ALIMENTO 20150917

Alimento del Alma
Jueves 17 de septiembre de 2015

Convento de Santo Domingo, Bogotá, COLOMBIA.
Tel. +57 (1) 249-3385

No. 8614
Cada día tiene su gracia…

 

 

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* Para el JUEVES: Cajón de preguntas y respuestas *

Sobre el capricho de los sacerdotes que parten el pan en la consagración

Fray Nelson: Mi esposo y yo participamos de la Santa Misa diariamente, desde hace varios años. Últimamente, hemos estado en celebraciones con dos Sacerdotes diferentes quienes parten la Hostia cuando están pronunciando las Palabras de la Consagración (…Y tomando el pan lo partió…). Hemos consultado con otros Sacerdotes sobre la implicación del cambio de la fórmula litúrgica, específicamente, preguntamos si se invalída o no la Consagración, por no hacer lo debido, como aparece en Redemptionis Sacramentum. Los consultados nos dicen que no hay ningún problema teológico, pero que no debería hacerse. Y, al contrario, los que lo hacen dicen que incluso les gusta que “suene” en el micrófono cuando se quiebra. Lo anterior, nos ocasiona distracción, dudas y desconfianza en las Eucaristías, donde preciden esos Sacerdotes. ¿Puede usted darnos alguna orientación, y ratificarnos o no sobre la validez de la Consagración cuando se procede de esa manera por parte del Celebrante? Dios le pague por respondernos a esta inquietud. – Piedad Restrepo V.

* * *

La forma del pan que se consagra, o la cantidad, no son factores que validen o invaliden ala consagración. Los únicos factores que considera la Instrucción General del Misal Romano (IGMR, números 319 a 321), que es ley en este tema, es que sea pan de trigo, hecho recientemente, y sin otro levadura ni otro aditamento. Si un sacerdote fracciona la hostia al momento de la consagración no cambia nada de la materia del pan y por lo tanto el acto de consagración es completamente válido, y nadie debe dar espacio a ningún tipo de duda, a menos que hubiera otros factores sin relación con lo que ha sido planteado.

Como por otra parte la misma IGMR indica cuál es el momento propio para fraccionar el pan, a saber, inmediatamente antes de repartirlo (n. 267). El tenor del texto indica sin embargo que no está en juego la validez del sacramento, de modo que el cambio, inluso si es caprichoso y repetido, de la fracción al momento de la consagración, es una desobediencia que no es leve pero tampoco gravísima, y que no afecta la validez de la consagración eucarística.

Fr. Nelson M.
amigos@fraynelson.com

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La Foto de Hoy


Enumera tesoros.

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Santo del Día

San Roberto Belarmino.-

Uno de los más grandes defensores de la Iglesia contra la Reforma protestante, fue Roberto Francisco Rómulo Belarmino.

Roberto nació en 1542 en la ciudad de Montepulciano, en Toscana, de una noble familia venida a menos. Sus padres eran Vicente Belarmino y Cintia Cervi, hermana del Papa Marcelo II.

Desde niño, Roberto dio muestras de una inteligencia superior. Conocía a Virgilio de memoria, escribía buenos versos latinos, tocaba el violín, y así, pronto empezó a desempeñar un brillante papel en las disputas públicas con gran admiración de sus conciudadanos.

Cuando tenía diecisiete años, el rector del colegio de los jesuitas de Montepulciano escribió sobre él en una carta: “Es el mejor de nuestros alumnos y no está lejos del Reino de los Cielos”.

Por ser sobrino de un Pontífice, podía esperar obtener muy altos puestos y a ello aspiraba cuando era joven, pero su madre que era muy piadosa, lo había convencido de que el orgullo y la vanidad son defectos sumamente peligrosos.

Él cuenta en sus memorias: “De pronto, cuando más deseoso estaba de conseguir cargos honoríficos, me vino de repente a la memoria lo muy rápidamente que se pasan los honores de este mundo y la cuenta que todos vamos a tener que darle a Dios. Me propuse entrar de religioso, pero en una comunidad donde no fuera posible ser elegido obispo ni cardenal. Y esa comunidad era la de los padres jesuitas”.

