección a una mujer. El grupo es heterogéneo porque Cristo es libre para elegir quien desee, pero sin embargo Él no eligió mujeres y nosotros sus seguidores no estamos capacitados para cambiar esa elección de Jesús.
  6. En el tema del celibato se está de acuerdo que es una norma disciplinaria. Pero se ve (Pablo VI) que los bienes del celibato nos llevan a mantenerlo:
  • Generosidad y disponibilidad del sacerdote célibe,
  • Ayuda para evangelizar con las misiones,
  • Carácter de signo: renuncia por el Reino.

Cuestionamientos eclesiales contemporáneos.

  1. Ministerio petrino. Hay una desfiguración del ministerio con los escándalos de los Papas (siglo X y XVI son ejemplos vergonzosos), pero a pesar de ello Cristo le dio un mandato a Pedro que no murió con el Apóstol. Cristo ha confirmado en la fe a los Papas.
  2. Curias Vaticanas. El pecado puede desfigurar la fe debido a los secreteos, intrigas, escándalos, etc., pero este aspecto de corrupción puede ser contrarrestado con una vida espiritual sólida. Santo Tomás dice que en el sacerdote se aúna el oficio y la persona. Todo puede ser ofrecido incluso las debilidades. El sacerdocio y la ofrenda están unidos no solo en toda vida cristiana sino también en el sacerdocio ministerial.

Curso de Sacramentos II, parte 07 de 13: Liderazgo y poder en la Iglesia, parte 2 de 2

Liderazgo y poder en la Iglesia, parte 2 de 2

¿Cuál es la fuente del liderazgo en la Iglesia? Cristo: es Su manera de amar y vivir la que clarifica cómo se debe ser un líder y tener poder en la Iglesia.

Relación Noticia y Comunidad.

La comunidad (ekklesía) o asamblea convocada se relaciona con el verbo llamar o convocar que a su vez proviene de la palabra voz. Es importante resaltar que todo en la Iglesia surge de una noticia, de una palabra, de un testimonio (Hech. 2).  La noticia es la semilla y la predicación de esa noticia es la que suscita la comunidad.

Así al nacer la Iglesia en Pentecostés encontramos …

  • que el anuncio de Joel se cumple cuando dice que se derramará el Espíritu sobre toda carne.
  • que San Pedro nos explica que es la Resurrección de Cristo la que hace posible la efusión del Espíritu.
  • que se produce un llamamiento al arrepentimiento con el Bautismo.

La primera persona que tiene autoridad dentro la Iglesia, la tiene en cuanto portador-testigo de la Noticia.

Ante esta Noticia (de la Resurrección) caben tres posturas:

  • ¿es una alucinación? pero nadie se deja matar por una alucinación.
  • ¿es un engaño para manipular? pero la manera coherente de vivir y hablar desmiente la idea que sea un engaño.
  • ¿es la gran noticia: el Evangelio? La Noticia nunca se va a separar de los ministros, que la propagan y dan testimonio.

Es importante destacar que la Comunidad Eclesial no surge de la necesidad de salvaguardar un bien. El poder y la autoridad no está en los miembros que constituyen la Comunidad. La Iglesia es sociedad humana por aquellos que la constituyen, pero a diferencia de las otras asociaciones humanas en la Iglesia la voluntad constituyente no está en los miembros (no me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros). El de los apóstoles portadores de la gran Noticia.

La Noticia no es del pasado porque la Eucaristía nos la hace constantemente presente. La Noticia es anticipación de una realidad más allá, el Cielo.

La lista quedará: 1. Apóstoles, 2. Noticia, 3. Eucaristía, 4. Anticipación del futuro, 5. Comunidad.

La estrechísima relación entre las cinco palabras anteriores nos ayuda a entender el Sacramento del Orden. Diremos que el Orden Sacerdotal es …

… la continuación en la historia del testimonio de los apóstoles con todas las implicaciones y consecuencias (la victoria que nos viene de la cruz, la actualización con la Eucaristía y la construcción de una Comunidad llamada a una eternidad).

El Sacramento del Orden no reemplaza los otros dones. Es esencial pero no es lo máximo. Es primero en el orden de la constitución pero no primero en valor. El valor primordial es la donación, es la caridad, es el amor.

¿Qué se espera del sacerdote?

  • Que el sacerdocio sea un regalo del amor de Jesús.
  • Que muestre cómo es el amor y el Evangelio de Jesucristo.
  • Que me conduzca a la Eucaristía, donde desaparece el sacerdote.
  • Que me lleve al Cielo.
  • Que construya Comunidad.

