Han transcurrido veinte siglos, y la escena se repite a diario: siguen procesando, flagelando y crucificando al Maestro… Y muchos católicos, con su comportamiento y con sus palabras, continúan gritando: ¿a ése?, ¡yo no le conozco! Desearía ir por todos los lugares, recordando confidencialmente a muchos que Dios es Misericordioso, ¡y que también es muy justo! Por eso ha manifestado claramente: “tampoco Yo reconoceré a los que no me han reconocido ante los hombres”.
Siempre he pensado que la falta de lealtad por respetos humanos es desamor…, y carencia de personalidad.