Así lo hizo, aunque le costó la oposición de su padre. El general jesuita hasta le redujo el tiempo de su noviciado y le destinó casi inmediatamente a proseguir los estudios en el Colegio Romano. Fue recibido de jesuita en Roma en 1560. ¡Quién le iba a decir a San Roberto, que Dios lo tenía destinado a ser cardenal!

Al principio, los sermones de Roberto estaban llenos de frases de autores famosos y de adornos literarios, para aparecer como muy sabio y literato.

Pero de pronto un día, lo enviaron a hacer un sermón sin haberle anunciado con anticipación, y él, sin tiempo para prepararse ni leer, se propuso hacer esa predicación únicamente con frases de la Santa Biblia, -la cual prácticamente se sabía de memoria-, y el éxito fue fulminante.

Aquel día consiguió más conversiones con su sencillo sermoncito bíblico, que las que había obtenido antes con todos sus sermones literarios. Desde ese día, cambió totalmente su modo de predicar: de ahora en adelante solamente predicará con argumentos tomados de la Santa Biblia, no buscando aparecer como sabio, sino transformar a los oyentes. Su éxito fue asombroso.

Roberto tuvo que luchar toda la vida contra la mala salud. Al fin de los tres años de filosofía estaba tan débil, que los superiores le enviaron a tomar los aires natales. El joven religioso aprovechó su estancia en Toscana, para instruir a los niños y dar conferencias de retórica y poética latinas.

Un año más tarde, fue trasladado a Mondavi del Piamonte y destinado a dar cursos sobre Cicerón y Demóstenes. Roberto no conocía del griego más que el alfabeto, pero con su obediencia y energía características, preparaba por la noche la lección de gramática griega que debía impartir al día siguiente.

El futuro Cardenal se oponía al castigo corporal de los alumnos y jamás lo empleó. Además de ejercer el magisterio, predicaba con frecuencia, y el pueblo acudía en masa a sus sermones.

Su provincial, el Padre Adorno, que le oyó predicar un día, le envió inmediatamente a la Universidad de Padua para que recibiese cuanto antes la Ordenación Sacerdotal.

Roberto se entregó ahí nuevamente a la predicación y al estudio, pero al poco tiempo, el Padre General, San Francisco de Borja, le envió a Lovaina a proseguir sus estudios y a predicar en la Universidad, para contrarrestar las peligrosas doctrinas que esparcía el canciller Miguel Bayo y otros. En el viaje a Bélgica, tuvo por compañero al inglés Guillermo Allen, que sería también un día, Cardenal.

Belarmino pasó siete años en Lovaina. Sus sermones fueron extraordinariamente populares desde el primer día, a pesar de que predicaba en latín y era de tan corta estatura, que subía en un banquillo para sobresalir en el púlpito a fin de que el auditorio pudiese verle y oírle. Pero sus oyentes decían que su rostro brillaba de una manera extraordinaria y que sus palabras eran inspiradas.

Después de recibir la Ordenación Sacerdotal en Gante en 1570, ocupó una cátedra en la Universidad de Lovaina. Fue el primer jesuita a quien se confirió ese honor. Sus cursos sobre la “Summa” de Santo Tomás, en los que exponía brillantemente la doctrina del Santo Doctor, le proporcionaban la ocasión de refutar las doctrinas de Bayo sobre la gracia, la libertad y la autoridad pontificia.

No cedió a la tentación de las tácticas mundanas frecuentemente utilizadas en las disputas doctrinales: los ataques personales, el cinismo, el desprecio, las exageraciones, los insultos. Ni siquiera mencionaba los nombres de sus adversarios, sino que se limitaba a elucidar los temas controversiales, enseñando la verdad y exponiendo el error.

No obstante el trabajo abrumador que tenía con sus sermones y clases, San Roberto encontró todavía tiempo en Lovaina para aprender el hebreo y estudiar a fondo la Sagrada Escritura y los escritos de los Santos Padres. La gramática hebrea que escribió entonces para ayuda de los estudiantes, llegó a ser muy popular.

Como su salud empezaba a flaquear, los Superiores le llamaron nuevamente a Italia. San Carlos Borromeo trató de que le destinasen a Milán, pero fue nombrado en 1576 para ocupar la nueva cátedra de teología apologética “De controversiis”, es decir, la defensa de la ortodoxia católica en la Universidad Gregoriana, que en ese tiempo se llamaba Colegio Romano. La apologética era, como lo es hoy en día, de gran importancia debido a la cantidad de errores que tienen confundidos al pueblo.