 

Curso de Sacramentos II, parte 06 de 13: Liderazgo y poder en la Iglesia, parte 1 de 2

Liderazgo y poder en la Iglesia, parte 1 de 2

Introducción

La discusión abierta sobre la exclusión de las mujeres del Sacramento del Orden siempre ha suscitado el tema del poder de la Iglesia.

Hay una noción clave en nuestra Iglesia que nos ayuda a entender este tema: la jerarquía. La jerarquía es el poder de lo sagrado. En un intento de luchar contra este término, desde la antigüedad y sobre todo en la actualidad, todo símbolo sagrado, como la vestimenta, se considera como sospechoso de merecer un trato especial. Se tendió incluso, no hace mucho, a excluir los símbolos sagrados o bien se ha llegado a invertir el lenguaje jerárquico.

A veces, se ha intentado inculturar la religión para hacerla más accesible al pueblo, sin embargo los resultados han sido contradictorios. Véase en casos concretos de la tradición religiosa asiática y europea (Taiwán y zonas rurales de España).

¿Cómo hacer una discusión seria al tema del poder? Hay dos errores que hay que evitar: 1) arrogancia: la visión petulante y vanidosa de la jerarquía; mientras que el otro extremo es 2) igualitarismo: la autoridad inculturada.

¿Cómo surge la autoridad y el poder en los grupos humanos?

Hay distintos modos de ejercer la autoridad  y en cada caso depende de alguna circunstancia concreta que es lo que se llama criterio (dinastía, fuerza, saber,…).

Hay dos tipos de saber: exotérico (formal, público y con fuerza de argumentar) y esotérico (oculto e interno). Es importante distinguir la autoridad de los maestros exo y la autoridad de los maestros eso. De notar es la situación política insalvable en el siglo XIV con los Papas de Avignon (galicanismo). Santa Catalina de Siena con su saber místico-profético evitó que el Cisma de Occidente que se inició en 1378 no durase más de 50 años. Santa Catalina, maestra y doctora de la Iglesia, tuvo un poder muy importante que estaba en su saber.

Otro maestro y doctor de la Iglesia fue San Bernardo de Claraval (s. XII); contemporáneo de Bernardo es Pedro Abelardo, prototipo del saber exo argumentativo. Mientras que por lo contrario San Bernardo se fundaba más bien en el saber eso.

Los reyes tienen autoridad por su dinastía, los generales por su fuerza, los maestros por su saber (exo/eso), los amantes por el amor: la autoridad del amante se debe a que el amor tiene muchas dimensiones y poderes; hay líderes carismáticos que saben utilizar gestos con los que se pueden arrastrar multitudes.

El sacerdocio no tiene ninguna de estas autoridades mencionadas anteriormente. El Sacramento del Orden no es oficio de funcionario (maestro, general, reyes, carismáticos,…), sin embargo, sí que debe tener algo de todas estas autoridades:  un buen sacerdote debe y tiene que …

  • presentar resultados,
  • saber ganarse a la gente,
  • tener clara la doctrina,
  • tener algo de místico,
  • aplicar la fuerza en algunos momentos y finalmente,
  • tiene que tener alguna dinastía según el orden de Melquisedec.

 

Curso de Sacramentos II, parte 05 de 13: Evolución del Sacerdocio en la Sagrada Escritura

Evolución del Sacerdocio en la Sagrada Escritura.

1. Rasgos generales de la religiosidad en la Ley de Moisés.

Pedagogía de distinción entre lo sagrado y lo profano.

Aparecen una serie de tabúes (distinción entre lo puro e impuro) que en principio parecen caprichosos, pero que en realidad pretenden poner límites a la curiosidad, al apetito y al orgullo del propio yo (hybris). Los límites educan.

Singularidad de la tribu de Leví.

Única tribu que no tiene tierra.
Tienen ciudades pero no tienen el medio de subsistencia que es la tierra. Los levitas han de ser mantenidos. El sacerdote vive del Señor. Dios sostiene a Israel.

Los levitas son los que explican la ley.
No solo sacrifican sino que sobre todo son maestros que enseñan la ley.

Los levitas tienen grados.
La tribu de Levi son levitas, a los descendientes de Aarón son los sacerdotes, a los que se suman el Sumo sacerdote.

Las fiestas en honor de Yahvé.
Estas festividades son umbrales que nos acercan a Dios. La Pascua es una memoria/anuncio y el Sábado es un grito de libertad que rompe la rueda del producir-consumir-entretenerse.

