Catheriniana – 14, Don de la Cruz, parte 1

[Catheriniana es una serie de reflexiones sobre aspectos de la enseñanza de Santa Catalina de Siena. Para sacar mayor provecho de estas conferencias es muy recomendable revisar primero la serie sobre su vida, y después la serie sobre los fundamentos de su doctrina espiritual. Si se quiere acceder a todas las publicaciones de este blog sobre la Santa Doctora, hacer click aquí.]

Tema 14: Experiencia de la Cruz en Santa Catalina

* La cruz no es una realidad externa y abstracta en la vida de Catalina. Su inmensa familia, de la que ella era la hija número 24, nos habla de múltiples necesidades y contingencias domésticas, así como incontables ocasiones de servicio mutuo. Amara significa donarse, dar de sí: este mensaje lo conoció Catalina desde niña en su propio hogar.

* Los embates de la peste en vida de Catalina llevarían pronto este lenguaje a un nivel más profundo: servir signfica posponerse, arriesgarse, esforzarse, y a menudo, sufrir.

* La continua generosidad de Cristo en su ministerio, entregándose sin reservas a los más pobres, es también una lección que no queda desapercibida a sus ojos de verdadera creyente. La Cruz no empezó para Cristo con la traición de Judas sino que fue su compañía permanente.

* La misma Catalina, en cuanto virgen consagrada, se vio a sí misma como “Esposa de Cristo.” ¿Cabe pensar que la esposa no comparta el camino y destino de su esposo? Por algo en el matrimonio se usan las expresiones: “consorte” (que comparte la misma suerte) y también “cónyuge” (que lleva el mismo yugo).

* Catalina conoció la generosidad de alma de grandes santos y penitentes pero también vio hasta dónde corrompen el lujo y la vida fácil. Aunque es cierto que las cosas materiales no son de suyo perversas, el corazón humano fácilmente hace ídolos de las cosas creadas, y por eso es más seguro el despojo de la Cruz.