San Roberto trabajó incansablemente en esa cátedra y en la preparación de los cuatro enormes volúmenes de sus “Discusiones sobre los puntos controvertidos”, popularmente conocidos como “Las Controversias”.

San Roberto en estos libros explica la posición católica ante los errores de los protestantes, luteranos, evangélicos, anglicanos, y otros. Éstos, por su parte, habían sacado una serie de libros contra los católicos, y San Roberto produjo las mejores respuestas. El éxito fue rotundo, teniendo 30 ediciones en 20 años.

Los sacerdotes y catequistas de todas las naciones encontraban en ellos los argumentos que necesitaban para la sana enseñanza. San Francisco de Sales utilizaba mucho estos libros de San Roberto.

Tres siglos más tarde, el competente historiador Hefele, calificaba esa obra como “la más completa defensa del catolicismo que se ha publicado hasta nuestros días”.

San Roberto conocía tan a fondo la Biblia, los Santos Padres y los escritos de los herejes, que muchos de sus adversarios no podían creer que sus “Controversias” fuesen la obra de un solo escritor y sostenían que su nombre era el anagrama de un conjunto de sabios jesuitas.

Las “Controversias” de San Roberto aparecieron en el momento más oportuno, pues los principales reformadores acababan de publicar una serie de volúmenes en los que se proponían demostrar, que desde el punto de vista histórico, el protestantismo era el verdadero representante de la Iglesia de los Apóstoles.

Como esos volúmenes habían sido publicados en Magdeburgo y cada tomo correspondía a un siglo, la colección recibió el nombre de “Las Centurias de Magdeburgo”. Baronio refutó dicha obra desde el punto de vista histórico y Belarmino desde el dogmático.

El éxito de las “Controversias” fue instantáneo: clérigos y laicos, católicos y protestantes leyeron ávidamente los volúmenes. En Londres la obra fue prohibida. Sin embargo, un librero declaró: “Este jesuita me ha hecho ganar más dinero que todos los otros teólogos juntos”.

Uno de los más famosos jefes protestantes exclamó al leer uno de sus libros: “Con escritores como éste, estamos perdidos. No hay como responderle”.

En 1589, San Roberto tuvo que interrumpir algún tiempo sus estudios, para acompañar al cardenal Cayetano en una embajada diplomática a Francia, desgarrada entonces por la guerra entre Enrique de Navarra y la Liga.

La embajada no produjo ningún resultado, pero sus miembros vivieron la experiencia de ocho meses de sitio en París, donde, según San Roberto Belarmino, “no hicieron nada pero sufrieron mucho”.

Al contrario del Cardenal Cayetano, quien favorecía a los españoles, San Roberto apoyaba abiertamente la idea de pactar con Enrique de Navarra, con tal de que se convirtiese al catolicismo. Pero el Papa Sixto V murió por entonces, poco después del fin del sitio, y los embajadores fueron llamados de nuevo a Roma.

Un tiempo más tarde, San Roberto dirigió una comisión a la que el Papa Clemente VIII encargó preparar la publicación de una edición revisada de la Biblia Vulgata.

Ya en la época de Sixto V se había preparado una edición bajo la supervisión del Pontífice, pero la falta de conocimiento de los exégetas y el temor de modificar demasiado el texto corriente, la habían convertido en un trabajo inútil.

La nueva versión, que recibió el “imprimatur” de Clemente VIII, precedida de un prefacio de San Roberto Belarmino, es el texto latino que se usa actualmente.

San Roberto vivía entonces en el Colegio Romano. Como Director espiritual de la casa, había estado en estrecho contacto con San Luis Gonzaga, a quien atendió en su lecho de muerte. El futuro Cardenal profesaba tanto cariño al santo joven, que pidió ser enterrado a sus pies, “pues fue en una época, mi hijo espiritual”.

Por entonces empezó para San Roberto la carrera de los honores. En 1592 fue nombrado Rector del Colegio Romano y en 1594, Provincial de Nápoles.

Tres años más tarde, volvió a Roma a trabajar como teólogo de Clemente VIII. Por expreso deseo del Pontífice, escribió sus dos célebres Catecismos para gente sencilla. Su famoso “Catecismo Resumido” fue traducido a 55 idiomas y ha tenido mas de 300 ediciones, éxito superado sólo por la Santa Biblia y La Imitación de Cristo.