2. Límites de la religiosidad en el sacerdocio del AT.

  • Ritualismo: honran con los labios, pero el corazón lejos de Dios.
  • Egoísmo de clase: los sacerdotes velan solo por sus intereses.
  • Idolatría: ofrecían sacrificios pero su vida era gobernada por la astrología cayendo en el escepticismo.

3. Relación con el poder (con los reyes y los profetas).

Denuncia donde se ve cómo los sacerdotes se alían con los poderosos. Intento de manipular el sacerdocio para convertirlo en oficio (funcionario). Hay peligro de que el sacerdocio quede subsidiado por el poder. Se cae en la cobardía y en la incoherencia dentro del sacerdocio. El sacerdocio queda marginado y a disposición del poder civil.

4. Relación entre profetas y sacerdotes.

Los profetas denuncian los límites del sacerdocio de su tiempo. Anuncian que tiene que haber un cambio. El conocimiento tiene que tener una ruta diferente y no puede quedarse en la casta sacerdotal. El conocimiento quedará abierto a todos.

5. El Día del Señor.

Los sacerdotes son llamados al arrepentimiento. Tanta corrupción tiene que traer el Día del Señor. Separar sacrificio y sacrificador es la raíz del problema. El sacerdote como funcionario mata toda devoción y llega la mediocridad.

6. Novedad en Cristo y su sacerdocio.

Lo que hace distinto al sacerdote es que él no es distinto de su sacrificio. Lo vemos en Jesucristo. Cuando el sacerdote es un alter Christus entonces se convierte en sacerdote y víctima a la vez. El sacerdote funcionario termina traicionando su vocación porque lo único que busca es sus intereses. Sin embargo, el sacerdote que no se reserva nada, según el NT reúne las siguientes características: pleno, perfecto, único, suficiente e irrepetible. La unión entre sacrificador y sacrificio es lo que hace nuevo el sacerdocio en el NT. Es el Espíritu Santo el que hace que Dios esté a los dos lados del puente (sacerdote).

LA GRACIA del Sábado 16 de Julio de 2016

MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

Que el amor y la devoción a nuestra madre María Santísima, quien conservó la fe verdadera, nos preserve al pueblo de Dios hoy y siempre. Amén.

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Aunque parezca que estás perdiendo el tiempo

De esto hace mucho tiempo. Época en la que todavía todo oficio era un arte y una herencia. El hijo aprendía de su padre, lo que éste había sabido por su abuelo. El trabajo heredado terminaba por dar un apellido a la familia. Existían así los Herrero, los Barrero, la familia de Tejedor, etcétera.

Bueno, en aquella época y en un pueblito perdido en la montaña, pasaba más o menos lo mismo que sucedía en todas las otras poblaciones. Las necesidades de la gente eran satisfechas por las diferentes familias que con sus oficios heredados se preocupaban de solucionar todos los problemas. Cada día, el aguatero con su familia traía desde el río cercano toda el agua que el pueblito necesitaba. El cantero hacía lo mismo con respecto a las piedras y lajas necesarias para la construcción o reparación de las viviendas. El panadero se ocupaba con los suyos de amasar la harina y hornear el pan que se consumiría. Y así pasaba con el carnicero, el zapatero, el relojero. Cada uno se sentía útil y necesario al aportar lo suyo a las necesidades comunes. Nadie se sentía más que los otros, porque todos eran necesarios.

Pero un día algo vino a turbar la tranquila vida de los pobladores de aquella aldea perdida en la montaña. En un amanecer se sintió a lo lejos el clarín del heraldo que hacía de postillón o correo. El retumbo de los cascos de caballo se fue acercando y finalmente se lo vio doblar la calle que daba entrada al pueblito: un caballo sudoroso que fue frenado justo delante de la puerta de la casa del relojero. El heraldo le entregó un grueso sobre que traía noticias de la capital. Toda la gente se mantuvo a la expectativa a la puerta de sus casas a fin de conocer la importante noticia que seguramente se sabría de un momento al otro.

Y así fue efectivamente. Pronto corrió por todo el pueblo la voz de que desde la capital lo llamaban al relojero para que se hiciera cargo de una enorme herencia que un pariente le había legado. Toda la población quedó consternada. El pueblito se quedaría sin relojero. Todos se sintieron turbados frente a la idea de que desde aquel día, algo faltaría al irse quien se ocupaba de atender los relojes con los que podían conocer la hora exacta.Al día siguiente una pesada carreta cargada con todas las pertenencias de la familia, cruzaba lentamente el poblado, alejándose quizás para siempre rumbo a la ciudad capital. En ella se marchaba el relojero con toda su gente: el viejo abuelo y los hijos pequeños. Nadie quedaba en el lugar que pudiera entender de relojes.

