Doce recomendaciones especialmente para mis hermanos en el sacerdocio, como saludo de Navidad.
- Hay demasiado poca diferencia entre un sacerdote sin adoración a Cristo y un opaco funcionario de lo sagrado.
- Hermano sacerdote: Cristo se pone en tus manos; si no estás tú en las manos de Cristo, lo tratarás como una cosa.
- La única manera de evitar un extremo sin caer en el contrario es tener el centro en Jesucristo.
- El primer don en la vida del sacerdote es el mismo de la vida cristiana: FE para saberse amado, escogido y enviado.
- El instrumento primero del sacerdote es su manera de amar en Cristo y desde Cristo; si ahí empieza bien, lo demás sigue.
- La única definición de amor que es realmente útil al sacerdote es esta: Amar es buscar el verdadero bien del otro.
- No se puede amar como Cristo sin Cristo; y no se puede estar con Cristo sin darle tiempo que sea completamente suyo.
- Después de un corazón colmado del amor a Cristo y desde Cristo, lo que más requiere el sacerdote es doctrina sana.
- ¿Te ha concedido Dios fe robusta, caridad ardiente y sana doctrina? Sólo la humildad sabe cómo custodiar semejantes tesoros.
- No se crea humilde quien no tiene obediencia, ya sea porque a nadie obedece o porque siempre escoge a quién obedecer.
- Fe que se abre al amor divino; amor que se abre a la necesidad del prójimo; doctrina que se abre a la fe de la Iglesia.
- Humildad que se abre a la sana desconfianza de sí; obediencia que se abre confiada al querer de Dios; y hambre de Cielo.
Primero publicado en mi cuenta de Twitter.