[Predicación en la Parroquia de la Inmaculada Concepción en San Luis Potosí, México.]
Parte 2 de 2: Realidades humanas de la Iglesia
II. PROPÓSITO DE CRISTO CON LA IGLESIA
* ¿Jesús porque no escoge algo mejor?
Porque así nos daba esperanza a todos los demás: a pesar de las tantas imperfecciones, Él no nos echa, sino nos educa para que así nuestros corazones ardan con la Palabra. Jesús es claro en la denuncia de nuestras imperfecciones, pero después del regaño, con cariño, humildad y paciencia nos explica las escrituras para que como los discípulos, pueda arder nuestro corazón con fuego.
Porque muchas veces la gente buena, la que no encuentra de que convertirse siempre esta en una actitud mezquina de darle a Dios el mínimo y que Dios me agradezca: Jesús hubiera podido llamar gente aparentemente mas perfecta, pero muchas veces las personas que consideramos mas perfectas, son simplemente las personas que saben esconder mejor sus pecados. Los pecados que son más visibles y públicos, son pecados más fáciles de reconocer y en esa medida, es más fácil que la persona entre por el camino del arrepentimiento. En cambio lo más difícil en la iglesia es lo que se ha llamado “la conversión de los buenos”. Ellos no saben de qué convertirse, nunca ayudan porque creen ya haber hecho mucho; en cambio las personas que todo el mundo despreciaba, al convertirse son los que mas trabajan.
* El que tiene la experiencia de conversión, lo que siente es mas apetito y hambre de Dios, más ganas de servicio y evangelización.
* “Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella”, es decir que Cristo no solo quería reflejar él, la bondad y el poder de Dios, sino que cada uno de nosotros se convirtiera en reflejo de ese mismo amor. De aquí sacamos tres consecuencias:
(1) No se puede amar a Cristo sin amar a la Iglesia.
(2) Cristo es la cabeza y el cuerpo es la Iglesia; no se puede lastimar el Cuerpo de Cristo sin ofender a Cristo.
(3) Cristo es el esposo y la Iglesia es la esposa; si se habla mal de la Iglesia, Cristo, como su esposo, se ofenderá.
Todo el propósito de la misión de Jesús se resume con estas palabras de San Juan “Reunir a los hijos de Dios dispersos”, refiriendose a la pasión del Señor; murió Cristo para reunir a los hijos de Dios dispersos para que hubiera un solo rebaño. El no quiere una colección de ovejas sino un rebaño. Cristo quiere que haya una Iglesia sobre la piedra de la fe de Pedro .
III. CÓMO PODEMOS AYUDAR EN LOS MOMENTOS DIFICILES DE LA IGLESIA
* ¿Qué debemos hacer nosotros frente a las evidentes imperfecciones de la Iglesia para así poder amarla mas?
Debemos orar, no solamente para que los sacerdotes no se equivoquen, sino para que tengan el vigor y el poder del Espíritu y así tener humildad y arrepentimiento de su pecado. Que se encargue la justicia civil o penal en lo que tiene que ver con este mundo y que se encargue la Iglesia en lo que tiene que ver con su oficio, nuestro deber es la oración.
No vamos a ocultar el pecado de los sacerdotes, pero tampoco lo vamos a estar repitiendo ni agrandando.
Debemos prevenir estas imperfecciones y la mejor prevención, es la sana amistad con los sacerdotes, en especial la amistad con las familias porque los sacerdotes así como los laicos, cometen los peores errores cuando sienten que la soledad los agobia.