La gente se sintió huérfana, y comenzó a mirar ansiosamente y a cada rato el reloj de la torre de la Iglesia. Otro tanto hacía cada uno con su propio reloj de bolsillo. Con el pasar de los días el sentimiento comenzó a cambiar. El relojero se había ido y nada había cambiado. Todo seguía en plena normalidad. El aparato de la torre y los de cada uno seguía rítmicamente funcionando y dando la hora sin contratiempo alguno.

-¡Caramba!- se decía la gente. Nos hemos asustado de gusto. Después de todo, el relojero no era una persona indispensable entre nosotros. Se ha marchado y todo sigue en orden y bien como cuando él estaba aquí. Otra cosa muy distinta hubiera sido sin el panadero. No había porqué preocuparse. Bien se podía vivir sin el ausente.

Y los días fueron pasando, haciéndose meses. De pronto a alguien se le cayó el reloj, y aunque al sacudirlo comenzó a funcionar, desde ese día su manera de señalar la hora ya no era de fiar. Adelantaba o atrasaba sin motivo aparente. Fue inútil sacudirlo o darle cuerda. La cosa no parecía tener solución. De manera que el propietario del aparato decidió guardarlo en su mesita de luz, y bien pronto lo olvidó al ir amontonando sobre él otras cosas que también iban a para al mismo lugar de descanso.

Y lo que le pasó a esta persona, le fue sucediendo más o menos al resto de los pobladores. En pocos años todos los relojes, por una causa o por otra, dejaron de funcionar normalmente, y con ello ya no fueron de fiar. Recién entonces se comenzó a notar la ausencia del relojero. Pero era inútil lamentarlo. Ya no estaba, y esto sucedía desde hacía varios años. Por ello cada uno guardó su reloj en el cajón de la mesa de luz, y poco a poco lo fue olvidando y arrinconando.

Digo mal al decir que todos hacían esto. Porque hubo alguien que obró de una manera extraña. Su reloj también se descompuso. Dejó de marcar la hora correcta, y ya fue poco menos que inútil. Pero esta persona tenía cariño por aquel objeto que recibiera de sus antepasados, y que lo acompañara cada día con sus exigencias de darle cuerda por la noche, y de marcarle el ritmo de las horas durante la jornada. Por ello no lo abandonó al olvido de las cosas inútiles. Cierto: no le servía de gran cosa. Pero lo mismo, cada noche, antes de acostarse cumplía con el rito de sacar el reloj del cajón, para darle fielmente cuerda a fin de que se mantuviera funcionando. Le corregía la hora más o menos intuitivamente recordando las últimas campanadas del reloj de la iglesia. Luego lo volvía a guardar hasta la noche siguiente en que repetía religiosamente el gesto.

Un buen día, la población fue nuevamente sacudida por una noticia. ¡Retornaba el relojero! Se armó un enorme revuelo. Cada uno comenzó a buscar ansiosamente entre sus cosas olvidadas el reloj abandonado por inútil a fin de hacerlo llegar lo antes posible al que podría arreglárselo. En esta búsqueda aparecieron cartas no contestadas, facturas no pagadas, junto al reloj ya medio oxidado.

Fue inútil. Los viejos engranajes tanto tiempo olvidados, estaban trabados por el óxido y el aceite endurecido. Apenas puestos en funcionamiento, comenzaron a descomponerse nuevamente: a uno se le quebraba la cuerda, a otro se le rompía un eje, al de más allá se le partía un engranaje. No había compostura posible para objetos tanto tiempo detenidos. Se habían definitiva e irremediablemente deteriorado.

Solamente uno de los relojes pudo ser reparado con relativa facilidad. El que se había mantenido en funcionamiento aunque no marcara correctamente la hora. La fidelidad de su dueño que cada noche le diera cuerda, había mantenido su maquinaria lubricada y en buen estado. Bastó con enderezarle el eje torcido y colocar sus piezas en la posición debida, y todo volvió a andar como en sus mejores tiempos.

La fidelidad a un cariño había hecho superar la utilidad, y había mantenido la realidad en espera de tiempos mejores. Ello había posibilitado la recuperación.

La oración pertenece a este tipo de realidades. Tiene mucho de herencia, poco de utilidad a corta distancia, necesidad de fidelidad constante, y capacidad de recuperación plena cuando regrese el relojero.