¿Le duelen a Dios nuestros pecados?

¿Dios siente tristeza y/o dolor cuando le somos infieles? Cómo justificar la respuesta bíblica y teológicamente? – Gracias. D.M.

* * *

Es una pregunta más difícil de lo que parece. Si uno responde que sí, entonces parece que Dios depende para su plena felicidad de nuestra respuesta, y en este sentido no sería plenamente feliz en sí mismo, ni sería infinito. Si uno responde que no, entonces es difícil de entender de qué modo nos ama o desea nuestro bien.

La clave está en ver que en la raíz del dolor está siempre un amor. El dolor es un modo particular de reaccionar cuando hay algo que perturba aquello que amamos. Y lo que hace “particular” ese modo de reacción es una combinación de tres cosas: nuestra ignorancia, nuestra impotencia y nuestra condición temporal. Como no sabemos qué sigue después de un episodio de dolor; y como no podemos hacer todo lo que quisiéramos al respecto; y como estamos sujetos al ritmo de los acontecimientos para aumentar nuestro conocimiento o nuestras posibilidades de acción, por eso experimentamos dolor. Si esos tres factores no estuvieran, no lo tendríamos, aunque seguiríamos teniendo amor por aquello y por aquellos que amamos.

Exactamente eso es lo que sucede en el caso de Dios: su amor no tiene nuestras limitaciones, de modo que, propiamente hablando, no hay dolor alguno en Dios, pero sí está la misma raíz que en nosotros hace que haya dolor.

Eso explica también por qué la Sagrada Escritura presenta a veces a Dios “indignado” u “ofendido.” A través de ese lenguaje, claramente antropomórfico, la Palabra Divina quiere acercarnos al amor que es propio permanente en Dios.