Luego, redactó el Catecismo Explicado, el cual llegó a las manos de sacerdotes y catequistas en todos los países del mundo. Durante su vida logró ver veinte ediciones seguidas de sus preciosos catecismos.

Dios tiene sus caminos. San Roberto entró en los Jesuitas, porque éstos tenían un reglamento que prohibía aceptar cargos en la jerarquía. Sin embargo, por obediencia al Sumo Pontífice, muy en contra de sus deseos personales, llegó a ser el único Obispo y Cardenal de los jesuitas en ese tiempo.

En 1598, Belarmino fue elevado al Cardenalato por Clemente VIII, “en premio de su ciencia inigualable”. El Santo no abandonó su austeridad. Se alimentaba, como los pobres, de pan y ajo y ni siquiera en invierno había fuego en su casa.

En cierta ocasión pagó el rescate de un soldado que había desertado, y regalaba a los pobres los tapices de sus departamentos, diciendo: “Las paredes no tienen frío”.

En 1602, fue inesperadamente nombrado Arzobispo de Capua. Cuatro días después de su consagración, partió de Roma a su sede. Aunque fue admirable en todo, tal vez donde más se distinguía, era en el ejercicio de las funciones pastorales en su inmensa Diócesis.

Haciendo a un lado los libros, aquel hombre de estudios, que no tenía ninguna experiencia pastoral, se dedicó a evangelizar a su pueblo con el celo de un joven misionero y a aplicar las reformas decretadas por el Concilio de Trento.

Predicaba continuamente, visitaba su Diócesis, exhortaba al clero, instruía a los niños, socorría a los necesitados y se ganó el cariño de todos sus hijos.

San Roberto no pudo permanecer más que tres años en Capua, ya que el recién elegido Papa Paulo V, le insistió en que volviese a la Ciudad Eterna. San Roberto renunció a su Diócesis, y a partir de entonces, como encargado de la Biblioteca Vaticana y como miembro de casi todas las Congregaciones, desempeñó un papel muy importante en todos los asuntos de la Santa Sede.

Cuando Venecia abrogó arbitrariamente los derechos de la Iglesia y fue castigada con el entredicho, San Roberto fue el gran paladín pontificio en la discusión con el famoso servita veneciano, Fray Pablo Sarpi.

Otro adversario todavía más importante, fue Jaime I de Inglaterra. El Cardenal Belarmino había reprendido a su amigo, el Arcipreste Blackwell, por haber prestado el juramento de fidelidad a dicho monarca, ya que en él se negaban los derechos temporales del Papa.

El rey Jaime, que se consideraba como un controversista, intervino en la contienda con dos libros en defensa del juramento, a los que respondió el cardenal Belarmino.

En su primera respuesta, San Roberto empleó el tono ligeramente humorístico que manejaba tan bien. En cambio, en el segundo tratado, respondió en forma seria y aplastante a cada una de las objeciones de su adversario.

Aunque defendió abierta y lealmente la supremacía pontificia en lo espiritual, las opiniones de Belarmino sobre la autoridad temporal no agradaban a los extremistas de ninguno de los dos campos.

Como sostenía que la jurisdicción del Papa sobre los reyes era sólo indirecta, perdió el favor de Sixto V, y como sostuvo contra el jurista escocés Barclay, que la monarquía no era una institución de derecho divino, su libro “De potestate Papae” fue quemado públicamente en el parlamento de París.

En la elección del nuevo Sumo Pontífice, el Cardenal Belarmino obtuvo 14 votos, la mitad de los votantes. Quizá no lo eligieron por ser Jesuita, los cuales tenían muchos enemigos. Él rezaba muy fervorosamente a Dios para que lo librara de semejante cargo.

San Roberto era amigo de Galileo Galilei, a quien dedicó uno de sus libros. En 1616, se le confió la misión de amonestar al gran astrónomo. Pero en su amonestación, que Galileo tomó muy bien, se limitó a rogarle que propusiese simplemente como hipótesis las teorías que no estaban todavía probadas. Galileo, sin renunciar a sus investigaciones, habría ganado mucho si se hubiese atenido a ese consejo.

