#RutaSacerdotal

Doce recomendaciones especialmente para mis hermanos en el sacerdocio, como saludo de Navidad.

  1. Hay demasiado poca diferencia entre un sacerdote sin adoración a Cristo y un opaco funcionario de lo sagrado.
  2. Hermano sacerdote: Cristo se pone en tus manos; si no estás tú en las manos de Cristo, lo tratarás como una cosa.
  3. La única manera de evitar un extremo sin caer en el contrario es tener el centro en Jesucristo.
  4. El primer don en la vida del sacerdote es el mismo de la vida cristiana: FE para saberse amado, escogido y enviado.
  5. El instrumento primero del sacerdote es su manera de amar en Cristo y desde Cristo; si ahí empieza bien, lo demás sigue.
  6. La única definición de amor que es realmente útil al sacerdote es esta: Amar es buscar el verdadero bien del otro.
  7. No se puede amar como Cristo sin Cristo; y no se puede estar con Cristo sin darle tiempo que sea completamente suyo.
  8. Después de un corazón colmado del amor a Cristo y desde Cristo, lo que más requiere el sacerdote es doctrina sana.
  9. ¿Te ha concedido Dios fe robusta, caridad ardiente y sana doctrina? Sólo la humildad sabe cómo custodiar semejantes tesoros.
  10. No se crea humilde quien no tiene obediencia, ya sea porque a nadie obedece o porque siempre escoge a quién obedecer.
  11. Fe que se abre al amor divino; amor que se abre a la necesidad del prójimo; doctrina que se abre a la fe de la Iglesia.
  12. Humildad que se abre a la sana desconfianza de sí; obediencia que se abre confiada al querer de Dios; y hambre de Cielo.

Primero publicado en mi cuenta de Twitter.