Secretos para la perseverancia en el bien obrar

Discurres… bien, fríamente: ¡cuántos motivos para abandonar la tarea! -Y alguno, al parecer, capital. Veo, sin duda, que tienes razones. -Pero no tienes razón.

“Se me ha pasado el entusiasmo”, me has escrito. -Tú no has de trabajar por entusiasmo, sino por Amor: con conciencia del deber, que es abnegación.

Inconmovible: así has de ser. -Si hacen vacilar tu perseverancia las miserias ajenas o las propias, formo un triste concepto de tu ideal. Decídete de una vez para siempre.

Ausencia, aislamiento: pruebas para la perseverancia. -Santa Misa, oración, sacramentos, sacrificios: ¡comunión de los santos!: armas para vencer en la prueba.

¿Que cuál es el secreto de la perseverancia? El Amor. -Enamórate, y no “le” dejarás.

Más pensamientos de San Josemaría.

¡Tengo tantas deudas con tantos!

La bondad y agradecimiento de muchas personas hace que con alguna frecuencia uno escuche palabras de elogio y gratitud. Es bueno, de tiempo en tiempo, recordar cuánto le debo a tantos que de diversos modos…

  • Mi deuda con Dios, el Señor, es infinita: Él es Aquel que me ha creado, dado la vida, regalado la fe, concedido participación de su gracia y su Espíritu: es Fuente única y perfecta de todo bien.
  • Y después de Dios, uno y trino, la Santa Virgen María, inspiración, auxilio, maestra e intercesora de todo fiel cristiano. ¡Cuánto te debo María, especialmente en tu advocación de Chiquinquirá!
  • Gracias, Santo Domingo de Guzmán, por recibirme en tu familia espiritual, y por ser inspiración continua en cada área de mi vida!
  • Mi deuda con mis padres y mi familia toda es inmensa: por los testimonios recibidos; los consejos sabios; la paciencia al educarme y formarme; y sobre todo: por haber sido mis primeros evangelizadores.
  • Vivo agradecido con mi Colegio Santo Tomás de Aquino que en conjunto me dio herramientas para la vida y que fue el lugar donde preferencialmente creció la semilla de la fe a través de la preparación y celebración de los sacramentos de la eucaristía, la confesión y la confirmación. era yo estudiante de secundaria cuando Dios tocó mi alma llamándome al sacerdocio.
  • Doy gracias a tantos amigos y amigas en la universidad, el barrio, los grupos de oración. Mi fe ha conocido momentos duros pero no me he sentido solo como creyente. Nunca.
  • Doy gracias a mis formadores en la Orden Dominicana, y a tantos otros frailes que me han guiado, corregido y enseñado. Destaco a dos de mis maestros: Pastor Prada y Faustino Corchuelo; a dos que yo llamo promotores vocacionales: Ernesto Mora y Francisco Pardo; y a una larga lista de profesores entre los que destaco a Germán Correa
    y José de Jesús Sedano.
  • ¿Cómo no mencionar a los dos santos que, después de los hombres y mujeres de la Biblia, más me han inspirado y educado? Son ellos Santo Tomás de Aquino y santa Catalina de Siena.
  • Finalmente, en esta brevísima reseña de agradecimientos, publico un gigantesco GRACIAS a todos y cada uno de los que oran por mí, y por los demás sacerdotes. ¡Dios ha de saber cómo pagarles!

Cómo corregir a los hijos

La educación no es empeñarse en que nuestros hijos sean como Einstein, o como ese genio de las finanzas, o como aquella princesa que sale en las revistas. Tampoco es el destino de los chicos llegar a ser lo que nosotros fuimos incapaces de alcanzar, ni hacer esa espléndida carrera que tanto nos gusta… a nosotros. No. Son ellos mismos.

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Laudes & Vísperas para la semana del 28 de Septiembre al 4 de Octubre de 2014

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Domingo 28 de Septiembre: XXVI del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Lunes 29: Fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Martes 30: Memoria de San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia

Miércoles 1 de Octubre: Memoria de Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia

Jueves 2: Memoria de los Santos Ángeles Custodios

Viernes 3

Sábado 4: Memoria de San Francisco de Asís, diácono

Solidaridad propia de la familia en cuanto familia

246 La subjetividad social de las familias, tanto individualmente como asociadas, se expresa también con manifestaciones de solidaridad y ayuda mutua, no sólo entre las mismas familias, sino también mediante diversas formas de participación en la vida social y política. Se trata de la consecuencia de la realidad familiar fundada en el amor: naciendo del amor y creciendo en él, la solidaridad pertenece a la familia como elemento constitutivo y estructural.

Es una solidaridad que puede asumir el rostro del servicio y de la atención a cuantos viven en la pobreza y en la indigencia, a los huérfanos, a los minusválidos, a los enfermos, a los ancianos, a quien está de luto, a cuantos viven en la confusión, en la soledad o en el abandono; una solidaridad que se abre a la acogida, a la tutela o a la adopción; que sabe hacerse voz ante las instituciones de cualquier situación de carencia, para que intervengan según sus finalidades específicas.

247 Las familias, lejos de ser sólo objeto de la acción política, pueden y deben ser sujeto de esta actividad, movilizándose para « procurar que las leyes y las instituciones del Estado no sólo no ofendan, sino que sostengan y defiendan positivamente los derechos y deberes de la familia. En este sentido, las familias deben crecer en la conciencia de ser “protagonistas” de la llamada “política familiar” y asumir la responsabilidad de transformar la sociedad ».559 Con este fin, se ha de reforzar el asociacionismo familiar: « Las familias tienen el derecho de formar asociaciones con otras familias e instituciones, con el fin de cumplir la tarea familiar de manera apropiada y eficaz, así como defender los derechos, fomentar el bien y representar los intereses de la familia. En el orden económico, social, jurídico y cultural, las familias y las asociaciones familiares deben ver reconocido su propio papel en la planificación y el desarrollo de programas que afectan a la vida familiar ».560

NOTAS para esta sección

559Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 44: AAS 74 (1982) 136; cf. Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 9, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 13.

560Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 8 a-b, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, pp. 12-13.

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