Sería imposible mencionar aquí todas las actividades de San Roberto en sus últimos años. Siguió escribiendo hasta el fin, pero ya no obras de controversia. Terminó un comentario de los Salmos y escribió cinco libros espirituales, el último de los cuales se titulaba “Arte de morir”.

Poco antes de morir escribió en su testamento, que lo poco que tenía se repartiera entre los pobres. Lo que dejó no alcanzó sino para costear los gastos del entierro.

Pidió que sus funerales fueran de noche, para que no hubiera tanta gente y se hicieran sin solemnidad. Pero a pesar de que se le obedeció haciéndole los funerales de noche, el gentío fue inmenso y todos estaban convencidos de que estaban asistiendo al entierro de un Santo.

Cuando su vida tocaba a su fin, San Roberto obtuvo permiso de retirarse al Noviciado de San Andrés, Roma, donde murió a los setenta y siete años, el 17 de diciembre de 1621. Precisamente en esa fecha se celebraba la fiesta de los estigmas de San Francisco de Asís, que se había introducido a petición suya.

El proceso de beatificación, que comenzó casi inmediatamente, se prolongó por tres siglos. Después, en un solo año, en el de 1930, San Roberto obtuvo del Papa Pío XI ser beatificado y canonizado Santo. Fue declarado Doctor de la Iglesia en 1931.

“San Roberto Belarmino, ruega por nosotros, para que con todo el corazón imitemos tu celo por conocer y dar a conocer la verdadera doctrina y salvar almas”.

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Cumpleaños

Patricia Susemihl.- Arlington, USA

Misael Muñoz Pereira.- Coronado, Costa Rica

Claudia Dangond.-

Gerardo Bulla.- California, USA

Vicky Dangond.- Bogotá, Colombia

Daniél Andrés Quiñonez Lerma.- Bogotá, Colombia – Hijito de mi alma, hoy más que otros días quiero unirme a las bendiciones diarias que el Señor te prodiga, que siempre abras tú corazón para que él Señor habite en tí y obre en tí las maravillas que tiene dispuestas para tú vida. Con todo el amor de toda tú familia.

[Añade otro cumpleaños]

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Bautismos
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Aniversario de Ordenación Sacerdotal
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Aniversario de Matrimonio
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Grupos, Comunidades, Congregaciones…
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Evangelización Viva para hoy y los próximos días

[Añade otro evento de evangelización: Son bienvenidas fechas futuras, por ejemplo si deseas dar a conocer algún congreso, concierto, retiro, o similares]

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Otras fechas importantes para ti
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Fallecieron en un día como hoy…

Odilia Collado.- Yauco-Puerto Rico, Puerto Rico – Hoy se cumplen ocho años de estar disfrutando de la presencia del Señor. Siempre te tenemos presente en nuestras oraciones.Sé que algún día nos volveremos a encontrar para disfrutar de ese cielo prometido, por toda la eternidad. Bendición, mami. Tu hija, mayda.

Candido Barreto.- Guayana, Venezuela – Señor dale el descanso y eterno y brille para él la luz perpetua… Descanse en Paz. Asi sea.

[Añade el nombre de personas fallecidas por las que quieres que oremos]

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Enlace recomendado para este día

Hay una calumnia que considera que ser fiel a la Iglesia es ser adversario del Papa

Una muy oportuna denuncia del Cardenal Müller. Entérate. Haz click AQUÍ.

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Un poco de Humor…

Rara aritmética

– ¿Cuál es el apellido que tiene más A?
– OCHOA.

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Palabra de Dios
para alimentar tu día


Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 24, Jueves


Lecturas de la S. Biblia

Temas de las lecturas: Cuídate tú y cuida la enseñanza; así te salvarás a ti y a los que te escuchan * Grandes son las obras del Señor. * Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor

Textos para este día:

1 Timoteo 4,12-16:

Querido hermano: Nadie te desprecie por ser joven; sé tú un modelo para los fieles, en el hablar y en la conducta, en el amor, la fe y la honradez. Mientras llego, preocúpate de la lectura pública, de animar y enseñar. No descuides el don que posees, que se te concedió por indicación de una profecía con la imposición de manos de los presbíteros. Preocúpate de esas cosas y dedícate a ellas, para que todos vean cómo adelantas. Cuídate tú y cuida la enseñanza; sé constante; si lo haces, te salvarás a ti y a los que te escuchan.

