¿Pero no te haces cargo de que es tonto sorprenderse de que haya espinas entre las rosas?
Me basta tener delante de mí un Crucifijo, para no atreverme a hablar de mis sufrimientos… Y no me importa añadir que he sufrido mucho, siempre con alegría.
¿No te comprenden?… El era la Verdad y la Luz, pero tampoco los suyos le comprendieron. -Como tantas veces te he hecho considerar, acuérdate de las palabras del Señor: “no es el discípulo más que el Maestro”