Salmo 110:

Justicia y verdad son las obras de sus manos, / todos sus preceptos merecen confianza: / son estables para siempre jamás, / se han de cumplir con verdad y rectitud. R.

Envió la redención a su pueblo, / ratificó para siempre su alianza, / su nombre es sagrado y temible. R.

Primicia de la sabiduría es el temor del Señor, / tienen buen juicio los que lo practican; / la alabanza del Señor dura por siempre. R.

Lucas 7,36-50:

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: “Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.” Jesús tomó la palabra y le dijo: “Simón, tengo algo que decirte.” El respondió: “Dímelo, maestro.” Jesús le dijo: “Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?” Simón contestó: “Supongo que aquel a quien le perdonó más.” Jesús le dijo: “Has juzgado rectamente.”

Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.” Y a ella le dijo: “Tus pecados están perdonados.” Los demás convidados empezaron a decir entre sí: “¿Quién es esté, que hasta perdona pecados?” Pero Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz.”

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Homilías para escuchar

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Más…

1

1999/09/16 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
“Ama más al que más se le ha perdonado”.

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2

2009/09/17 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Cristo separa lo malo que tenemos de nosotros mismos, ayudandonos a descubrir lo que no somos y lo bueno que hay en nosotros.

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3

2013/09/19 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La predicación tiene que mantener y acrecentar el apetito de todo hombre hacia la verdad.

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4

2015/09/17 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Secuencia de la vida cristiana: arrepentimiento, confianza, recibir perdón, expresar gratitud, abrirse a la alabanza, querer compartir la maravilla del amor recibido

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Más información sobre este día aquí

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Homilía para leer

Temas de las lecturas: Cuídate tú y cuida la enseñanza; así te salvarás a ti y a los que te escuchan * Grandes son las obras del Señor. * Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor

1. Vela por ti y por tu enseñanza

1.1 En las palabras que Pablo dice hoy a Timoteo se resume lo que podríamos llamar la “disciplina” propia de la vida sacerdotal. La traducción en esta misma página reza así: “Cuida de tu conducta y de tu enseñanza”. Juan Pablo II, en el ejercicio de instruir e iluminar a las jóvenes vocaciones al ministerio ordenado, dice así en algunos apartes de los números 24 y 25 de su Carta “Pastores Dabo Vobis”. Nos habla el Papa.

1.2 Existe una relación íntima entre la vida espiritual del presbítero y el ejercicio de su ministerio… “Conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor”. Esta es la invitación, la exhortación que la Iglesia hace al presbítero en el rito de la ordenación, cuando se le entrega las ofrendas del pueblo santo para el sacrificio eucarístico. El “misterio”, cuyo dispensador es el presbítero (cf. 1 Cor. 4, 1), es, en definitiva, Jesucristo mismo, que en el Espíritu Santo es fuente de santidad y llamada a la santificación. El misterio requiere ser vivido por el presbítero. Por esto exige gran vigilancia y viva conciencia. Y así, el rito de la ordenación antepone a esas palabras la recomendación: “Considera lo que realizas”. Ya exhortaba Pablo al obispo Timoteo: “No descuides el carisma que hay en ti” (1 Tim. 4, 14; cf. 2 Tim. 1, 6).

1.3 La relación entre la vida espiritual y el ejercicio del ministerio sacerdotal puede encontrar su explicación también a partir de la caridad pastoral otorgada por el sacramento del Orden. El ministerio del sacerdote, precisamente porque es una participación del ministerio salvífico de Jesucristo Cabeza y Pastor, expresa y revive su caridad pastoral, que es a la vez fuente y espíritu de su servicio y del don de sí mismo. En su realidad objetiva el ministerio sacerdotal es “amoris officium”, según la ya citada expresión de San Agustín. Precisamente esta realidad objetiva es el fundamento y la llamada para un ethos correspondiente, que es el vivir el amor, como dice el mismo San Agustín: “Sea oficio del amor pastorear la grey del Señor” (In Iohannis Evangelium Tractatus 123, 5).

2. Ministro de Jesucristo

2.1 Es esencial, para una vida espiritual que se desarrolla a través del ejercicio del ministerio, que el sacerdote renueve continuamente y profundice cada vez más la conciencia de ser ministro de Jesucristo, en virtud de la consagración sacramental y de la configuración con El, Cabeza y Pastor de la Iglesia.

2.2 Esa conciencia no sólo corresponde a la verdadera naturaleza de la misión que el sacerdote desarrolla en favor de la Iglesia y de la humanidad, sino que influye también en la vida espiritual del sacerdote que cumple esa misión. En efecto, el sacerdote es escogido por Cristo no como una “cosa”, sino como una “persona”. No es un instrumento inerte y pasivo, sino un “instrumento vivo”, como dice el Concilio, precisamente al hablar de la obligación de tender a la perfección (Presbyterorum Ordinis, 12).

2.3 En este sentido, en el ejercicio del ministerio está profundamente comprometida la persona consciente, libre y responsable del sacerdote. Su relación con Jesucristo, asegurada por la consagración y configuración del sacramento del Orden, instaura y exige en el sacerdote una posterior relación que procede de la intención, es decir, de la voluntad consciente y libre de hacer, mediante los gestos ministeriales, lo que quiere hacer la Iglesia. Semejante relación tiende, por su propia naturaleza, a hacerse lo más profunda posible, implicando la mente, los sentimientos, la vida, o sea, una serie de “disposiciones” morales y espirituales correspondientes a los gestos ministeriales que el sacerdote realiza.

2.4 No hay duda de que el ejercicio del ministerio sacerdotal, especialmente la celebración de los Sacramentos, recibe su eficacia salvífica de la acción misma de Jesucristo, hecha presente en los Sacramentos. Pero por un designio divino, que quiere resaltar la absoluta gratuidad de la salvación, haciendo del hombre un “salvado” a la vez que un “salvador” -siempre y sólo con Jesucristo-, la eficacia del ejercicio del ministerio está condicionada también por la mayor o menor acogida y participación humana. En particular, la mayor o menor santidad del ministro influye realmente en el anuncio de la Palabra, en la celebración de los Sacramentos y en la dirección de la comunidad en la caridad.

2.5 La conciencia de ser ministro de Jesucristo Cabeza y Pastor lleva consigo también la conciencia agradecida y gozosa de una gracia singular recibida de Jesucristo: la gracia de haber sido escogido gratuitamente por el Señor como “instrumento vivo” de la obra de salvación. Esta elección demuestra el amor de Jesucristo al sacerdote.

2.6 Precisamente este amor, más que cualquier otro amor, exige correspondencia. Después de su resurrección Jesús hace a Pedro una pregunta fundamental sobre el amor: “Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?”. Y a la respuesta de Pedro sigue la entrega de la misión: “Apacienta mis corderos” (Jn. 21, 15). Jesús pregunta a Pedro si lo ama, antes de entregarle su grey. Pero es, en realidad, el amor libre y precedente de Jesús mismo el que origina su pregunta al apóstol y la entrega de “sus” ovejas. Y así, todo gesto ministerial, a la vez que lleva a amar y servir a la Iglesia, ayuda a madurar cada vez más en el amor y en el servicio a Jesucristo Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia; en un amor que se configura siempre como respuesta al amor precedente, libre y gratuito, de Dios en Cristo. A su vez, el crecimiento del amor a Jesucristo determina el crecimiento del amor a la Iglesia: “Somos vuestros pastores (pascimus vobis), con vosotros somos apacentados (pascimur vobiscum). El Señor nos de la fuerza de amaros hasta el punto de poder morir real o afectivamente por vosotros” (San Agustín).

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Video recomendado para este dia!

1. La teología es la expresión de una fe madura, adulta y consciente. Todo bautizado tiene el derecho y el deber de formarse en la fe, según sus posibilidades personales y su estado de vida.

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  • Los textos del SANTO DEL DÍA son responsabilidad y cortesía de Aciprensa o de la Archidiócesis de Madrid. Ten en cuenta, sin embargo, que la celebración litúrgica de un santo o santa en particular depende de factores locales, del tiempo litúrgico, de si cae en domingo, y algunos otros. Los breves esquemas que ofrecemos son sólo para edificación espiritual. Los demás textos no bíblicos son responsabilidad de sus autores o si no se indica, de Fray Nelson Medina, O.P. Estos pueden ser divulgados declarando la fuente. Tus aportes en oración, tiempo, servicios, ideas o dinero son siempre bienvenidos. Puedes visitar nuestra página de ayuda.
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